Violencia y represión en marcha opositora de hoy | El Nuevo Siglo
Foto cortesía Voluntad Popular
Jueves, 20 de Abril de 2017
Agence France Presse

Agentes antimotines y manifestantes se enfrentaron hoy en un fuerte cruce de bombas lacrimógenas, piedras y cócteles molotov en Caracas, donde marcharon miles de opositores contra el presidente Nicolás Maduro, luego de tres semanas de violentas protestas que dejan ocho muertos.

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Un camión de la militarizada Guardia Nacional lanzó una batería de gases a los manifestantes en Chacaíto y en El Rosal, en vías de acceso a la estratégica autopista Francisco Fajardo, tras acudir en refuerzo de la policía y hacerlos retroceder, apoyados por blindados y camiones que tiran chorros de agua.

"No me importa tragar gas, no me importa morir, pero tenemos que salir de esta mierda de gobierno asesino y represor", dijo a la AFP Natasha Borges, de 17 años, en medio del caos. 

El grueso de la manifestación se replegó hacia el este de la ciudad, pero un grupo de jóvenes manifestantes, con los rostros cubiertos con pañuelos y capuchas, se mantenía lanzando cócteles molotov y piedras, constaron periodistas de la AFP.

Un helicóptero de la Policía sobrevolaba la zona. Barricadas de basura eran quemadas en distintos puntos y algunos destrozaron una valla publicitaria para usar los restos de trinchera.

"Libertad", pero también insultos, como "malditos" y "cobardes", les gritaban a los efectivos policiales, protegidos con chalecos, cascos y escudos antimotines. 

Desde primera hora de la mañana, con tanquetas y barreras metálicas, contingentes de policías y militares fueron desplegados en vías importantes de Caracas, donde el miércoles hubo disturbios.

En esa jornada murieron un adolescente de 17 años en Caracas y una joven de 23 en San Cristóbal (fronteriza con Colombia) y un militar en las afueras de la capital. También hubo saqueos en El Paraíso, oeste de la capital, por lo que algunos comercios no abrieron este jueves. 

 ¡Tenemos que echarle bolas!

Los manifestantes opositores, que exigen elecciones generales, no han logrado llegar al centro de Caracas, bastión del chavismo, donde Maduro encabezó el miércoles una masiva concentración de sus seguidores.

Pese a la violencia, para no bajar la presión, los opositores volvieron a la calle. Más temprano, en Santa Mónica y El Paraíso, las fuerzas de seguridad dispersaron en acciones rápidas pequeñas concentraciones de manifestantes, pero no lograron contener la marcha.

"Cansancio hay, pero tenemos que echarle bolas (ponerle coraje). Yo estoy dispuesto a salir a la calle todos los días si hace falta", declaró a la AFP Aquiles Aldazoro, un universitario de 22 años, con una pancarta en que se leía: "El que no se mueve no escucha el ruido de sus cadenas".

Según la ONG Foro Penal, además de las víctimas mortales, decenas resultaron heridos y suman más de 500 detenidos en total con las marchas anteriores.

"Mientras más fuertes sean las protestas, más fuerte será la represión", auguró el analista Diego Moya-Ocampos, del centro IHS Markit Country Risk (Londres).

La Unión Europea condenó los actos de violencia y llamó a una "desescalada" del conflicto. Amnistía Internacional alertó por la "represión" y el presidente argentino Mauricio Macri lamentó "que no se haya atendido el pedido de la región de garantizar" marchas pacíficas.

"Instamos a gestos concretos de todas las partes para reducir la polarización", llamó el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres. 

 Elecciones en la mira

La ola de protesta se desató el 1 de abril, tras sentencias del máximo tribunal electoral, que retiró la inmunidad a los diputados y se adjudicó las funciones del Parlamento, único poder público controlado por la oposición.

Maduro, a quien la oposición acusa de hundir al país en una de las peores crisis económica y política de su historia, asegura que las protestas buscan derrocarlo con el apoyo de Estados Unidos y llevar a una intervención militar contra Venezuela.

Su aliado, el mandatario boliviano Evo Morales lo secundó acusando a Washington de planear el derrocamiento de Maduro, cuyo mandato termina en 2019.

Maduro dice querer pronto elecciones para derrotar a la oposición. Las de gobernadores debieron realizarse en 2016, pero fueron suspendidas y aún no tienen fecha, las de alcaldes están pautados para este año y las presidenciales para diciembre de 2018.

Según las encuestas, siete de cada diez venezolanos reprueban el gobierno, asfixiados por la crisis económica, con una severa escasez de alimentos y medicinas, y una inflación -la más alta del mundo- que el FMI estima en 720,5% este año.

"La estrategia del gobierno parece ser mantenerse en el poder a costa de lo que sea y evitar que haya elecciones porque la crisis lo hizo bastante impopular", opinó Moya-Ocampos.

La oposición afirma que a Maduro lo sostiene el apoyo de la cúpula de la Fuerza Armada, a la que le dio enorme poder económico y militar y que le ha ratificado "lealtad incondicional".