CONCENTRADO en la lucha contra la pandemia del covid-19, mantener el crecimiento económico y desde la presidencia del Consejo Europeo hallar un punto de encuentro con Rusia para desactivar la crisis por Ucrania, el mandatario francés no ha oficializado su candidatura a la reelección, pero es el claro favorito para manejar el Elíseo.
“Todo tiene su momento” expresó el joven mandatario este miércoles desde Kiev, a donde llegó tras entrevistarse por cinco horas con su homólogo ruso, Vladimir Putin, a quien planteó una “hoja de ruta” viable para desactivar la crisis en la frontera, basada en una revisión a la seguridad europea bajo el formato de “Normandía”, cuarteo del que hacen parte con Alemania y Ucrania.
Y aunque el primer encuentro del mismo, al día siguiente, evidenció los desacuerdos, así como las líneas rojas de la coyuntura, se acordó mantener el diálogo para llegar a una misma interpretación de los acuerdos de paz de Minsk firmados en 2015, que tienen como fin acabar el conflicto en Ucrania, que ha dejado ya más de 13.000 muertos en ocho años, según la ONU.
Macron destinó la agenda de la semana que culmina a encabezar la ofensiva diplomática europea para bajar la alta tensión con el Kremlin y, así tras los mencionados encuentros sostuvo otro con el canciller alemán Olaf Scholz y habló telefónicamente con el presidente norteamericano Joe Biden. Sin duda, el presidente galo, a sus 44 años, se erige como un indiscutible líder europeo, camino que empezó a recorrer años atrás de la mano de la conservadora Ángela Merkel, cuando ésta fungía como la canciller de Alemania.
Embarcado en esa difícil misión internacional, así como en la política sanitaria para frenar el coronavirus que ha impactado gravemente su país, ha aplazado el anuncio de su candidatura a la reelección, la que se da por descontado tanto por la ventaja que desde meses atrás reportan las encuestas frente a siete rivales, como por los positivos balances de gestión, entre ellos la económica, cuyo principal indicador es el crecimiento del PIB, que el año pasado fue de 7%, uno de los más altos de la región.
Al responder sobre su candidatura a los periodistas que lo acompañaron durante su miniperiplo por Moscú, Kiev y Berlín, Macron dijo que "Tendremos que pensarlo en algún momento…Hay tensiones suficientemente fuertes y no se debe actuar de manera intempestiva", sin aclarar si las mismas eran a nivel doméstico.
Pero más allá de ello se da por descontado no sólo su participación en la carrera de doble vuelta por la presidencia de Francia, sino su triunfo.
También se da por seguro que la elección presidencial será con poca relevancia de la izquierda, que ha tenido una fragmentación con cuatro candidatos; con un inédito e impensable duelo en la extrema derecha por la irrupción de un outsider (Éric Zemmour), el desplome de los socialistas y un fuerte renacimiento conservador (la derecha tradicional) con su candidata Valerie Pécresse.
- Le puede interesar:Refuerzan la frontera de Colombia y Panamá
Superado el nivel de firmas
El presidente Macron cuenta desde semanas atrás ya con los avales suficientes para formalizar su candidatura y, de hecho, fue el primero en conseguirlo y el único que los tiene por el momento.
Para aspirar a la Presidencia, la legislación gala establece como criba que un candidato recabe al menos 500 firmas procedentes de al menos 30 departamentos. Además, estos avales deben estar repartidos, ya que no se pueden concentrar en un único departamento más del 10 por ciento de los apoyos.
El Consejo Constitucional confirmó hace una semana (febrero 2) que Macron acumulaba el respaldo de 529 cargos, después de que en el anterior y único balance hasta la fecha -difundido ocho días antes-, figurase con 105. Técnicamente, solo resta que el presidente desvele lo que ya todos dan por seguro: que quiere un segundo mandato.
El sistema de avales favorece a los candidatos con partidos más implantados, como por ejemplo la derechista Valérie Pécresse, de Los Republicanos, que tiene ya 324. La socialista Anne Hidalgo figura en tercera posición, con 266, a pesar del escaso nivel de apoyo que le conceden las encuestas de intención de voto.
Entre la líder del ultraderechista Frente Nacional, Marine Le Pen, tiene por ahora 35 avales, por detrás incluso del periodista Zemmour, que acumula 58, y del diputado Jean-Luc Mélenchon, candidato de la Francia Insumisa y apoyado por un centenar de cargos electos.
Los franceses están llamados a las urnas el próximo 10 de abril, en una primera votación que se repetirá dos semanas después, el 24 de abril, ya solo con los dos candidatos más votados. Macron figura como favorito para pasar a esta segunda ronda, donde se enfrentaría, en principio, con Pécresse o Le Pen.
Todas las encuestas y desde finales del año anterior, indican que Macron parte ‘a priori’ como favorito en la carrera por el palacio del Elíseo. Lo que ha variado en dichas mediciones es el segundo lugar, porque meses atrás allí se ubicaba Marine Le Pen, que cursa su tercer intento por el poder, pero ha sido desplazada por la conservadora Pécresse.
La más reciente encuesta, la realizada por Ipsos-Sopra Steria para 'Le Parisien'/'Aujourd'hui' y Franceinfo señala que si bien Macron tuvo una ligera caída frente a la medición anterior se mantiene, y de lejos, en el primer lugar.
Así el fundador del centrista y novel partido La República en Marcha, obtendría en la primera jornada de abril un 24% de votos, frente al 16.5% que lograría la conservadora Valérie Pécresse, mientras que por el tercer lugar se da un coco a codo entre los dos candidatos de la extrema derecha, Le Pen y Zemmour que cosecharían un 14%.
En cualquier caso, en caso de una segunda vuelta, Macron se impondría con claridad a cualquiera de los demás candidatos, según el último estudio elaborado por Ipsos-Sopra Steria y publicado este sábado por 'Le Parisien'/'Aujourd'hui' y Franceinfo.
Más atrás quedan los candidatos de la izquierda, con un Jean-Luc Mélenchon (La Francia Insumisa) con un 9% de apoyo, el ecologista Yannick Jadot (8%) y Christiane Taubira (4%). La candidata socialista, Anne Hidalgo, se estanca en el 3% junto con Fabien Roussel.
El mismo sondeo indica que en la segunda vuelta, Macron se impondría a Pécresse con un 53% por ciento de votos, dos puntos menos que lo que registró la medición de enero, los que gana la conservadora (47%).
Esta medición desvirtuaría el difícil panorama que algunos analistas como el veterano sociólogo y exconcejal de Marsella daban a Macron en la segunda ronda, quienes consideran que si Pécresse es la rival, al mandatario “le costará mucho más atraer a un electorado más amplio, por lo que tendrá que ser mucho más consensual”.
La medición de Ipsos también devela que si fuera Le Pen la retadora de Macron en la cita de fin de abril, el actual presidente se impondría por 57 a 43% y si fuera Zemmour, su ventaja sería aún más clara: 61%-39%.
Como están las cosas, la vuelta definitiva del 24 de abril se dará entre Macron y Pécresse, lo que no sólo abrirá un interesante debate en temas clave como inflación seguridad y migración, sino un duelo muy atractivo para el electorado: un hombre y una mujer de orígenes sociales y culturales similares y sin muchas diferencias entre ellos. De allí, que la personalidad jugará un papel decisivo.
Pécresse, exministra durante la presidencia del conservador Nicolas Sarkozy (2007-2012), ha hecho de la crítica al gobierno del "menosprecio" de Macron una piedra angular de su campaña, prometiendo "reparar y unir el país" en su lugar.
Esa promesa de aire fresco podría tener eco entre los votantes ansiosos por una vuelta a la normalidad tras dos años de covid, incluidos los moderados de centro izquierda consternados por la desintegración del otrora gobernante Partido Socialista.
Pero Macron, quien concita el mayoritario respaldo de las personas mayores, también lograría en esa cita de final de abril el apoyo de los izquierdistas. Inclusive uno de sus líderes, Jean-Luc Mélenchon, dijo que votaría por el conocido como "presidente de los ricos" en el balotaje, al igual que dos tercios de socialistas y verdes.
De ganar, como todo parece indicarlo, Macron se convertirá en el primer presidente en renovar su mandato desde el conservador Jacques Chirac (1995-2007). Sarkozy no logró su reelección al perder en 2012 frente al socialista François Hollande, quien renunció a su vez a repostularse cinco años después.