Disputa cordial | El Nuevo Siglo
Miércoles, 21 de Marzo de 2018

Resalto el clima general de la campaña electoral.  Destacable que el tono se eleve, que la discusión sobre temas fundamentales y las diferencias de opinión sean analizadas cordialmente, sin insultos ni ofensas, precisando  coincidencias y discrepancias. Acerca del proceso de paz, por ejemplo, Iván Duque y Germán Vargas  han concordado en que el narcotráfico no debe catalogarse de delito político y se interesan en encontrar la mejor forma para que el Congreso funcione.           

El discurso de Gustavo Petro, propulsor de drástica reforma institucional,  lo argumenta racionalmente. Tanto Sergio Fajardo como Humberto De la Calle vienen expresando planteamientos dentro de  confrontación civilizada. Vivian Morales y Piedad Córdoba amistosas son al pronunciarse. Juan Carlos Pinzón es fórmula vicepresidencial de Vargas Lleras, Marta Lucía Ramírez la de  Duque.  Hay en Colombia  ambiente para escoger y votar libremente, no hubo en los últimos comicios hechos de violencia que los empañaran.  Avanzamos   para dirimir diferencias políticas con sensatez. Los debates en televisión de los candidatos se desarrollarán seguramente exentos de ataques personales.  

Ninguno se pronuncia a favor de la guerra, el partido Farc mantiene el compromiso adquirido con sus compatriotas y esperamos que el Eln se convenza de la inutilidad de proseguir la lucha armada.

La  democracia es el sistema que defiende la soberanía del pueblo, su derecho a elegir y controlar a los gobernantes. Cuando se habla de respaldo de colectividades que no tienen candidato confiamos en que estos obedezcan a la determinación de apoyar la ejecución de una gestión de gobierno positiva, sin contraprestaciones burocráticas. Lo anoto cuando el  partido Conservador y  Mira se aprestan a definir su posición. Extraño sería que el partido de la U se adhiriera a Duque tras su permanente enfrentamiento con el Centro Democrático y el expresidente Álvaro Uribe Velez.

Desde hace tiempo los dirigentes políticos pierden credibilidad, los ciudadanos se sienten huérfanos de liderazgo, no hay separación de las ramas del poder y la justicia se ha politizado, la Constitución muestra grietas, víctima de la inserción por la vía rápida de contradictorios artículos. Ojalá que el próximo gobierno transite el camino adecuado con el objetivo de restaurar su imperio.  No pienso en referendos o convocatoria a una asamblea constitucional y carecería de sentido anular el resultado nítido de las recientes elecciones. Es imprescindible que los candidatos presidenciales concreten propuestas al respecto. Por eso me refiero especialmente a Iván Duque y  Germán Vargas Lleras, no son lo mismo ni gobernarían igual, pero muestran el deseo de concretar las bases para un trabajo colectivo que conduzca a la reorganización del Estado mediante un gran acuerdo nacional multipartidista y eso es bueno.