Ambalema, turístico | El Nuevo Siglo
Martes, 27 de Febrero de 2018

Mucho se ha hablado de hacer del Tolima un destino turístico nacional e internacional como fuente importante de recursos y de generación de empleo; reto que además de requerir de una actitud amable, cortés, generosa, educada, de buenas maneras, y de la voluntad y disposición de servicio de toda la comunidad, exige creatividad, iniciativa e inversión por parte de emprendedores comprometidos con la causa;  además, de disponer de la infraestructura pública y privada, que permita ofrecer todas las comodidades a los visitantes.
"Turista satisfecho trae más turistas."
Así las cosas, hay municipios dignos de apoyar por sus merecimientos tanto del pasado como del presente. Es el caso de Ambalema, fundada en 1627 en el sitio donde se encontraba la Encomienda del mismo nombre, de propiedad de Tomás de Bocanegra. 
De condiciones geográficas y geológicas, que a lo largo de la historia han propiciado que se encuentre vinculado al sector primario de la economía, principalmente de la industria agrícola, fundamento y razón de su patrimonio cultural, económico y social; pasando de la industria tabacalera en la época de la Colonia, y después a la cañaducera, a la arrocera y la algodonera.
Cada una de tales etapas con múltiples realizaciones, pasajes, anécdotas y experiencias que bien vale la pena recordar.
Su antigua Iglesia, de arquitectura colonial y la nueva de estilo moderno, donde todos los 13 de diciembre se reúne una gran cantidad de peregrinos que llegan a pagar sus promesas en el Santuario de Santa Lucía patrona de la vista
De otro lado, la Casa Inglesa y la Casa de la Moneda, recuerdo de su otrora  importancia como puerto sobre el rio  Magdalena, además declarado en 1980 Monumento Histórico Nacional.
Sus atardeceres, su apacible ambiente, el clima y la brisa fresca a orillas del rio; el paseo en lancha hasta la desembocadura del río Recio, o en ferry para pasar al municipio de Beltrán en Cundinamarca, a la otra orilla.
Un excelente hotel y algunos restaurantes para degustar el viudo de pescado y las exquisitas viandas de las cuales daban buena cuenta "las ambalemunas" hace algunos años en Ibagué.
El parque principal rodeado de bares y negocios de comidas rápidas; la jovialidad de su alta clase social y la familiaridad y atención de sus gentes en general, hacen de este un agradable destino.
Sin embargo, algunos de sus atractivos  se han ido deteriorando con los años, por falta de mantenimiento, como igualmente sucede con las carreteras para llegar allí, tanto la que se inicia en el desvío un poco antes de Venadillo, como  la que conduce a Cambao. Las dos en pésimo estado.
A pesar de lo cual sus habitantes, muchas veces sin eco ante la Alcaldía y la Gobernación, hacen lo que está a su alcance por atraer visitantes y  mantener la importancia de su pueblo.
Es el caso de la brillante iniciativa de haber creado la Fundación "Amigos de Ambalema Viva" (Ambaviva), y su disposición a trabajar por este patrimonio turístico y cultural del Tolima. 
Su reciente inversión en el Malecón y la plazoleta de comidas allí establecida es digna de visitar.
Lástima del estado de las dos carreteras, pero sólo se necesita de la voluntad política porque la de sus habitantes ya existe y de sobra.