Las elecciones del pasado 11 de marzo, en las que se eligió el nuevo Congreso y se adelantaron las consultas entre los aspirantes Iván Duque y Marta Lucía Ramírez, lo mismo que entre Gustavo Petro y Carlos Caicedo, invita a una reflexión sobre el comportamiento electoral de los partidos y las perspectivas de quienes aspiran a la Presidencia de la República.

Lo primero que se debe decir es que las encuestas sobre la capacidad electoral de los partidos difícilmente aciertan. Hay que admitir que no resulta fácil encuestar las estructuras de las organizaciones políticas que, en general, mantuvieron su presencia en el Congreso, con alguna disminución en sus curules; crecieron Cambio Radical, el Centro Democrático en la Cámara de Representantes y el Partido Verde.

En lo que corresponde a las consultas, debe destacarse el alto volumen de participación ciudadana que, inclusive, resultó mayor que la votación depositada por el Congreso. La muy importante votación que obtuvo Iván Duque, ahora en fórmula con Marta Lucía Ramírez, le abre un espacio grande para disputar la Presidencia de la república. Con Iván Duque se puede coincidir o discrepar, pero el argumento de que no tiene experiencia administrativa no es relevante. Barack Obama antes de llegar al gobierno de los Estados Unidos solo había sido Senador por Illinois. Lo mismo puede decirse de López Pumarejo, quien apenas había sido representante y ministro del tesoro por algunos meses.

De esta manera, en el partidor figuran Duque, Vargas Lleras -quien exhibe experiencia administrativa-, Petro, Fajardo y De la calle. No se ve fácil la posibilidad que entre los tres últimos puedan conformar un solo bloque para la primera vuelta, porque quienes fueron elegidos mediante consultas se exponen a multas si se retiran. Por lo pronto, de acuerdo con el resultado de las elecciones, estarían pasando a la segunda vuelta Duque y Petro. Pero estos procesos son muy dinámicos y hay que esperar a ver cómo evoluciona la campaña y las decisiones que tomen el Partido Conservador y la U.

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In memóriam: Mariano Ospina H.

A fines del año pasado recibí una llamada del Dr. Ospina, quien me invito a su oficina a sostener un diálogo sobre un tema jurídico. En ese agradable encuentro, salpicado de anécdotas sobre su vida, hablamos de su paso por la Escuela de Minas de Medellín, de sus estudios en MIT, su elección al Congreso, y sus experiencias en la Caja Agraria, la embajada en Alemania y la Constituyente.

En medio de la espontaneidad me atreví a preguntarle dónde se encontraba el 9 de abril. Me respondió que estudiando en MIT por recomendación de su padre, y que en medio de la agitación de ese día fatídico, porque no tenía manera de comunicarse, acudió a un radio antiguo para enterarse de la situación de orden público en Bogotá y el país. La vida de Mariano Ospina era un tratado de sencillez, de sabiduría y de firme defensa de sus convicciones. Hoy registramos con pesar su sensible desaparición. Paz en su tumba, y mis sentimientos de solidaridad a su familia.