Fuerza Nacional de Brasil, a contener crisis de presidios | El Nuevo Siglo
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Martes, 10 de Enero de 2017
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El gobierno brasileño desplegó 200 efectivos de la Fuerza Nacional para intensificar la seguridad en los estados norteños de Amazonas y Roraima, donde un centenar de internos fueron brutalmente asesinados en varios presidios la semana pasada. 

Los primeros agentes de esta unidad especial -compuesta por militares, civiles, bomberos y expertos en seguridad- llegaron en la madrugada a Manaos, escenario de la segunda mayor matanza registrada en una cárcel brasileña. 

Una venganza entre facciones dejó 56 cadáveres en el complejo penitenciario Anisio Jobim (Compaj) entre el 1 y el 2 de enero, así como otros cuatro muertos en otro recinto del mismo complejo.  

Cuatro días después, el horror se repitió en una cárcel de Boa Vista, capital de Roraima, donde murieron 33 presos.

Según el Ministerio de Justicia, 100 efectivos fueron enviados a este estado fronterizo con Venezuela, el mismo número que se desplazó al estratégico enclave de Amazonas.

El gobierno respondió en total a las solicitudes de siete estados del norte y el oeste del país, a través del envío de equipamientos y con la transferencia de detenidos peligrosos a prisiones federales.

Aunque el ministro de Justicia, Alexandre de Moraes, afirmó el lunes que la Fuerza Nacional "no podrá sustituir a la policía penitenciaria".

La misión de los refuerzos será mejorar la seguridad en los alrededores de las prisiones, así como colaborar en la búsqueda de los presos que huyeron de la cárcel de Manaos durante el motín.

De acuerdo a las últimas cifras oficiales, todavía siguen forajidos 114 de los 184 reclusos que lograron escapar.   

Creada en 2004 por un decreto del expresidente Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010), la Fuerza Nacional se activa en caso de catástrofe o durante grandes eventos, como ocurrió en el Mundial de Fútbol en 2014 o los Juegos de Rio de 2016.

Este viernes, el secretario de Justicia del estado de Roraima, Uziel Castro, lamentó que el gobierno federal no hubiera respondido antes a las solicitudes de las autoridades locales para recibir apoyo tras una rebelión de octubre, cuando diez presos fueron asesinados en la misma cárcel.

La situación tampoco es mejor en Amazonas. Después de la masacre de Manaos, casi 300 presos fueron transferidos a una prisión del centro de la ciudad que fue reabierta de urgencia después de tres meses clausurada por razones sanitarias. 

El domingo, no obstante, cuatro internos fueron asesinados en esta cárcel, tres de ellos decapitados.