ANIF no prevé cambios en manejo económico | El Nuevo Siglo
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Lunes, 23 de Abril de 2018
Redacción Economía
Centro de estudios señala que la centro-derecha seguirá al frente de los destinos del país.

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Las elecciones parlamentarias de marzo-2018 han revivido en sus resultados la polarización del plebiscito por la Paz, con un indudable triunfo del NO, pero sin que esto implique que se está pensando “hacer trizas” los Acuerdos de Paz.

Estos parecen estar bien resguardados por los pronunciamientos recientes de la Corte Constitucional, aunque quedarán pendientes importantes mandatos legales que deberá tramitar el próximo Gobierno.

Según un análisis de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (ANIF), sobre las implicaciones políticas de la conformación del nuevo Congreso, han quedado dos hipótesis sobre el probable curso electoral de mayo-junio de 2018: un posible triunfo en primera vuelta del candidato Duque, o el paso a segunda vuelta de los dos candidatos de centro-derecha, lo que hace prever que no habrá cambios en el manejo económico del país.

La primera hipótesis se fundamenta en estadísticas de intención de voto por Duque que, con el 45% a su favor, estarían dentro del “intervalo de confianza” del 50%; fuerte rechazo que genera Petro (44%); y desplome de Vargas Lleras (antes con intención de voto del 26% y ahora solo con el 6%).

La segunda hipótesis postula una segunda vuelta si se dieran alianzas que evitaran que Duque alcance el 51% en primera vuelta, pero éstas aún no se han logrado consolidar ni se avizoran en el caso, por ejemplo, de Fajardo y De La Calle. Se requiere, más bien, que se dé un fuerte apalancamiento de Vargas Lleras en sus resultados parlamentarios, para evitar que ocurra la hipótesis del “voto útil”. La información disponible hoy resulta insuficiente para esclarecer quién ganaría entre Duque y Vargas Lleras bajo la hipótesis de una segunda vuelta electoral.

Baja participación

El porcentaje de votos en blanco, nulos o no marcados, todavía representó un abismal 18% del total de votos realizados en esta elección.

Si bien esta cifra se redujo respecto del 22% de votos “inválidos” de hace cuatro años, esta situación implica que los “votos válidos” con los cuales se eligieron los parlamentarios, tan solo representaron un pobre 40% del potencial de votantes, demostrando cuán frágil es la participación democrática electoral.

Para ANIF, otra mala noticia electoral es que, a pesar del supuesto repudio a la clase política tradicional y corrupta, no ocurrió la esperada renovación.

De hecho, se consolidaron los partidos que venían gobernando y la renovación es mínima, una vez se tiene en cuenta el efecto de “gobernando en cuerpo ajeno”.

De otra parte, se configuró un fortalecimiento de los partidos de centro-derecha que representan hasta el 60% de las curules.

De cara a la contienda electoral presidencial de mayo-junio 2018, los ganadores en las parlamentarias de marzo-2018 fueron el candidato del Centro Democrático (Iván Duque), con más de 4 millones de votos, y el izquierdista Gustavo Petro, con significativos 3 millones de votos.

No obstante, este último enfrenta una aparente limitación para pensar en incrementarlos, dada su debilidad partidista y sus precarios intentos de alianzas.

El resto de candidatos presidenciales ha venido a lamentarse tardíamente de no haber aprovechado la oportunidad que les ofrecían las consultas interpartidistas directamente en las urnas de marzo-2018.

De hecho, los sondeos presidenciales más recientes indican que podría ocurrir un triunfo de Duque en la primera vuelta de mayo-2018, dado que éste viene registrando intenciones de voto hasta del 45%.

Este posible triunfo en primera vuelta sería el resultado de combinar el margen de error de esos sondeos (en el rango 3%-5%) con lo que se denomina “la teoría del voto útil”: atajemos con el potencial ganador-conocido la amenaza izquierdista del socialismo bolivariano.

El potencial de votantes en las presidenciales estaría en esos mismos 36 millones de las parlamentarias, pero se calcula que los votantes efectivos serían unos 16 millones (suponiendo una abstención cercana al promedio histórico del 55%). Esto implica que aún faltan por decidir su intención de voto unos 6,5 millones.