Apuntes postelectorales | El Nuevo Siglo
Lunes, 19 de Marzo de 2018

“Establecimiento debe arriesgarse, de veras, a la democracia”

Los observadores internacionales recuerdan que Colombia es el tercer país más inequitativo del planeta con Haití y Angola, que por primera vez en muchos años realizamos elecciones sin un conflicto interior. Notan que se trata de un sistema democrático sui generis, enrazado con linajes endogámicos de parentesco, en el que se endosan los votantes de generación en generación o, en un lapso menor, si el candidato ha sido detenido por la justicia. Con estos puntos de ojo, podemos mirar este proceso sin perdernos demasiado en un narcisismo nacionalista extremo.

En la consulta del centro izquierda se impuso el exalcalde de Bogotá, Gustavo Petro, quien aprovechó la exposición mediática, cosa que también hizo el candidato de la derecha, Iván Duque, quien triplicó en votos a su puntilloso mentor político derechista que hacia alardes de hacer añicos el acuerdo logrado con la guerrilla.

Se nota ahí un relevo generacional de un fresco ex cantante de rock relegando a un caballista pre urbano. Con todo, ese grupo al parecer obtuvo un senador menos en esta elección. No sobra decir que el Senador faltante es el primo hermano del capo Pablo Escobar y consejero del actual senador Álvaro Uribe. Es decir, se ha ido aflojando ese notorio nexo con el Consiglieri como lo llama el expresidente Pastrana, pero que los allegados del Centro Democrático consideran una lamentable pérdida por sus intermitentes luces intelectuales.

En cambio, no gozó de esa atención mediática Vargas Lleras que dirige el grupo “Cambio Radical” en el que varios detenidos por malversación o paramilitarismo endosaron sus votos, como ganado en pie, a sus parientes aun sin detener. Pretende que ese movimiento sea una columna firme para gobernar a Colombia en el concierto internacional, alegando “presunción de buena fe”, pues no conciben valores con un techo social más alto que el código penal.

También se notó como la Farc suscita un repudio general. En contraste con la antigua guerrilla del M-19, los exguerrilleros que continuaron, legalmente, con sus reivindicaciones siguen en pie, y mantienen su brega por gobernar. Por contraste los pocos del M-19 que por posibilismo se unieron a la extrema derecha, se desnucaron. Pretendieron oponerse a que la actual guerrilla pudiera recibir los beneficios que ellos mismos, en su momento, obtuvieron. Otro desnucado fue el lefebrista ex procurador.

Saliendo de las pequeñas cosas, el establecimiento se encuentra con la necesidad de arriesgarse de veras a la democracia. Al acabarse del todo la guerrilla (en un futuro más bien próximo), le será más difícil seguir aferrado a los expedientes restrictivos de los derechos fundamentales. Y Colombia dejará de ser un país anómalo en el que la oposición real no ha podido llegar a gobernar.

El establecimiento aun podrá aprovechar el caso de Venezuela para asimilarlo a cualquier intento de oposición al régimen dinástico tradicional y usarlo de espantajo. Pero el descontento, la hiperconcentración de la riqueza, la inoperancia del sistema judicial, y los nuevos medios de comunicación se harán sentir tarde o temprano.