Parte de victoria | El Nuevo Siglo
Lunes, 19 de Marzo de 2018

“Votación de Duque lo convierte en fenómeno político”

Con seis millones de votos, la victoria de la Alianza para la Reconstrucción de Colombia fue contundente; con 2,5 millones para Senado y más de 2,3 millones para Cámara, es incuestionable, aunque esperada, la victoria del Centro Democrático como la lista más votada y principal fuerza política del país, con una bancada de 19 senadores y 32 representantes.

Pero la victoria de Iván Duque como candidato del Centro Democrático, con más de 4 millones de votos, muy por encima de la votación de su partido y con el 68% de los votos dentro de la Alianza, no solo es extraordinaria, rutilante, sino que lo convierte en un nuevo fenómeno político y, aunque él mismo se resista al triunfalismo, es indudable que le abre el camino a una gran victoria en  primera vuelta el próximo 27 de mayo.

A partir de las dos grandes consultas, calificadas por algunos como una suerte de primarias o como la verdadera primera vuelta, el país no solo se pronunció sobre la orientación ideológica y política de nuestra democracia y de la administración del Estado en los próximos años, sino que encarnó esa decisión en un candidato joven, preparado, desmarcado del debate estéril de izquierdas y derechas, con una campaña transparente, convocante y alejada del odio que ha hecho carrera, y sobre todo, con un discurso sólido y coherente, soportado en la recuperación de la legalidad, en la promoción del emprendimiento y, por esos dos caminos, en la búsqueda de la equidad como resultado y propósito de gobierno.

Como el mismo lo anunció, esta es una victoria de la esperanza; pero la esperanza es hija de la fe. Con la recuperación de la legalidad, que no es otra cosa que el imperio de la ley, el país volverá a creer en sus instituciones: en un Congreso autónomo e independiente, inmune a la tentación de la mermelada; en  una justicia para todos, cumplida e incorruptible, que le garantice  a la sociedad que el que la hace la paga; y en un Gobierno austero, transparente y respetuoso de la separación de poderes.

Sobre esos sólidos cimientos, Iván Duque se comprometió con la promoción del emprendimiento, dentro de los preceptos de la economía de mercado, la libre empresa, el respeto a la propiedad privada y la inserción competitiva del país en una economía globalizada. Duque cree en la creatividad, la tecnología y la innovación, la llamada “economía naranja”, como enormes oportunidades de emprendimiento, hasta hoy subutilizadas; y manda también un mensaje positivo al campo, con una política de recuperación de la producción agropecuaria, alejada de la cartilla fariana de la lucha de clases y la persecución de la producción empresarial.

Para Duque, finalmente, la equidad es su gran objetivo, como resultado del retorno de la legalidad y la promoción del emprendimiento, pero también como una política expresa para garantizar la misma capacidad de acceso a las oportunidades, a través de propuestas verdaderamente democratizadoras en educación, salud, vivienda, recreación, cultura y en todos los factores que dignifican la vida humana.

Más promesas, dirán los enemigos interesados del optimismo de esta propuesta; pero Iván Duque tiene todo para dar ese viraje hacia la transformación del país. La juventud que nunca descalifica; la preparación que suma, la fuerza de sus convicciones que multiplica, el respaldo de la primera fuerza política con el liderazgo incuestionable de Álvaro Uribe, y sobre todo, el afecto que los colombianos le mostraron en las urnas…, y que ahí sigue.

Amanecerá el 27 de mayo…y con Iván Duque asistiremos al renacer de la esperanza en un mejor futuro para Colombia.

@jflafaurie