EL VESTUARIO siempre ha sido un tema importante en un mundo laboral, ya que cuando alguien comienza a trabajar su closet se transforma, dejando en el olvido las prendas más relajadas para llenarlo de pantalones de un solo tono, camisas blancas, trajes o conjuntos que marquen la diferencia entre la adolescencia y la adultez. Sin embargo, la tendencia de los últimos años y el auge de las startups lideradas por jóvenes, han cambiado este paradigma.
Tras esta transformación, la consultora DNA Human Capital realizó un completo escaneo de la forma de vestir de los ejecutivos de Latinoamérica. Fueron 4.530 encuestados de cinco países: Colombia, Argentina, Brasil, Perú y Chile. ¿Cuál fue el resultado? Colombia lidera los rangos medios de los resultados, es decir, es el país con una mayor cantidad de ejecutivos que respeta el dress code casual con un 36% y también se encuentra entre los más tradicionales con un 10% de ejecutivos que prefieren la ropa formal.
Para explicar esto, Alejandro Arévalo, Executive Manager de DNA Human Capital, señala que existen dos dimensiones que determinan el tema de la vestimenta en las empresas: el sector económico/empresarial y el factor generacional. “Hay sectores que siguen exigiendo una vestimenta formal como Banca, Servicios Financieros y Consultoría, pero hay una tendencia a mudar a una más informal/casual elegante debido a la transformación cultural, que apunta a un contexto más joven y que muchas veces a través de la ‘vestimenta’ quiere dar una señal de empresa más ‘horizontal’”.
En este sentido, los sectores más tradicionales en cuanto al vestuario son: bancario, fondos de inversión, abogados y consultoría. Para los profesionales de estas áreas, las corbatas y los trajes son la tendencia en sus closet. Por otro lado, las divisiones más casuales son: consumo masivo, retail e ingeniería, quienes prefieren pantalones de vestir y camisa o blusa, mientras que los más informales son los profesionales de marketing, medios y tecnología.
Según Alejandro Arévalo, la vestimenta habla de cada industria y del tipo de empresa. “En industrias más estructuradas, donde la confianza en las capacidades y el conocimiento de quienes te van a representar es esencial tienden a usar traje y corbata. Esto viene asociado a inspirar responsabilidad, confianza y seguridad. Por el contrario, en industrias más digitales, rupturistas, sería extraño ver una persona vestida formalmente, son servicios y perfiles menos tradicionales”.
En cuanto al factor generacional, el especialista comenta que se nota un cambio de tendencia y cultura de una generación a otra, siendo la siendo la Baby Boomer mucho más formal que la generación X o los millenials.
¿Qué pasa con los otros países?
Después de los chilenos, los ejecutivos de Argentina también tienen una preferencia por la extrema formalidad. El país trasandino presenta un 35% de tendencia hacia estos atuendos, mientras que Perú lidera el vestuario formal con un 36%, seguido por Brasil con un 35%. En tanto, Colombia hace lo propio en las preferencias de ropa casual e informal con un 36% y 21% respectivamente, secundado por Argentina y Brasil, donde un 25% de los encuestados opta por la ropa casual. En cuanto al ítem de vestuario extremadamente formal, Chile vuelve a tomar la delantera con un 10% seguido por Perú y Brasil con un 5%.
Ante esto, el especialista señala que, “Chile y Perú son los más ‘tradicionales’ a la hora de vestir. “En Colombia, la informalidad viene dada por un menor uso del traje y corbata, pero quizás es el país donde más se preocupan de la presentación personal, con una apariencia muy cuidada en todos los detalles. En Colombia se ve una mayor cantidad de empresas digitales en donde la informalidad casi que es regla”. Además, agrega que “la otra razón es que en general por el frío y la temperatura de Chile, el perfil de los ejecutivos nacionales suele ser más formal, en tanto, es muy difícil ser igual de formal en Río de Janeiro con 40 grados”.
El ejecutivo de DNA Human Capital aconseja de manera transversal a cualquier país y sector económico evaluar el contexto de la empresa y la situación para determinar el tipo de vestuario que se escoge. “Por ejemplo en entrevistas laborales es importante causar una buena impresión en el entrevistador y esto no necesariamente va relacionado a un traje formal, pero sí en entender la compañía a la que se está postulando, la industria y el cargo. Si busco una plaza en la industria tecnológica de apps sería un bicho raro si llegara de traje”, concluye Arévalo.