La montaña rusa que le favorece a Colombia | El Nuevo Siglo
AFP
Miércoles, 20 de Junio de 2018
Pablo Uribe Ruan

La inconstancia es, por unanimidad, un calificativo negativo. Los países grandes suelen hacerle culto a su capacidad para ser perseverantes, disciplinados y rigurosos. Pero el fútbol, un deporte que te sube, te baja, y te vuelve a subir, hasta que te deja donde menos lo esperabas, es inconstante, como la Selección Colombia.

Esta Selección es así: poco perseverante. Es como un ascensor, una montaña rusa, con bajadas y subidas repentinas, frenéticas, que hay veces terminan siendo un espaldarazo incondicional y otras veces son una cachetada inesperada, como ayer, en Saransk.

Las caídas, sin embargo, no son indestructibles. La Selección, sobre todo ésta que se clasificó a Rusia en Lima después de una noche terrible en Barranquilla contra Paraguay, demostró que lo inesperado hace parte de su génesis y que frente a los grandes retos siempre saca la jerarquía, tan ausente ayer como el fútbol.

No se trata de caer en el nacionalismo dramático. Al hacer un repaso de cómo se llegó al Mundial, es claro que, como hoy, Colombia se ha acostumbrado a desaprovechar las oportunidades aparentemente fáciles, estar al borde del descalabro y resolver en los partidos finales con jerarquía.

Miren la eliminatoria. Miren los amistosos. Para llegar a Rusia, Colombia perdió en Barranquilla con los rivales más accesibles, con los que no se podía perder. Faltando dos fechas para terminar la eliminatoria, Paraguay liquidó un partido en Barranquilla en los minutos de reposición diez minutos después de un gol de Falcao con el que Colombia se estaba clasificando a Rusia.

Esa frase de “nacimos para sufrir” tan acuñada en el fútbol y tan mentirosa. No es la mejor versión de Colombia en un Mundial -no es momento para debatirlo-. Pero sí es la mejor Selección para reponerse. Y, levantar la cabeza.

¿Por qué? La Selección nunca antes había estado conformada por jugadores que jugaban en las mejores ligas del mundo. Así sea negado por los “nostálgicos” de la década del noventa, esto le ha dado mayor experiencia para manejar momentos difíciles, como éste, a diferencia de cómo fue aquellas veces cuando Rumania dejó a la Selección al borde de la eliminación que finalmente fue confirmada en primera ronda en Estados Unidos 1994 y Francia 1998.

La jerarquía está en los jugadores. Ellos mismos perdieron contra Argentina 3-0 Buenos Aires por eliminatoria y luego, ante la incredulidad de muchos, repusieron los puntos en La Paz y Quito. Ganaron en la altura, sin oxígeno, pero con esa mezcla de experiencia, inteligencia y buen posicionamiento; eso que llaman jerarquía.

No hay que mentirse: esta Selección son más individualidades que conjunto. Lo ha sido así a lo largo de este proceso en el que jugadores base del 2014, como Armero, Zúñiga, Yepes y Teófilo Gutiérrez dejaron el fútbol o no volvieron a ser convocados. Desde entonces, se le ha apostado al buen pie de James, a la gambeta de Cuadrado, a la oportunidad de Falcao, a la media distancia de Cardona (que no está en Rusia).

Esta apuesta, distinta a la de 2014, llevó a la Selección a Rusia y supuso en un intento por mostrar una cara más colectiva un error en el planteamiento de Pékerman contra Japón. Varios de los elegidos carecieron de Jerarquía, sin duda. Ante la adversidad, no estuvo la voz de mando de Yepes, una perspicacia de Teo.

Sin embargo, no quiere decir que no lo haya. Al revés, creo que la hay de sobra, más que en Brasil. Los partidos de la eliminatoria lo demostraron. Lo que pasa es que no se vio expuesta contra Japón o casi no estuvo presente en la cancha.

Los mundiales, dicen los que los han disputado, se juegan con jugadores de experiencia. Colombia tuvo pocos de ellos en Saransk por un afán de explorar y por las circunstancias del partido. Quién se iba imaginar que el eje, Carlos Sánchez, iba a tapar con la mano un balón y luego iba ser expulsado. Pero ahí debió salir la jerarquía, que no llegó.

Rebobinen ocho meses atrás. Barranquilla, minuto 92, gol de Sanabria. “Fuera del Mundial”, decían la mayoría. Los resultados, sin embargo, se dieron. El empate en Perú dejó a la Selección en el cuarto lugar y Rusia se convirtió en un objetivo que persiste pese al tropiezo.

Japón fue. Polonia es. El presente es la jerarquía; el pasado el miedo escénico. No se olviden de lo que fue la eliminatoria: una montaña rusa.