Ojalá, sin torta | El Nuevo Siglo
Jueves, 5 de Julio de 2018

Mientras en la mayoría de aires de la actividad nacional se ha mantenido prudente optimismo alrededor del despegue del Gobierno electo de Iván Duque, ya se esparcen algunas inquietudes.

Esos vientos soplan no solo en círculos políticos, también en académicos, empresariales, financieros y laborales, donde está el fuerte del eje ciudadano. Esas inquietudes se advierten tras el respaldo de partidos, con filtración de nombres para posibles ministerios.

Si bien el prudente optimismo creció alentado bajo los principios de unidad nacional, reiterados por Duque, para desarrollar país con aire puro, respeto ideológico y conquista de nuevas ideas y estrategias, lo preocupante es que de la política tradicional o reciente, salten los oportunistas.

Esa filtración de nombres para gabinete ministerial se ha prestado para aumentar ondas de especulación, que podrían significar que, de fondo el respaldo liberal, conservador o verde y demás, ha implicado, compromiso compensado para nombrar.

La expresión común, recuerda que, “Es una vaina, mal vista y peor aún, si hay quienes hablan de una primera baraja de nombramientos”, es decir, al estilo  politiquero, que ya nadie quiere ver ni vivir.

El denominado - ciudadano de a pie- las huele todas, y capta los vientos ciertos o especulativos, como ha enseñado la política de partidos hace décadas, en cambios de gobierno.  

No se puede afirmar que en la gestión de preparación del nuevo Gobierno ésta sea la tendencia. Otra cosa es que entre abrazos, intercambio de conceptos y de ideas, los segundos al mando, o lagartos de todos los partidos, estén “cantando” el nombramiento de sus jefes.

Para ser claros, el clima actual a 30 días de la instalación del Gobierno, requiere que de manera directa, el presidente Duque, precise en forma pública que solo su despacho será el organismo oficial que divulgará la conformación del gabinete y demás.

De lo contrario, versiones infundadas pueden crear nubes más oscuras sobre el país para el arranque de Duque; si se quiere paz definitiva en un país unido, aún con distancias ideológicas, el jefe de Estado ratificará el rumbo de ese comienzo más que con palabras, con hechos.

Una corriente similar tendrá que predominar en el Congreso, punto central al que llegarán las más importantes y trascendentales decisiones de Gobierno, a través de decretos, propuestas y debates de su administración, si toma la ruta en balanza justa para todos.

Así en los primeros 100 días se podrá comprobar que desapareció la mermelada, tan rechazada, como las mentiras que descomponen buenas intenciones de un gobierno o que se difunden a su alrededor para desprestigiar.

El país en torno de la nueva mesa no quiere más mermelada; ojalá sin torta de nombramientos, en plato politiquero que nos irrita.