Aunque no son precandidatos ni candidatos oficiales, Oscar Iván Zuluaga y Luis Alfredo Ramos siguen pendientes de decisiones judiciales y si salen a su favor se lanzarán al agua. Pinzón define esta semana su futuro y Morales asoma en las toldas rojas
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“Ni son todos los que están, ni están todos los que son”. Ese refrán popular le cae como anillo al dedo al escenario con que está arrancando la precampaña presidencial, en donde es claro que así como ya hay muchos precandidatos y candidatos que han oficializado su aspiración o esta se da como muy segura, hay otros que aunque tienen ganas prefieren reservarse hasta que las circunstancias políticas, electorales e incluso judiciales les sean más propicias.
En esa campaña paralela hay varios dirigentes de primer nivel. Por ejemplo, es claro que el excandidato presidencial del Centro Democrático, Óscar Iván Zuluaga, que ganó la primera vuelta de los comicios de 2014 y perdió la segunda ante Juan Manuel Santos, pero sumando alrededor de siete millones de votos, es uno de ellos.
Zuluaga decidió hace casi tres meses suspender su nueva precandidatura en espera de que tanto la Fiscalía como el Consejo Nacional Electoral definan su situación jurídica y administrativa en el marco de la investigación que se le sigue porque, presuntamente, una parte del sueldo de su asesor político brasileño, Eduardo ‘Duda’ Mendonca, en la contienda proselitista de 2014, habría sido cancelada por la multinacional Odebrecht. Esta, como se sabe, resultó envuelta en un mega-escándalo de corrupción, sobornos y tráfico de influencias en muchos países. En Colombia ya tiene varios dirigentes en la cárcel y a otros dando explicaciones, tanto del gobierno Uribe como del de Santos, cuyas campañas de 2010 y 2014 también están bajo la lupa por recibir dineros de la controvertida compañía carioca.
Zuluaga, que era el precandidato uribista que más alto punteaba en las encuestas, con mucha ventaja sobre los otros aspirantes del Centro Democrático - que estaban hace dos meses y siguen hoy en el sótano de los sondeos- confía en que el CNE le archive en las próximas semanas las pesquisas en su contra y, de hacerlo, de inmediato reactivaría su campaña, ya que el proceso en la Fiscalía es mucho más demorado.
Aunque suspendió las giras, lo cierto es que continúa muy activo en contactos a nivel nacional con miras a no perder el impulso proselitista y evitar que Iván Duque, Carlos Holmes Trujillo, Paloma Valencia, María del Rosario Guerra o Rafael Nieto Loaiza le tomen ventaja cuando se defina el mecanismo que utilizará el uribismo para escoger su candidato único.
En las mismas circunstancias anda el exgobernador de Antioquia, Luis Alfredo Ramos, quien después de quedar en libertad en noviembre pasado, luego de tres años detenido en el marco de una investigación por presunta parapolítica, está a la espera de que la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia le archive definitivamente un proceso en el que, además, ya hay varios falsos testigos judicializados.
Ramos viene realizando desde hace varios meses intensas giras regionales, entrando en contacto tanto con líderes del conservatismo (su partido de origen) como del Centro Democrático, en donde hay varios sectores que lo ven como un fuerte y potencial precandidato uribista, una vez la Corte Suprema lo absuelva. Incluso no pocos analistas consideran que su nombre podría ser la “bisagra” de la alianza entre sectores conservadores y uribistas para competir por la sucesión de Santos. Paradójicamente, en ese escenario hipotético su principal rival sería el propio Zuluaga.
No hay cuña que…
Otro de esos dirigentes que siguen tanteando, desde afuera, el escenario de la contienda por la Casa de Nariño pero sin tomar todavía la decisión de lanzarse al agua es el exembajador en Estados Unidos y exministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, del partido de La U.
Aunque desde el año pasado se sabe que ha realizado contactos privados para vislumbrar la posibilidad de una precandidatura y en varias ocasiones vino al país a reunirse con parlamentarios de esa colectividad, sólo hace cinco semanas salió de la embajada, quedando en libertad de hacer proselitismo.
Aunque se ha tomado este lapso para analizar el terreno político y electoral, ello no le ha impedido emitir duras críticas contra el acuerdo de paz, indicando incluso que puede ser corregido. El atentado terrorista en el Centro Andino también le dio pie para lanzar otras pullas sobre el tema de la seguridad, así como también, esta semana, en contra del proceso de desarme de las Farc.
Obviamente esas críticas, viniendo de quien fuera uno de los funcionarios estrella de Santos, generaron un alud de reacciones, empezando por el propio Jefe de Estado que, sin referirse a él directamente, llegó a insinuar que la política sacaba lo peor de las personas. Sin embargo, en otros círculos de La U consideran que Pinzón es un perfil muy interesante por su actitud crítica a un proceso desgastado e impopular. Lo ven como un nombre fuerte para hacerle contrapeso a Humberto de la Calle, a través del cual el liberalismo quiere adueñarse de la bandera de la paz.
Lo cierto es que Pinzón llega al país esta próxima semana y, de entrada, se espera que defina si será precandidato, más aún cuando desde el uribismo y hasta Cambio Radical siguen atentos sus pasos.
Y hablando de las toldas rojas, allí hay un perfil que si bien se ha mencionado como presidenciable, en realidad no ha querido avanzar sobre el tema. Se trata de la senadora Viviane Morales, cuyas tesis políticas muchas veces han tenido contradictores en su propia bancada, como pasó con el proyecto de iniciativa popular que propone convocar un referendo para que los colombianos decidan sobre quiénes pueden adoptar.
La iniciativa, como se sabe, se hundió en la Comisión I de la Cámara, pero le queda un último chance en la apelación ante la plenaria, lo que debe definirse a partir de la próxima legislatura. Es claro que si el referendo sobrevive, las opciones presidenciales de Morales aumentarían así, por el momento, esa no sea su prioridad.
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