La ruta al río Magdalena | El Nuevo Siglo
Viernes, 21 de Abril de 2017

En los primeros años de la conquista, las tierras de Pamplona y Mérida atrajeron pobladores españoles incentivados por la explotación de minas de oro y de plata que se descubrieron en sus jurisdicciones. La minería fue la actividad económica principal de esta región en los albores de la colonia y, de alguna manera, lo sigue siendo y lo ha sido siempre, primero con el oro y la plata, luego con el petróleo y ahora con el carbón y, eventualmente, con otros renglones extractivos, como las posibilidades que ofrece la roca fosfórica y el gas natural. Agotadas las minas de metales preciosos, la actividad económica de los pobladores españoles se orientó hacia el sector agropecuario, favorecida en parte por la  institución de las Encomiendas, en desarrollo de las cuales se entregaba a un colonizador grupos de indígenas para su servicio y explotación.

De esta manera, Pamplona, Mérida, La Grita y San Cristóbal se convirtieron en verdaderos emporios agropecuarios, en donde, además de la ganadería se cultivó trigo, maíz, algodón, caña, café y cacao. Esta enorme producción generó un intenso comercio, incluso de exportación, cuyo centro de acopio fue Cúcuta. En efecto, en esta ciudad fronteriza se concentraba la producción de las regiones de Pamplona, San Cristóbal, Mérida y Trujillo; de ahí se embarcaban los productos por los ríos Zulia y Catatumbo rumbo al Lago de Maracaibo con destino a Europa y, a su vez, llegaban las mercancías de importación que río arriba primero, y a lomo de mula después, remontaban los riscos andinos.

Lo anterior demuestra que, tanto histórica como económica y sociológicamente, el triángulo conformado por Maracaibo, San Cristóbal y Cúcuta constituye desde la conquista una región plenamente identificada, con características propias que la singularizan tanto del resto del territorio colombiano, como del venezolano. Recordemos, por ejemplo, que desde Pamplona partieron los fundadores de San Cristóbal, de Mérida, de La Grita, como partieron los de Ocaña, que tenían como objetivo fundar un puerto en las orillas del Magdalena, para poder movilizar, sin pasar por Santa Fé, las mercancías que llegaban de España hasta estos terruños o salían rumbo a la Península.

Como  la ruta del Lago de Maracaibo se fue reduciendo para la exportación de minerales, café y otros productos colombianos- en parte por los onerosos costos de aduana-, surgió la necesidad de abrirle a ese mercado una vía que conectara a Cúcuta, Ocaña, la región del Catatumbo y otros municipios del oriente colombiano con el río Magdalena a través de Gamarra para encontrarle una salida a tales productos por los puertos de exportación de la Costa Atlántica. En este contexto se impulsó la construcción de un Cable Aéreo con el fin de que uniera a las poblaciones mencionadas, que, finalmente, se redujo al trayecto Ocaña-Gamarra por las muchas dificultades que se presentaron. Este es el tramo de carretera que hoy es objeto de controversia. En la próxima columna nos ocuparemos de lo que significó ese histórico e  importante medio de comunicación.