Las composiciones “simbolistas” de Ingmar Bergman | El Nuevo Siglo
Foto Montaje El Nuevo Siglo
Domingo, 15 de Julio de 2018
Redacción Cultura con AFP
El cineasta sueco marcó el cine del Siglo XX con una apuesta contestaría, en blanco y negro, que desarrolló el “Exotismo escandinavo”. Sombría para algunos, excepcional para otros, su obra es un referente del cine mundial 

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HACE cien años, un 14 de julio, nacía Ingmar Bergman, el célebre cineasta sueco cuya obra tenebrosa, a menudo de difícil comprensión pero muy celebrada por sus colegas, continúa fascinando y chocando a la vez.

Nacido en 1918 en Uppsala, al norte de Estocolmo, este hijo de pastor luterano dirigió cerca de sesenta filmes entre 1946 y 2003, incluyendo "Gritos y Susurros" (1972), "Secretos de un matrimonio" o "Escenas de la vida conyugal" (1974), "Sonata de otoño" (1978) o "Fanny y Alexander" (1982), su obra-testamento. 

Once años después de su muerte, a los 89 años, en su casa de Fårö, una isla de piedras, pantanos y farallones del mar Báltico, donde rodó la inquietante "Persona", sigue siendo para muchos el pintor de los tormentos, de los fantasmas, de la locura y de las andanzas conyugales. Como en un espejo, con Bergman, Eros y Tánatos siguen siendo víctimas el uno del otro.

"La parte central de nuestra educación se basaba en los principios del pecado, de la confesión, del castigo, de la redención y del perdón", escribió en su autobiografía "Linterna mágica".

De "Crisis" a "Saraband", su última película, el maestro de la imagen, que adoraba a las mujeres y las filmaba de forma magistral, aborrecía la muerte y la filmaba magistralmente también, esculpió una metafísica de las tensiones humanas en la que Dios era tan poderoso como ausente, dejando solas en el mundo a las conciencias dolorosas, entre gritos y susurros. 

"Ingmar echaba mano enormemente de sus propias experiencias, de su pasado [...]. De alguna manera, se quedó en sus diez años", explica a la AFP Anna Bergman, hijastra y encargada del vestuario del director. 

'Exotismo escandinavo'

En los años 1950 empezó a conquistar el extranjero, cuyo público sucumbió al "exotismo escandinavo" con su lengua bárbara, sus jóvenes mujeres liberadas, sus paisajes salvajes y una representación "natural" del desnudo que asombró y causó escándalo.

"A menudo se le asocia en el extranjero a sus filmes sombríos, en blanco y negro, con un ritmo lento y los primeros planos, preo eso no es más que una parte de la verdad. En Suecia, el favorito es Fanny y Alexander", una obra de la infancia multioscarizada y que cada navidad se emite en la televisión sueca, recuerda Anna Bergman.  Pues el hombre nunca fue profeta en su tierra. 

"La carrera de Bergman coincide con el desarrollo del Estado-providencia sueco. Suecia conoció un auge político, social y económico excepcional durante los años 1940, 1950 y 1960 [...]. Sin embargo, tenemos este director, que nos recuerda que también podemos sentir angustia, que podemos divorciarnos o tener relaciones difíciles con nuestros padres, que Dios nos falta. En aquel momento, no teníamos ganas de oír eso", señala Jan Holmberg, director de la Fundación Bergman. 

Una lluvia de Óscars

En blanco y negro y en color, Ingmar Bergman alternaba las composiciones simbolistas ("El séptimo sello") y más clásicas ("Un verano con Mónica", "Secretos del matrimonio", "Sonata de otoño", "Gritos y susurros", "Fanny y Alexander"), con experiencias inclasificables como "Persona", considerada hoy una de las obras maestras del séptimo arte. 

También firmó decenas de puestas en escena, adaptando Molière, Shakespeare, Ibsen y Strindberg. De 1963 a 1966 dirigió el Teatro Dramático Real de Estocolmo, que este año le dedica una programación excepcional. 

Procedente del mundo del cine, aunó este arte con la música, de la que decía que no sabía nada, en "La flauta mágica" en 1975, la alegre ópera de Mozart, cuyo libreto y vinilo siguen presidiendo en la actualidad en la casa de Fårö, protegida por los pinos. 

Considerado por Woody Allen como el "mejor director" de la historia del cine, Bergman consiguió tres Óscars al mejor filme de habla no inglesa, en 1960 por "El manantial de la doncella", al año siguiente por "Como en un espejo" (también titulada "Detrás de un vidrio oscuro" y "A través del espejo") y en 1983 por "Fanny y Alexander". Cannes le homenajeó tardíamente, en 1997, al otorgarle la "Palma de las palmas". Es el único cineasta hasta la fecha que tiene ese galardón.

También él tenía sus modelos. "Cuando el filme no es un documento, es sueño. Y por eso Tarkovski es el más grande de todos", declaró. "Fellini, Kurosawa y Buñuel navegan en las mismas aguas que él". 

Dio sus mejores papeles a actrices como Harriett Andersson y la noruega Liv Ullman, su "Stradivarius". Tuvo aventuras amorosas con varias de sus actrices, se casó cinco veces y tuvo nueve hijos. 

 

La isla de Fårö, su refugio

De inviernos interminables y suelo estéril, la isla de Faro, en el mar Báltico, fue el refugio de Ingmar Bergman, quien la convirtió en un decorado de cine, asilo y última morada.

El director de cine sueco, que hubiera cumplido 100 años el 14 de julio, falleció en 2007. Sus restos descansan cerca de los de su mujer Ingrid en esta tierra árida conquistada por pescadores y campesinos y lugar de peregrinación para sus admiradores.

Bergman ya era conocido cuando en 1960 exploró Fårö en busca de decorados para el rodaje de "Como en un espejo" (también traducida como Detrás de un vidrio oscuro o A través del espejo).

Entonces descubrió sus playas, su vegetación de turberas, de uva de gato (de la familia de crasuláceas) y de serpol, sus pastos escasos y sus puertos. La iglesia y el faro le confieren relieve, por así decirlo.

En su autobiografía "Linterna Mágica" cuenta que sintió "un flechazo" por esta roca de 110 km2, zona de protección militar prohibida a los ciudadanos extranjeros hasta 1998.

"Es tu país, Bergman. Coincide con tu idea de las formas, de las proporciones, de los colores, del horizonte, del sonido, de los silencios, de las luces y de los reflejos", escribe.

Después de "Como en un espejo" (Óscar a la mejor película extranjera en 1961), rodó "Persona" (1966), "La vergüenza" dos años más tarde y "Pasión" en 1969. También filmó para televisión "Escenas de la vida conyugal" (también conocida como Secretos de un matrimonio) en 1979. Hizo asimismo dos documentales.