Contrastes políticos y ecuatoriales (I) | El Nuevo Siglo
Lunes, 8 de Enero de 2018

“Deuda acumulada con el Pacífico debe ser tema de campaña”

Es mucho lo que a diario se escribe sobre la importancia que tiene el Océano Pacifico para el mundo. Solo desde el punto de vista económico, ahora los intercambios comerciales que se hacen por allí son más del doble de los que se realizan por el Atlántico.

Todas las proyecciones de crecimiento económico hechas para el año que cursa  muestran que las economías asiáticas serán las de mayor vigor económico. Sólo para China se habla de una cifra superior al 6 por ciento; eso triplica lo proyectado para toda Europa e incluso es dos veces superior a la que se vaticina para Estados Unidos, a pesar del sorprendente crecimiento que ha mostrado en el último año.    

Estos datos los mantienen en su radar comercial casi todos los gobiernos de nuestro continente, pero todo indica, que no es así en el caso nuestro.

Aquí hemos mantenido, desde siempre, a todo nuestro litoral Pacífico en un olvido que debería escandalizarnos. La totalidad del territorio entre la cordillera occidental y las costas de Nariño, Cauca, Valle y Chocó siempre han estado abandonadas, se concentra allí la mayor cantidad de gente viviendo en la pobreza; muchos en situaciones solo comparables a las que soportan los pobres del continente africano.

Tuve la oportunidad de visitar recientemente  Ecuador donde percibí la importancia que se le da en ese país hermano, a su única costa, a pesar de la permanente emulación que hay entre Quito y Guayaquil.

Tienen claro que no pueden darse el lujo de descuidar esta zona de su territorio, por ser la única vía que tienen para contactarse con el mundo.

Me sorprendió gratamente el desarrollo de Guayaquil; su infraestructura vial y en general urbana, es extraordinaria. Supera incluso a la que tienen casi todas nuestras ciudades.  

No hay un solo grafiti en ninguna de sus paredes, ni basuras en las calles; hay muchos y buenos parques además de muy buena dotación para sus colegios públicos.

Se nota que es una ciudad que ha gozado de buenos alcaldes en los últimos años, como todos me confirmaron cuando hicimos preguntas sobre su progreso.

En los alrededores de Guayaquil, sobre todo en Salinas y Playas, notamos que además de estar conectados por estupendas autopistas de doble calzada, se nota también la atención gubernamental. Allí se adelantan importantes inversiones para sus puertos y proyectan la construcción de un enorme aeropuerto internacional que comenzará el año entrante beneficiándolos a todos.

Visitando la zona fue inevitable comparar lo visto con lo que tenemos hoy en Buenaventura o Tumaco, donde no hay siquiera coberturas adecuadas de agua potable ni de alcantarillado, como tampoco buenos colegios ni hospitales, viviendo sus ciudadanos casi desconectados del resto del país por falta de carreteras y aeropuertos. Los carteles de la droga son ahora sus verdaderos dueños.

Ojalá la deuda acumulada con nuestro Pacífico sea tema de la próxima campaña presidencial; es urgente corregir tantos errores y beneficiar no sólo a esa olvidada población, sino a nuestra maltrecha economía.