Y el Gobierno que viene | El Nuevo Siglo
Martes, 19 de Junio de 2018

Acaban de acabar las elecciones y cómo lo señalaban todos los indicios, ganó “el todos contra Petro”. Diez millones trescientos del ganador por ocho millones treinta mil al perdedor fue la cifra final. Un gran campanazo en contra del “Régimen”, esa palabra que acuñó tan acertadamente Álvaro Gómez Hurtado para referirse a esa manguala de autoridades civiles, eclesiásticas y militares que han hecho del Estado su botín y de los negocios su patria. Los mismos que lo hicieron su víctima cuando les estorbaba su majestad moral.

Muchas lecciones dejan la campaña y las elecciones. La primera, la democracia colombiana es ahora, más que nunca, más formal que real. Es una democracia condicionada a que ganen los del establecimiento o los que avale el establecimiento. Si alguien contrario o siquiera medio alejado de la ortodoxia del sistema llega a tener posibilidades de triunfo, la extorsión de los gremios, el poder de los medios y hasta la descarada influencia de algunos miembros de las Fuerzas Armadas se hace sentir. Funciona exactamente como la libertad de expresión para ciertos radicales. Tienes derecho a decir todo lo que quieras, siempre y cuando estés de acuerdo conmigo.

Una democracia extorsionada es lo que tenemos. Cuántos empresarios amenazaron, velada o expresamente, a sus empleados con cerrar las empresas y dejarlos sin trabajo si se les ocurría votar por Petro y éste llegaba a ganar. Los empleados tienen derecho a votar libre y autónomamente, siempre y cuando voten por el que les guste a sus patrones.

Los medios se descararon de frente y sin ningún rubor a hacer campaña contra Petro y a favor de Duque. En defensa de Duque hay que decir que no es la primera vez ni es culpa suya. Caracol Radio, con el mismo Director que casi le pegaba a Petro en cada entrevista porque le recordó lo poco patriótico que resulta esconder en el extranjero la plata ganada en Colombia, ya había dado muestras de su parcialidad en la contienda Pastrana-Serpa. Esa vez perdieron las elecciones y el grupo Santo Domingo -dueño entonces de Caracol- tuvo que entregar la cabeza de Augusto López para apaciguar el ánimo del presidente elegido entonces. Maña vieja no es resabio, decían las abuelas.

Pero lo más asustador y preocupante es la actitud de algunos miembros de las FF.AA. que decidieron hacer videos despotricando del candidato Petro o simplemente darle trato de Presidente a quién entonces solo era candidato. Lo aterrador no es que ocurra, pues los miembros de las Fuerzas Armadas no son deliberantes, pero tienen sus gustos. Lo grave es que el mando institucional no haya tomado ninguna medida en contra de los responsables. Todo un aval contrario a la Constitución y a la ley.

Y, con todo y eso, ¡ocho millones treinta mil personas! salieron a desafiar todas esas condiciones adversas, toda una lección de democracia y honradez.  Ahora habrá que esperar qué tanta independencia tendrá de su amo y señor, el nuevo Presidente que ojalá no se convierta en el Medvédev colombiano. 

 

@Quinternatte