Mejor un café | El Nuevo Siglo
Jueves, 1 de Marzo de 2018

INICIA marzo en un ambiente global agitado por violencia política, guerras por odios, masacres, migrantes, refugiados y más pobreza.

En Colombia, el panorama no es fatalista, pero sí es incierto.

Mientras el mundo asiste a la pesadilla diaria de miles de muertos en Siria y un clima envenado en medio oriente, desplazados que llegan a la eurozona tras desafiar las aguas del mar mediterráneo; Colombia no aparenta ser el mejor vividero por estos tiempos.

La agitada jornada electoral que llevará a las urnas el próximo 11 de marzo para elegir senadores y representantes clientelistas, corruptos y colmados de mermelada, o al contrario, dar paso a una clase política renovada y decente, copa atención de los medios.

En tanto hay sensibilidad por lo que ocurre con refugiados en eurozona y las victimas en Siria, ingreso de venezolanos a Colombia y las medidas de restricción por parte de Colombia, otros asuntos copan la impaciencia de  ciudadanos.

El desempleo nacional sigue siendo el principal dolor de cabeza para millones.

Los bajos sueldos y salarios para profesionales y obreros también mortifican.

Los unos porque no encuentran trabajo en esta nación de todos.

Los otros porque aunque tienen empleo, reciben un pago muy inferior frente al costo de la canasta familiar y el valor de sus profesiones.

Ha habido empleos, pero de baja calidad y bajo ingreso.

A los maestros se les remunera muy por debajo en colegios privados a pesar de que cada año suben matriculas y pensiones.

A los meseros en restaurantes, cafeterías y bares los sostienen básicamente las propinas.

Los obreros de construcción ganan lo justo para pagar arriendo y mercar. Ni cinco para ahorrar.

Los empacadores en supermercados se sostienen también con bonificaciones.

Hay jóvenes estudiantes de bachillerato y universidad que reciben entre 300 y 500 mil pesos mensuales, sin seguridad social ni primas ni vacaciones remuneradas.

En centros comerciales un vendedor de calzado puede ganarse mil pesos por unidad vendida. Puede obtener 10 o 15 mil pesos diarios o salir sin lo del bus.

A su vez, el salario estimado de un profesional recién egresado de la universidad o con varios años en vacancia oscila entre 1.2 y 1.5 millones de pesos en el mejor de los casos. Hay compañías que incluso ofrecen 900 mil pesos para un universitario que dedicó 5 a 6 años de preparación e invirtió alrededor de 100 millones de pesos en su formación.

A un periodista con cierta experiencia, en promedio, le pagan 2 millones de pesos mensuales, aunque hay medios de comunicación que dan menos, e incluso, prefieren practicantes cada semestre para no asumir costos. No les dan ni tinto.

Es la calidad del empleo que tenemos para ser productivos y competitivos.

Mejor irse a coger café al campo donde se recibe un buen jornal, buen trato, se tiene la ‘lata’ diaria y la dormida.

No en vano venezolanos que llegan al país se están vinculando a faenas del cafetal.

Mejor un café que estar desempleado.