La tercera etapa presidencial | El Nuevo Siglo
Domingo, 25 de Marzo de 2018

*Todavía falta mucho por definirse  
*Debates y publicidad serán clave

La campaña por la Presidencia de la República tendrá una pausa por la Semana Santa. Es claro que los cuarteles proselitistas de los distintos candidatos aprovecharán estos días para hacer un análisis de cómo avanza la contienda y cuáles deben ser las estrategias a implementar a partir de la primera semana de abril, cuando comienza la recta final de la puja por la Casa de Nariño. 

Se podría decir que ya culminó la segunda etapa de la carrera por la sucesión de Juan Manuel Santos, siendo la primera, aquella que se desarrolló a finales del año pasado con la definición de quienes serían los candidatos de cada colectividad. Luego vendría otra instancia referida a las decisiones sobre las alianzas y coaliciones interpartidistas, algunas de las cuales se terminaron clarificando por consenso entre los aspirantes y otras, por el dictamen de las urnas, como ocurrió el pasado 11 de marzo con las dos consultas populares. Una etapa que se cerró con la oficialización e inscripción de las respectivas llaves vicepresidenciales, que culminó el 16 de marzo.

Ahora viene, como se dijo, después de la Semana Santa, la tercera y decisiva etapa. Serán siete semanas a todo vapor en las que todos los aspirantes estarán codo a codo en busca del apoyo popular. Para ello no sólo serán definitivos los respectivos debates entre los aspirantes a la Presidencia y la Vicepresidencia, sino también que todos podrán emprender sus respectivas campañas publicitarias para enfatizar sus ideas y programas. Es claro, igualmente, que la opinión pública, que estuvo muy imbuida en la campaña para las elecciones parlamentarias, ahora podrá enfocarse única y exclusivamente en la competencia por la Casa de Nariño. 

¿Cómo se llega a esta tercera etapa? En la última semana, un alud de encuestas evidenció una ventaja del aspirante uribista Iván Duque, con segundo lugar de Gustavo Petro, seguidos de Sergio Fajardo y Germán Vargas Lleras; y más atrás, un tercer pelotón encabezado por Humberto De la Calle. Sin embargo, hay que hacer claridad en torno a que esos sondeos se hicieron apenas cinco, siete y diez días después de la votación de las consultas interpartidistas, lo que llevó a que sus resultados estuvieran fuertemente impactados por el resultado de las urnas. Prueba de ello, es que los ganadores de las mismas aumentaron atípicamente sus porcentajes en las encuestas tres, cuatro y hasta seis veces, pero ese pico ya empezó a morigerar en la última encuesta dada a conocer ayer.

En ese orden de ideas, la Semana Santa marca el límite entre la segunda y tercera etapas de la campaña. Sería ingenuo considerar que el escenario virtual que marcan las encuestas de los últimos días es el definitivo. Baste con señalar que si bien en las consultas hubo una participación récord de más de nueve millones de personas, en las elecciones del Congreso -ese mismo día- intervinieron alrededor de diecisiete millones de ciudadanos. Es decir, que hay por lo menos seis o siete millones de votos aún sin pronunciarse sobre la contienda presidencial, con el agravante de que en las consultas votó un alto porcentaje de personas de partidos y corrientes políticas distintas a las de los candidatos que se jugaron en las urnas ese 11 de marzo.

A lo anterior debe sumarse que todavía hay dos grandes partidos, como La U y los conservadores, que no han definido a cuál aspirante presidencial van a apoyar de cara a la primera vuelta del 27 de mayo. Esas dos colectividades representan más de cuatro millones de votos. Tampoco se sabe cuál será el camino que va a tomar el casi millón de votos de los dos partidos de origen religioso que lograron seis escaños en el Senado –si es que los escrutinios finalmente así lo determinan-. A todo lo anterior hay que adicionar que el porcentaje de personas que dicen que votará en blanco o hace parte de la franja de indecisos, aún es muy alta. Y, por último, pero no menos importante, falta por conocer si alguno de los actuales ocho aspirantes se decide a dar un paso al costado para adherirse a otro que tenga mayor probabilidad de éxito. De hecho, ya hay por lo menos una conversación pendiente al respecto entre Fajardo y De la Calle.
Como se ve, todavía falta mucho camino por recorrer en esta tercera etapa de la campaña presidencial de cara a la primera vuelta y, más aún, siendo alta la posibilidad de que habrá una segunda, a votarse en junio. Hay que esperar, entonces, a que arranque en forma la recta final y será el día a día de los acontecimientos proselitistas el que irá marcando hacia qué nombres se va inclinando la balanza real de los favoritismos, incluso más allá de lo que señalen las encuestas, cuya certeza sigue en duda desde el descache generalizado con el plebiscito refrendatorio de paz.