Reformismo de Macron vs. sindicatos, ¿quién ganará? | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Domingo, 8 de Abril de 2018
Natalia Mariño*
Nuevamente las calles de las principales ciudades en Francia fueron el epicentro de huelgas sindicales. Aunque no es una sorpresa, las reformas que intenta implementar el Presidente se ven afectadas por factores que cuestionan el dominio del Estado y el poder de los sindicatos

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ESTA semana Francia volvió a presenciar marchas de los sindicatos contra las reformas propuestas por el Presidente Emmanuel Macron. Los sindicatos ferroviarios, más conocidos como “cheminots”, se tomaron las calles de las principales ciudades para manifestarse en contra de la reforma al Sistema Nacional de Ferrocarriles Franceses (SNCF, por sus siglas en francés).

Desde su llegada a la Presidencia, Macron ha mencionado en su plan de gobierno realizar otras reformas como la de modificar el Código del Trabajo, que fue ajustado por ordenanzas en septiembre de 2017 y que también fue causa de huelgas en las calles. Lo cierto es que para este país europeo, encontrarse en medio de reformas y protestas no es una sorpresa.

¿Todo da para una huelga?

Tres grupos de sindicatos anunciaron 36 días de huelga, alternando el trabajo y las manifestaciones: La Confederación General del Trabajo (CGT), la Unión Nacional de Sindicatos Autónomos (UNSA) y la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT). Con la reforma, el cambio en el status de “cheminot” para los nuevos trabajadores supone una amenaza a las condiciones de seguridad social y los amplios beneficios de los que gozan. En efecto, estos trabajadores cuentan con “condiciones especiales, tienen garantías del empleo de por vida, seguridad social y pensiones con grandes ventajas y tiquetes de tren gratis de por vida”, menciona Anne-Aël Durand en Le Monde.

Ante estas medidas, se estima que la participación a las huelgas de los trabajadores ferroviarios fue alrededor del 30% de los asalariados. Esta concurrencia no fue tan alta comparada a la del 22 de marzo, cuando fueron anunciadas las reformas, donde se calcula que un 35% de trabajadores cesaron sus funciones. Los análisis indican que la tasa relativamente baja de participación se debe en parte a las diferencias que existen al interior de todos los trabajadores de la SNCF.

Las constantes huelgas en Francia se respaldan en los principios que reivindican sus derechos económicos y sociales. Este país ha sido el epicentro de innumerables manifestaciones a lo largo de su historia moderna.

Mayo del 68 es quizás la huelga más reconocida y que según Marcel Gauchet, Director de la Escuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales, “fue un primer paso de la sociedad francesa hacia el espíritu de libertad general”, aseguró en una entrevista con France Info. De aquella manifestación, en la actualidad queda la aspiración de emancipación y una visión de la acción colectiva, menciona el experto. Otras de las protestas que vale la pena recordar es la de 1995, en contra de las reformas a la Seguridad Social y a las pensiones de funcionarios que paralizaron por completo el país.

Reformas truncadas

Las estructuras sindicales en Francia son muy sólidas, lo que de cierta forma impide que se hagan efectivas las reformas propuestas por diferentes gobiernos. “La tasa de sindicalización de asalariados es de aproximadamente el 10% en Francia, así sean más numerosos los sindicatos del sector público”, afirma a este Diario Loïc Blondiaux, profesor de Ciencia Política de la Universidad Paris I Panthéon-Sorbonne.

Se consideran los sindicatos débiles o no, salir a protestar, es su mejor herramienta para iniciar posibles conversaciones, o en cambio, una ocasión donde “el gobierno retroceda en ocasiones y acuerde con urgencia lo que había rechazado”, afirma Marc Schindler en Le Monde. Así, estas huelgas establecen las bases para abrir un posible diálogo, debido a su incidencia y a cierto poder con que cuentan, o de lo contrario, hacen que el gobierno cambie de opinión y la reforma no se haga efectiva.

Algunas reformas no han podido ser implementadas por diversos motivos. Sin embargo, con el actual mandato y específicamente con la modificación al Código del Trabajo, Macron dijo explícitamente que “no cederé nada ni a los perezosos, ni a los cínicos, ni a los extremos”.  Aunque esta postura firme del Presidente de Francia de mantener en pie las reformas, es en parte el detonante de las constantes huelgas y el impedimento de poder implementar ciertas modificaciones.

“Los gobiernos tienden cada vez más a imponer sus reformas sin haber buscado el apoyo de quienes afectan estas decisiones. La concentración del poder en el ejecutivo, (…) y la toma de decisiones vertical, contribuyen, paradójicamente, a que la opinión pública se movilice con mayor frecuencia que en otros países”, asegura el experto en Ciencia Política, Loïc Blondiaux.

Medidas neoliberales

Uno de los objetivos de reformar el estatus de la SNCF, es poder generar una apertura de este servicio público con el fin de crear competencia, es decir, compañías alternativas prestadoras de este servicio. Desde 1991, una serie de reformas al sistema ferroviario fueron iniciadas por la Unión Europea, sin que éstas hayan culminado. El objetivo es liberalizar el sistema de trenes, a lo cual “los 28 miembros se pusieron de acuerdo para abrir el mercado del transporte de pasajeros nacionales e internacionales”. Países como Italia, Alemania, Reino Unido y Suecia, adelantaron sus respectivos trámites internos para implementar las reformas internamente.

En Francia la situación es diferente; tal como lo afirma el profesor Blondiaux, “existe un apego muy grande al Estado y a los servicios públicos en la opinión pública de Francia que no existe en ningún otro lado”. De esta manera, el miedo ante un posible retroceso en el papel del Estado, hace que la gente desconfíe en la calidad de la prestación de los servicios públicos, razón por la cual se hace evidente un respaldo de una parte de la población a la huelga de la SNCF, menciona el experto.

Francia continúa enfrentándose a una situación en la que reconoce la necesidad de implementar reformas en medio de un estatismo muy consolidado y a unos sindicatos que, aunque débiles y fraccionados, se contraponen al Ejecutivo.

 

*Profesional en Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia. @Nataliamarinop