Emprender acciones que permitan la recuperación y preservación de la Ciénaga de Zapatosa, aprovechando su reciente declaratoria como humedal de categoría Ramsar, solicitó la Contraloría General al Gobierno nacional y a las autoridades ambientales competentes.
Al ser declarado humedal Ramsar, se podrá contar con la posibilidad de acceder a recursos de cooperación internacional para la conservación de este complejo cenagoso.
Al realizar una auditoría de cumplimiento, la Contraloría encontró que la Ciénaga de Zapatosa, situada en áreas de los departamentos del Cesar y Magdalena y considerado el complejo lagunar más grande del país y de Latinoamérica, sigue presentando una delicada problemática ambiental.
Entre las situaciones que afectan este ecosistema se encuentran el vertimiento de desechos orgánicos, el inadecuado manejo de basuras, la proliferación de buchón, la afectación de la biodiversidad, así como la tala de bosques y vegetación.
Para la Contraloría, se evidencian fallas en el control y vigilancia que ejercen las Corporaciones Corpamag y Corpocesar.
Además, señala la entidad de control, luego de revisar el Plan de Acción Institucional de CORPOCESAR del cuatrienio 2012-2015, la Contraloría determinó, como hallazgo disciplinario, que las acciones de protección del Ecosistema Estratégico de la Ciénaga de Zapatosa fueron muy restringidas e insuficientes.
Tan es así que en esos cuatro años solo se realizaron cinco actividades, entre ellas la implementación de acciones de limpieza y destaponamiento de superficies acuáticas, para el control de la contaminación.
Adicionalmente el plan de acción institucional de Corpocesar 2016-2019 no incorpora acciones tendientes a solucionar la problemática ambiental, conforme a los objetivos previstos en el Plan de Manejo de la Ciénaga.
También se cuestiona la falta de planeación presupuestal de CORPOCESAR y que haya adquirido legalmente compromisos con recursos propios, con plazo de ejecución después del 31 de diciembre de cada año. Esta segunda situación detectada también se elevó a hallazgo disciplinario.
De acuerdo al ejercicio auditor realizado por la CGR, algunas de las afectaciones ambientales que se evidencian en la Ciénaga de Zapatosa son las siguientes:
Vertimiento de desechos orgánicos: un factor interno generador de contaminación, en los 5 municipios circundantes de la Ciénaga de Zapatosa es el vertimiento de desechos orgánicos. Estas poblaciones presentan una baja cobertura del servicio de alcantarillado, llegando a ser casi nula en su zona rural así: Tamalameque 15% y El Banco con apenas un 23%.
Además, el servicio de alcantarillado que se presta no se hace bajo los criterios técnicos correctos. Las redes muestran un deterioro sostenible y no existe un sistema de tratamiento y disposición de las aguas servidas, las que desembocan al río Magdalena o son manejadas en pozas sépticas construidas de manera artesanal, ocasionando contaminación a las aguas subterráneas.
En general los desechos orgánicos de aguas servidas van directamente a la Ciénaga, sin ningún tipo de tratamiento o como ocurre en el caso de los municipios de Chiriguaná y Curumaní, se generan afluentes procedentes de la laguna de oxidación, a las cuales no se les hace ningún tipo de control.
Lo mismo sucede en el municipio de Tamalameque, donde existe una laguna de oxidación, pero ciertos factores como la falta de mantenimiento, las inundaciones y los períodos largos de invierno, han ocasionado fallas en este sistema, generando problemas de contaminación y por ende enfermedades en la población.
Inadecuado manejo de basuras: situación similar ocurre con las basuras, que no tienen adecuado manejo. Casos notorios son los municipios de Chimichagua y Tamalameque, donde no existe ningún sistema de recolección de basuras, que son depositadas en las orillas, siendo arrastradas por las aguas de la Ciénaga cuando aumentan los caudales.
En el municipio de Chiriguaná, la basura es depositada en un basurero a cielo abierto, que por su inadecuado funcionamiento no cuenta con autorización por parte de CORPOCESAR.
Proliferación de buchón: la entrada de sedimentos a la Ciénaga, procedentes del río Cesar y sus afluentes, relacionado entre otros factores, por el aporte de desechos orgánicos, está produciendo un desequilibrio ecológico, lo que consecuentemente ocasiona la proliferación del buchón de agua o Taruya.
Esta situación se ha convertido en un problema cíclico, que se presenta por los inviernos debido a varios aspectos, entre los que se destacan la contaminación del agua, ya que estas plantas tienen la capacidad de absorber diversos tipos de contaminantes, en especial metales pesados como el mercurio, plomo y cromo. Es decir que, a mayor contaminación, aumenta la presencia de Taruya.
En el ecosistema cenagoso existen antecedentes como el caso de Saloa, corregimiento del Municipio de Chimichagua, donde el taponamiento con buchón de agua o Taruya ha afectado la navegabilidad del puerto y la producción pesquera.
Afectación de la biodiversidad: se evidencia afectación de la biodiversidad y ruptura de la cadena trófica, como es el caso de la desaparición de controladores biológicos naturales, como el manatí, que tiene la capacidad de consumir a diario entre 40 y 70 kilos de buchón de Taruya (dependiendo del tamaño del animal), y los patos reales y el pisingo, entre otros.
Tala de bosques y vegetación: otro factor de intervención, son los procesos para la adecuación de terrenos para la expansión de cultivos y pastoreo, debido a que se talan los bosques y demás vegetación. Gran parte del ecosistema, corresponde a los últimos vestigios del bosque seco tropical en el país.