Macanudo, trazos de rebelión contra el creciente pesimismo | El Nuevo Siglo
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Sábado, 21 de Abril de 2018
Claudia Beltrán

EL NUEVO SIGLO.- ¿Cómo describiría su estilo?, ¿Quién es Liniers y qué es lo que plasma?

RICARDO LINIERS SIRI.-  Trato de que lo que hago, de lo que dibujo sea personal. No me sale el género. Por ejemplo, no me sale hacer una historieta de ciencia ficción o de zombis, si la hiciera de hecho sería una versión personal de eso. Entonces creo que las historietas son como de autor, son como las cosas que se me pasan por la cabeza, las ideas chiquitas, las más bobas, las más interesantes, las más complejas y todo me gusta decodificarlo en dibujos y tratar de hacerme esas preguntas. Macanudo y todos mis libros no te dicen cómo vivir, es decir, no son libros de autoayuda, son de preguntas porque me estoy cuestionando todo el tiempo: ¿Qué es esto que nos está pasando?, ¿Qué es esto de estar vivos?

ENS.-  ¿Se puede definir como una especie de pregunta filosófica expresada en dibujos?

RLS.- Sí o ni siquiera filosófica, son preguntas estúpidas. Siento que no soy una persona que vino a encontrar un montón de respuestas, eso se lo creo a los científicos. Los tipos que descubrieron el mapa del ADN tienen una respuesta. Soy curioso y sin embargo no te puedo decir a vos como vivir, no me siento, no te conozco además, como voy a decir eso a la gente y más a la gente que escribe libros de autoayuda. Sería cara dura osar decirle a alguien cómo ser feliz en 128 páginas. Yo estoy casado hace 30 años con una persona y todavía estoy tratando de encontrar la manera de hacerla feliz,  por eso no se puede creer que alguien te diga cómo hacer a todo el mundo feliz.

ENS.- ¿Qué significa Macanudo y por qué lo escogió como título de su obra?

RLS.- Macanudo es una palabra argentina que significa está todo bien, es como: ¡eh vos sos macanuda!, ¡qué lindo, que viaje tan macanudo! Cuando empecé a publicar la historieta en Argentina estaba todo mal, estábamos en medio de una crisis, fue en el 2002. También en el mundo habían caído las torres, Bush invadía países para sacarles el petróleo, o sea todo estaba mal y me pareció que el diario que venía contra este pesimismo, milenialista, debía ser algo lindo y que tuviera que publicarla todos los días. Me refiero a la palabrita arriba del dibujito y que fue como una especie de rebelión contra el estatus quo del pesimismo imperante. Entonces, es la historieta que trato, con un esfuerzo grande, que sea optimista.

ENS.- ¿Cree que el periódico se está transformando o está en decadencia?

RLS.-  Creo que se está transformando. Siempre que aparece una tecnología nueva, todo el mundo entra en pánico y dice que va a reemplazar la anterior. Entonces cuando apareció la fotografía dijeron que ‘no va a haber más pinturas’;  cuando apareció el cine dijeron ‘no va a haber más teatro’;  cuando apareció la televisión fue ‘no va a haber más cine’. Siempre los saltos evolutivos tecnológicos generan miedo, pero fíjate que todo se va sumando. No desapareció ni el cine, ni la fotografía, ni la pintura. Yo creo que los diarios van a cambiar, por ahí las cifras, por ahí la plata va entrar más por internet, contenidos o lo que sea. Pero creo que la gente en general necesita abrir algo, leerlo y tocarlo.

ENS.- ¿Cree que la entrevista ilustrada es una forma de llamar la atención a un nuevo público?

RLS.-  Ese fue un experimento que me dio por hacer en un tiempo y que consistía en entrevistar gente y hacerlo en historieta. Era tanto trabajo y me angustiaba mucho porque era gente que admiraba, entre ellos están Darín,  Les Luthiers, Jorge Drexler y Calamaro. Todas son personas a las que admiro mucho por su trabajo y entonces redescubrí que los tenía que dibujar, pero yo no dibujo muy bien. Y precisamente por eso me angustiaba, por la posibilidad de que saliera muy feo el dibujo. Entonces me decía ¿!qué va a pensar Darín cuando vea lo feo que lo dibuje!? Sin embargo fue un lindo experimento y es algo que me gustaría ver y leer que haga alguien. Es decir, que vaya y entreviste a alguien, como lo que estás haciendo acá y después leerlo en historieta. La historieta te da el dibujo, la posibilidad de decir cosas que por ahí no estás diciendo con el texto.

ENS.- ¿Qué le representa ser considerado el “Quino contemporáneo”?

RLS.- Primero, el Quino contemporáneo es Quino, gracias a Dios Quino sigue con nosotros, entonces el Quino de ahora es Quino. Número dos, es una exageración porque hay un montón de dibujantes argentinos increíbles, más talentosos que yo, que hacen otras cosas. Yo quiero ser el Liniers contemporáneo, no quiero ser ningún otro. Por eso cuando empecé a hacerlo, con Kevin, en algún momento me angustiaba, me decía que gente que yo admiro, como Quino, no se sube a un escenario a hacerse el payaso. Y por ahí yo debería estar haciéndome más misterioso, más intelectual. Después dije: yo no quiero ser Quino, no me va a salir, Quino es Quino, yo soy yo y me estoy divirtiendo mucho con este señor alasqueño. Las pocas veces que escucho eso es como si dijeran que  soy el Neil Armstrong del momento. “Psss yo no tengo un cohete”.

ENS.- ¿Qué concepto se le da a la historieta hoy en argentina?

RLS.- Argentina es un país extraño. Yo estuve dando precisamente un curso en una universidad de Estados Unidos sobre historieta latinoamericana y mucho del mismo fue sobre Argentina, de la que yo crecí leyendo. Y es raro descubrir como en el país durante 100 o 120 años trabajó mucho el tema. Aparecen variedad de dibujantes que en el momento son muy populares, que se les quiere por fuera de la nación. Pero también hay muchos momentos en que la historieta de Argentina desaparece, no hay industria. Ahora novelas gráficas casi no se publican, son muy poquitas; y sin embargo siguen apareciendo dibujantes y novelistas gráficos. Trabajan para Europa y eso viene pasando desde los 50´s. No sé qué es lo que hace que el argentino tenga tanta paciencia para sentarse y dibujar. Tal vez mucho psicoanálisis, también la cosa lúdica de Cortázar que se habrá metido ahí, en nuestras venas.

ENS.- ¿De qué manera sus obras representan sus pasiones?

RLS:- Está todo ahí mezclado, si metes todos mis dibujos y mis libros en una licuadora soy medio yo. Soy una sumatoria de todo eso, incluidos los chistes donde aparece gente más patética soy yo. Si estoy diciendo ‘estas todo el día viendo televisión’, me lo estoy diciendo a mí mismo. Me pasa un montón de veces que estoy con papas en la panza viendo un programa de gente infradotada hablando sobre gente más infradotada y me pregunto: ¿por qué estoy viendo esto por más de una hora y no puedo apagarlo, más si al lado el libro que estaba leyendo, que está bueno y sin embargo no puedo apagar? Estoy hipnotizado. Viste que apagas la televisión y despertás como Cenicienta, y vuelves a tener tu cerebro. Yo soy la víctima de mis chistes y también cuando busco poner algo lindo de mi personalidad.