Resurrección de la justicia | El Nuevo Siglo
Viernes, 23 de Febrero de 2018

El país se conmovió y escandalizó cuando apareció el “cartel de la toga”, lo repudió y consideró que debían adoptarse medidas extremas para impedir que la justicia se fuera a pique. Los colombianos de bien respaldaron a los magistrados honestos que aún quedaban, a esos que se impusieron la tarea de recuperar el sector.

Pero aún quedan funcionarios de la rama que quisieron y quieren escapar a la justicia, salirse con las suyas y violar todas las normas para ocultar o “legalizar” sus fechorías.

Malos, Ricaurtes, Bustos, Morenos, Preteles y demás, entronizaron el delito que, desde luego fue aprovechado por los contradictores de la justicia para avivar el fuego contra ella. Muchos políticos populistas y corruptos se bañaron con agua de rosas para esconder sus crímenes. Un delito oculta otro más grande. En esto, como en el negocio de los narcos, el decomiso de una tonelada de droga, garantiza el ingreso de un cargamento mayor. 

Por fortuna las Cortes recuperan su trabajo y credibilidad. Se han impuesto tareas difíciles pero certeras que muestran avances significativos.

Es el caso que hoy ocupa a medios, opinión pública y autoridades: el de los falsos testigos. Izquierda y derecha se enfrentaron con sendas acusaciones. Investigaciones, lentas acciones judiciales y la acostumbrada dilación abogadil, demoraron un fallo. Fueron muchas las triquiñuelas que salieron a escena. La influencia y las falsas noticias acompañaron a los abogados que defendían a acusados y acusadores. Tremendo lío, porque era muy difícil, que un David pudiera derrotar a Goliat.

Ahora Goliat pasa al banquillo para responder por el delito que quiso endilgar a su acusado. Hay pruebas contundentes, pese a que quisieron alterarlas. Existen grabaciones telefónicas, de esas que llaman “chuzadas”, con los acostumbrados improperios que se utilizan en ciertos guetos. Total: los tales testigos falsos no existieron. Mucho se dice del acusador. Que es experto en inculpar, en desprestigiar y minimizar a sus adversarios, que tiene enjambres de defensores y fanáticos que ciegamente lo acompañan y saturan las redes sociales con apoyos, engañosos o tramposos.

El fallo de la Corte sale al proscenio con los falsos testigos y habrá quienes busquen aprovecharlo políticamente. La trillada palabreja “persecución”, hace parte del guión y se incluye en el libreto, para crear una víctima o un mártir de un Estado acosador. 

Los colombianos tenemos que aprender a respetar la justicia. Dura es la ley, pero es la ley. Tenemos la obligación de someternos a ella y respetarla. Nadie está exento de una acusación. Si la justicia actúa, debemos respetar el veredicto.

Muchas son las cosas que nos ponen a pensar: chuzadas, falsos positivos, AIS, yidis, fundelibertad, tasmania, el aro, corrupción, Reficar, etc.

El acusador cuenta con todas las garantías para asumir responsabilidades, antes de aprovechar el caso políticamente. Necesitamos elecciones limpias, sin víctimas ni mártires.

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gabrielortiz10@hotmail.com