Si se esperaba que con los recursos petroleros el país podría desarrollar proyectos de infraestructura u otro tipo de obras para las regiones, este año no llegarán ante la crítica situación del sector.
No en vano por cada dólar que cae el precio del crudo, el país deja de recibir alrededor entre $250.000 y $300.000 millones, teniendo en cuenta la cotización actual de US$50,10 el barril Brent, cuando a comienzos de año estaba en US$27,85, el 20 de enero pasado. A esto se suma que la cotización del dólar pasó de $3.297,46 a $2.914,38.
No se debe olvidar que el Gobierno ha hecho varias modificaciones del valor del crudo en su Marco Fiscal de Mediano Plazo del 2016. En junio del 2015 tenía estimado el valor del crudo en US$53,7, luego en enero en US$35 y ahora en junio de este año lo estipuló en US$42.
El ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, afirmó que este año el país “va a recibir cero pesos” por cuenta de ingresos por petróleo, como efecto de la caída en el precio internacional del crudo. Según Cárdenas, esta crisis ha generado la caída más grande de los ingresos del Gobierno desde los años 80.
“De todos los episodios desde el año 80, este es el de la caída más fuerte de los ingresos. Perdimos 3,2% del PIB en ingresos del Gobierno nacional. En 2013 recibíamos por cuenta del petróleo $23 billones, y este año vamos a recibir cero”, apuntó el Ministro.
“De hecho, la cifra va a ser negativa porque tenemos que hacer unas devoluciones de impuestos que se pagaron el año pasado, como anticipos y como retenciones de las empresas petroleras, y este año hay que devolverles. Este año el sector petrolero no solo no aporta, sino que recibe ingresos del Estado”, sostuvo el alto funcionario.
Cárdenas afirmó que, sin embargo, el Gobierno reaccionó rápido al prever los efectos de esta caída en los precios internacionales del petróleo, con la aplicación de la reforma tributaria de 2014, lo cual generó ingresos adicionales por 1,5% del PIB.
El titular de la cartera de Hacienda enfatizó en que el Gobierno nacional no está endeudando irresponsablemente al país, y que no es cierto que Colombia esté sobreendeudada.
“Algunos nos han atacado con el argumento que estamos sobreendeudando a Colombia, que el país está excesivamente endeudado, y eso no es cierto. El manejo fiscal ha sido responsable, y el país no está sobreendeudado ni nada que se le parezca a eso”, sentenció el Ministro.
La deuda
“La deuda del Gobierno pasó de 33% del PIB durante el primer mandato del presidente Santos, a 41% en 2015. Y la respuesta es sencilla: ese es el efecto de la devaluación, porque una parte de nuestra deuda está en dólares, una tercera parte, y esa deuda es una cosa con el dólar a 2.000 pesos, y otra cosa en 3.000 pesos. Aquí no hay tal abuso del endeudamiento”, aseveró Cárdenas.
Cárdenas también indicó que los ingresos de la bonanza petrolera, entre 2010 y 2013, no se derrocharon, sino que se utilizaron para la superación del déficit y la promoción de la inversión.
La otra cara
Sin embargo, el actual panorama que está viviendo la economía colombiana no es más que la otra cara de la moneda de lo que aconteció durante los años 2003-2013, cuando el precio del petróleo pasó de US$40 por barril a US$110 y debido a esto, entre otras razones, el precio del dólar cayó de $2.900 a un poco menos de $1.700, teniendo en cuenta la relación inversa que tiene el precio del crudo y el dólar.
Cuando el valor del petróleo en los mercados internacionales sube, el precio del dólar en la economía colombiana cae, no sólo por un mayor volumen de dólares que entran al país por las exportaciones, sino porque también ingresan mayores capitales destinados a inversiones en este sector, tal y como sucedió en recientes años con la denominada locomotora minero-energética. Lo contrario sucede cuando el precio del crudo cae en los mercados, se reduce la oferta de dólares en la economía.
Sostienen los expertos que el actual escenario con una reducción de precios del petróleo en sus dos referencias WTI y Brent, y un fenómeno devaluacionista del peso colombiano, no es aislado.
Sin embargo, la revaluación de un dólar fluctuando entre $2.900 y $3.000 está ayudando a compañías como las petroleras a enfrentar el golpe de la caída del crudo, y en general beneficia directamente a las firmas exportadoras.
Luego de tener un valor por encima de los US$100 por barril, algo atípico, el valor del petróleo ha caído más de la mitad de su valor a cerca de US$50 dólares por barril en su referencia WTI, cifra que se podría interpretar como un petróleo “barato”, aunque la verdad es que este nivel es precisamente el precio promedio durante el último siglo.
Muchas son las variables que afectan el valor del crudo, pero en los últimos meses, algunas acciones tomadas han generado un verdadero desplome en el valor del petróleo. Por un lado, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), decidió no recortar su producción conjunta de 30 millones de barriles al día, pese a la caída que ya presentaba el precio del crudo. Este factor contribuyó para el continuo desplome, puesto que representa una mayor oferta de crudo en los mercados internacionales y ante este contexto su valor cae.
Por otro lado, la revolución energética del principal importador de petróleo del mundo, Estados Unidos, ha generado también un impacto directo en el valor del crudo (Estados Unidos Principal Causante en la Caída de los Precios del Petróleo).
El Fracking o Fracturación Hidráulica implementada por este país, ha contribuido a aumentar sus niveles de producción y reducir la dependencia petrolera de países como Rusia o Arabia Saudí. Gracias a esta técnica de extracción de hidrocarburos, se estima que EU podría pasar en los próximos años de principal país importador y consumidor, a un exportador de crudo, inclusive llegando a ser el principal productor petrolero del mundo para el año 2017 según las estimaciones de la Agencia Internacional de Energía (AIE).
Pesimismo
Los pronósticos respecto al comportamiento del petróleo y el dólar de la mayoría de firmas y analistas no son tan optimistas en el corto plazo, aunque son un poco más conservadoras en el mediano plazo. Un análisis de JP Morgan y de Morgan Stanley afirma que durante el primer semestre de 2016 la caída en el crudo se mantendrá, como ya ha ocurrido aunque con ligeros incrementos.
Para el segundo semestre, se espera una estabilización en los precios del petróleo alrededor de US$50 por barril mientras se conocen los recortes en las inversiones de las compañías petroleras, lo que corregiría la oferta de petróleo. A partir de allí, es muy probable que el dólar inicie un proceso de ajuste a la baja hasta situarse cerca de los $2.850.
La enfermedad
A juicio de los analistas, Colombia está sufriendo las consecuencias de la llamada ‘enfermedad holandesa’, al concentrar sus exportaciones en los hidrocarburos ante los precios atractivos en el mercado internacional, hecho que, al sufrir un revés en su cotización internacional, terminó afectando negativamente a todos los sectores. El petróleo representa cerca del 55% de las exportaciones y cerca del 16% de los ingresos fiscales de la nación.
Mientras el crudo mantuvo un precio mayor a los US$100 por barril, el país tuvo un importante flujo de capitales que ayudó a mantener la moneda estadounidense ‘a raya’, con una cotización entre $1.900 y $2.400.
El problema comenzó a finales de 2014, cuando los precios de los hidrocarburos cayeron rápidamente en todo el mundo, ante la sobreoferta de países como Arabia Saudita y Rusia, que buscan desestimular a Estados Unidos en su uso de técnicas de explotación como el fracking (extracción de gas natural mediante la fracturación de la roca madre, como pizarras y esquistos). A esto se unieron la incorporación de Irán nuevamente al mercado mundial y la caída en la demanda de países como China y Brasil.
De acuerdo con Javier Díaz, presidente de la Asociación Nacional de Exportadores (Analdex), Colombia registra una reducción en sus exportaciones totales a partir de la caída de los precios del petróleo. “En volúmenes exportamos un poco más, pero en valor la caída es impresionante. La disminución de los ingresos no alcanza a ser compensada con las exportaciones de otros sectores”, comenta.
Efecto dominó
Esta situación también afecta a empresas exportadoras pertenecientes a otros sectores. Básicamente el boom petrolero de los últimos diez años originó una revaluación del peso, que las empresas manufactureras compensaron usando materias primas importadas, que resultaban más baratas.
“El primer efecto para las empresas exportadoras es negativo, porque los insumos importados tienen precios muy altos. Ahora deben buscar cómo sustituirlos con materias primas nacionales. Y eso tomará tiempo”, dice Díaz.
Junto al bajo precio del petróleo, el peso colombiano también se vio afectado por la posibilidad de que la Reserva Federal elevara sus tasas de interés, lo que habría conducido a un flujo de capitales desde los países emergentes hacia Estados Unidos, en busca de protección. El organismo decidió mantener sus tasas en un mínimo histórico ante la inestabilidad de los mercados financieros.
La industria reacciona. Las empresas colombianas han comenzado a buscar formas para combatir la fuerte devaluación del peso, sin perder competitividad y ofreciendo la misma calidad en sus productos y servicios. “Hasta ahora las empresas no han entrado en pánico ni han frenado sus inversiones. Una de las variables que ha ayudado es que el desempleo está controlado, entonces el motor del consumo interno ayuda a que el país se sostenga”, dice Juan Pablo Villegas, director para el norte de Latinoamérica de Citrix.