Deforestación, 'dragón' contra el que batalla Caquetá | El Nuevo Siglo
Foto cortesía Visión Amazonía
Domingo, 25 de Febrero de 2018
Cindy Johana Serrano
Después de luchar más de 50 años contra el conflicto, ahora esta región y el país  plantan cara al desafío ambiental más grande del momento.

_____________________

Tan exótica como olvidada, el Caquetá pareciese que quedó congelada, como si desde el inicio del conflicto hasta hoy no hubiese avanzado nada. Durante  50 años lo único que se “cultivó” fue la violencia y el olvido, todo lo que nunca debió germinar de aquella tierra tan próspera y que dejó en el tintero varios temas claves, como los de protección al medio ambiente,  que son  de interés nacional e internacional.

La problemática más grande que vive Caquetá tiene nombre: deforestación. Este es un monstruo que pisa duro y deja a su paso una profunda huella, cada vez más difícil de borrar, pues a pesar de los titánicos esfuerzos de decenas de organizaciones públicas y privadas, aún queda muchísimo trabajo por hacer.

Ganadería extensiva: un dolor de cabeza

Para algunos pobladores de la región la ganadería es la única actividad que “da plata”, siendo esta “filosofía” un tremendo problema para la zona amazónica por dos principales razones. La primera: se deja atrás la posibilidad de potencializar el cultivo y comercialización otros productos únicos de la región, como el Asaí y el Arazá –ambos de una tremenda carga medicinal-.

La segunda, debida la obsesión y la necesidad de tener más y más ganado en los terrenos, se queman y talan los bosques a diestra y siniestra, adentrándose cada vez más en el corazón frágil de la selva y, por tanto, invadiendo el hábitat de especies salvajes como los guepardos y las serpientes. Prácticamente estos animales se encuentran acorralados por el hombre.

Lo terrible y preocupante es que esta expansión masiva e indiscriminada deja más lejos la posibilidad de restaurar la biodiversidad de los ecosistemas amazónicos así como reforestar los bosques y evitar la caza de estas especies nativas.

amazonas

Infraestructura, otra gran barrera

Resulta casi imposible detectar la totalidad de los incendios que se provocan en las entrañas de la Amazonía (son más de 39 millones de hectáreas), por lo que en primera instancia, es profundamente difícil detectar los autores de éstos, así como los de las talas.

Adicionalmente, las denuncias que si llegan a autoridades como el Ejército Nacional, Corpoamazonía y las administraciones locales son una tarea de nunca acabar, pues el pie de fuerza no da abasto para apagar los incendios. Y la situación se torna en “misión imposible” ante la escasez de agua que registra el departamento por la época de sequía.

Sin embargo, la gran barrera que tienen estas y otras entidades que quieren darle cara a esta problemática es la infraestructura. Como se lo explicó el General de la IV Brigada, el General Parra a EL NUEVO SIGLO: “Uno puede enviar a un grupo de soldados a que atienda la situación, ¿pero cómo hago para que ellos lleguen hasta allá? No hay lugar para que aterrice un helicóptero. No hay forma de que mis hombres puedan atender esas zonas tan alejadas. Es casi imposible”.

En materia judicial

La legislación colombiana en cuanto a la protección del Medio Ambiente está “un poco biche”, pues la norma existente se queda corta frente al papel y la responsabilidad que tiene Colombia ante el Cambio Climático.

Y si bien hay un grupo de fiscales y jueces disponibles para atender los asuntos ambientales de esa zona, aún son muy pocos para resolver todos los expedientes judiciales que son denunciados por los habitantes y demás entidades del estado.

Una cuestión de mentalidad

Según el reporte más reciente del Ideam, la deforestación creció 44%, una cifra que se infló por los coletazos que recibió por el desarme de las Farc, tal como ha sucedido en todos los procesos de paz en el mundo. Sin embargo, José Yunis, Director de Visión Amazonía -entidad encargada de combatir la problemática en la Amazonía- explicó que si bien ellos habían previsto que la desmovilización de los guerrilleros sería un atenuante, la base del problema sigue siendo la mentalidad de los habitantes.

¿Entonces, después de todo lo expuesto anteriormente, debe Colombia abandonar la lucha contra la deforestación y el deterioro ambiental?

Pues si bien las cifras no son del todo alentadoras, las voces como la Yunis, el general Parra y el director de Corpoamazonía en Caquetá, Mario Ángel Barón, no sólo se alzan para hacer un llamado en código rojo a toda la nación, sino también, para reportar que todos sus esfuerzos se han redoblado para bajar las estadísticas y mostrar la nueva cara del departamento.

Adicionalmente, cabe resaltar que no están solos, pues varias personas y empresas se han sumado para apoyar los programas de trasformación productiva, crear negocios verdes o potencializar el ecoturismo tal como lo hacen un bogotano y un chileno que, a la fecha, recorren toda la Amazonía para proponerle a la gente un nuevo estilo de vida, uno muy diferente al de los últimos siglos y, demostrarles que a la selva no hay que domarla, sino protegerla hasta el final.