Semana de pasión | El Nuevo Siglo
Jueves, 29 de Marzo de 2018

Todo ser humano carga su propia cruz y esta se vuelve más pesada o liviana según su propia experiencia. Cargar la cruz es análogamente igual a Cristo, quien sabía que debería ser sacrificado para la redención de los hombres. Eso sucede con el común de la gente, cada cual tiene su problema, los cristianos lo llamamos cruz y los hindúes karma.

Pero el asunto no es cargar la cruz, es saberla llevar, acomodarla en los hombros y entender que muchas veces, ésta como lo hizo Jesús, se carga hasta la muerte.

Una enfermedad, una deficiencia física, mental o emocional es una cruz. Problemas de carácter, de familia, laborales, profesionales, de dinero, sociales y hasta judiciales atormentan a mucha gente, sean estos mayores o menores ahí siempre están. Y cuando estos no obedecen directamente a la persona, son los problemas de los hijos, los padres, hermanos o seres queridos en general. Casi siempre tomamos los problemas ajenos como nuestros, de ahí que nos causan estrés, profundas preocupaciones y hasta nos enferman.

Según estudios sobre el comportamiento humano, los asuntos ajenos afectan igual o en algunos casos mas que los propios. Unos padres con algún hijo “calavera”, drogadicto, desviado, en fin, es un sufrimiento doblemente superior al de ellos. Entonces esa cruz que se lleva por casi toda la existencia disminuye la calidad de vida de la persona, afecta su tranquilidad y le genera enfermedades psicosomáticas. Existen casos de muchos padres que han  fallecido a causa del comportamiento de uno o más de sus hijos o viceversa.

Ahora, el asunto está en saber como controla la persona esa situación, está ahí el dilema. Unos deciden quitarse ese san Benito de la cabeza olvidándose de ellos, otros trasladando su problema o el ajeno al cónyuge y en fin, hay muchas formulas del común que de una manera u otra se aplican. Pero la cosa no termina ahí, es necesario afrontar el problema con decisión, ponerle la cara y buscar solución, pues reza el común aforismo: “no hay mal que dure 100 años ni cuerpo que lo resista”.

Llevar la cruz es algo pesado pero ineludible, solo aquel que reconoce su situación es capaz de resolverla, quien la disfraza o simplemente la traslada, la hace mas pesada, de manera que la solución siempre está en uno mismo, en el valor de afrontarla, en la búsqueda incansable de solución y en saber que la cruz es parte de la vida, de nuestro aprendizaje, que nos fortalece pero no debe dominarnos. Así como en el Evangelio, quien esté libre de problemas, que tire la primera piedra. Que esta semana de pasión nos sirva de reflexión para entender nuestro problema y saber cómo cargar la cruz que todos llevamos. ¡Feliz semana santa!!

arangodiego@hotmail.com