Nada bajo la manga | El Nuevo Siglo
Jueves, 8 de Marzo de 2018

El ajedrez político comenzó a mover las fichas entre los aspirantes al Congreso, donde está el juego más importante de la Legislación que gran parte de los ciudadanos esperan para una reorganización nacional.

La preparación tuvo tiempo suficiente para conquistar mayorías. Ahora la esencia, está en qué tanto convencieron las propuestas. Por ejemplo, entre los aspirantes, hay quienes plantean tener decisión final sobre el Presupuesto Nacional.

En distintos foros, buena parte de ellos, han sugerido reglamentar participación del Congreso al definir partidas en inversión pública del Estado. Argumentan que así se evitará chantaje al Gobierno.

El ciudadano preguntará, quién garantizaría que no hay ´mermelada´  gubernamental, pero sí agradecimiento con regalo disimulado; otra, es el ´serrucho´, que hace años, se suministra en comisiones contables, para dar las gracias regionales.

Otras opiniones en debate sobre el tema, consideran válida, la evaluación del Congreso, con un reglamento, sin que  el concepto que se emita se considere definitivo para aprobar una inversión solicitada.

De lo contrario, es  disfrazar corrupción, que ronda con distintos rostros, la disponibilidad de partidas estatales para inversión regional, con cara de obras de desarrollo, y si las logran, se ampararán en mostrar que se obtuvieron mediante Ley.

Aunque el Congreso lleva la representación y vocería de las regiones, su injerencia exagerada en la mayoría de proyectos descalificaría lo propuesto o discutido, por administraciones departamentales y municipales en materia presupuestal, requerida en su real dimensión.

Algunos aspirantes coinciden en que con la misma beligerancia con que se derrote la ´mermelada´, tendrá que regir  justicia y disciplina para erradicar la corrupción no solo en el Congreso, sino en todo el aparato estatal.

El ojo a la distribución presupuestal de la nación, desde los estribos ciudadanos, reclama modificar por ley, el sistema de contratación pública, con límites estrictos en la relación entre congresistas, contratistas y funcionarios de Gobierno.

Estas normas  tendrían exigencias en el orden nacional, pero sin leguleyadas,  especialmente, en el vínculo Gobierno-Congreso; entre algunos sectores ciudadanos se advierte propuesta para que Senado y Cámara, suscriban pacto, con igual propósito de limpieza.

Sin embargo, hay aspirantes que sugieren debates equilibrados de todos los partidos políticos, sin gresca verbal, escuchando a los contradictorios, siempre con intención de avanzar a conclusiones claras, lejos de trampas.  

Los centros de estudio legislativo de universidades, así como observatorios no gubernamentales en asuntos políticos, están llamados a convertirse en fiscales de los pasos del Congreso.

Son conceptos que al emitirse, deben respetar Procuraduría y Contraloría.

Lo relevante esperado es que al comenzar actividad Gobierno y Congreso,  integrantes de ambos cuerpos, entreguen antecedentes judiciales y declaración de renta; también se requiere norma similar, con hilo conductor anticorrupción, a asambleas y concejos.

Así todos los sectores ciudadanos tendrían voz para ratificar que organismos de Gobierno, y el Congreso, trabajan con manos transparentes, y sin nada, bajo la manga.