No hay censo perfecto: Juan Daniel Oviedo | El Nuevo Siglo
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Domingo, 7 de Julio de 2019
Andrés Romero

En entrevista con EL NUEVO SIGLO el director del DANE, Juan Daniel Oviedo, explicó las razones por las que 4,1 millones de personas quedaron fuera del censo. Señaló que en el país hay una mayor incidencia del fenómeno de envejecimiento

 

EL NUEVO SIGLO: ¿Cuáles considera que serían los datos más llamativos del censo?

JUAN DANIEL OVIEDO: Entre los datos más relevantes está que la población adulta mayor en el rango de mayor de 65 años pasó de ser aproximadamente el 6,5% en el censo de 2005 al 9,1% en el censo de 2018. Mientras que la población joven, entre 0 y 15 años, pasó de ser casi del 31% en el censo de 2005 al 22% que estamos presentando, a partir de ayer como resultado del censo.

Significa que hay una menor fecundidad en el país y, por consiguiente, una mayor incidencia del fenómeno de envejecimiento que tiene que ser reconocido dentro de la política pública. También hay que destacar una reducción significativa en el tamaño del hogar colombiano, que pasó de 4 a 3,1 en promedio. Es decir, en 2005 un hogar promedio tenía cuatro personas y ahora solo tiene 3,1 personas. Esa variación significativa del tamaño del hogar viene explicada por un crecimiento muy importante de la participación de los hogares unipersonales, que pasaron de pesar el 11, 1% en el censo de 2005 al 18,4% en el censo de 2018.

ENS: En la presentación de los datos usted manifestó que 4,1 millones de personas fueron omitidas del censo. Esto significa una omisión censal del 8,5%, porcentaje superior al promedio de los censos de la región, ¿a qué se debió este porcentaje alto?

JDO: La omisión censal es la representación de que no hay un censo perfecto. Este es un concepto intrínseco a los resultados de todos los censos que se hacen en el mundo.

En América Latina, en promedio, la omisión censal ha sido aproximadamente del 6%. Aquí estamos hablando de una omisión del 8,5%. La naturaleza de la omisión censal se debe a fenómenos, por ejemplo, las personas ausentes, a pesar de que se intentó visitarlas dos o tres veces para obtener la información.

Esas personas ausentes tienen que ser estimadas. Además, en el caso colombiano, el hecho de que hayamos estado por encima de la media latinoamericana es el reconocimiento de que hubo unas dificultades operativas, presupuestales que limitaron la capacidad de respuesta y reacción del DANE frente a hechos contingentes y que, por consiguiente, se omitiera en algunos procesos operativos algunas áreas del país que sí pudimos estimar con precisión gracias a una encuesta poscensal que hicimos en el marco de la Encuesta de Calidad de Vida que se realizó entre noviembre y diciembre del año pasado.

ENS: ¿Cómo fue el proceso para realizar esa estimación?

JDO: Nosotros tenemos 44,2 millones de personas efectivamente censadas. Entre noviembre y diciembre no se hizo un censo nuevamente, pero sí se hizo una encuesta representativa a nivel departamental; fue primera vez en la historia que en las encuestas de calidad de vida que se tiene ese alcance y ese nivel de precisión. Con esa encuesta nosotros incluimos un modelo poscensal en el cual a cada uno de los miembros de los hogares que entrevistamos les preguntamos si habían sido censados o no, cómo habían sido censados (si de forma electrónica o física) y en dónde.

Con base en esa información que en la Encuesta de Calidad de Vida también está asociada al número de identificación, en una matriz se identificó cuántas personas hicieron la encuesta de calidad de vida y están en el censo, cuántas personas dijeron que no fueron censadas en la encuesta. Luego se hizo un proceso de inferencia bayesiana para determinar en la muestra de la encuesta poscensal cuántas personas no fueron censadas. De ahí es el porcentaje de omisión, del 8,5%.

 

"Lo importante es dejarle claro a la ciudadanía que no es que estemos cambiando los números cada vez que salimos a dar una información"
 

ENS: En noviembre pasado, durante la presentación de las cifras preliminares, usted manifestó que la cifra estimada se aproximaría a 45,5 millones, ¿cómo se llegó a 48,2 millones?

JDO: En noviembre pasado le dijimos al país que la cifra de 45,5 millones era la toma de 42,8 millones de personas que teníamos en la base de datos a la cual le debíamos sumar una estimación de población que habíamos recuperado a través de los formularios en papel, que era de 1.1 millones. Entonces, sumado ese 42,8 con el 1,1 tenemos un 43,9. Además de esa población de 43,9 millones le sumamos una población en lugares especiales de alojamiento, que nos daba en ese momento aproximadamente 300.000. Cuando se suma 43,9 con 0,3 le da 44,2, esa es la población efectivamente censada que presentamos.

Sin embargo, en noviembre lo único que nosotros teníamos a nuestro alcance para definir el porcentaje de omisión era el componente de personas ausentes, pero no el de las dificultades metodológicas. El resultado de la encuesta poscensal solo nos dio información hasta febrero de este año porque la recogimos entre noviembre y diciembre. La diferencia entre 45,5 y el 48,2 es que sobre 1,3 millones que estimábamos, en noviembre, que eran ausentes tuvimos que sumar los efectos nocivos que tuvo asumir el censo por las dificultades del DANE para responder a las contingencias logísticas. Esa es la diferencia.

Lo importante es dejarle claro a la ciudadanía que no es que estemos cambiando los números cada vez que salimos a dar una información del censo, sino que el número va evolucionando a partir de la nueva información o los nuevos cálculos que nosotros desarrollamos para garantizar información precisa y de calidad.

ENS: Ustedes manifestaron en la presentación que los datos entregados son con base en las personas efectivamente censadas, pero la población de los departamentos va a cambiar porque esas personas omitidas no han sido distribuidas…

JDO: En este momento lo que nosotros tenemos es una declaración censal definitiva. Es decir, lo que tiene ver con las estructuras demográficas del país, como la composición por sexo, el promedio de personas por hogar, el nivel educativo, ya está calculado sobre los 44,2 millones de encuestados que tenemos en nuestra base de datos, la cual se hará pública a finales de septiembre.

Todas las ciudades y todos los departamentos tienen claro cuántas personas efectivamente fueron censadas. Lo que sucede es que, desde el punto de vista estadístico, a los 4,1 millones omitidos tenemos que distribuirlos a cada uno de los municipios. Los omitidos fueron calculados a través de la encuesta poscensal, que es solo representativa a nivel nacional y departamental y no a nivel municipal. Por ello, tenemos que utilizar procedimientos de conciliación demográfica que consisten en reconstruir la dinámica poblacional desde 2005 con la fecundidad, mortalidad, migraciones internas y externas que efectivamente sucedieron entre 2005 y 2018 para llegar al momento censal que fue junio de 2018. Es un procedimiento engorroso, pero estamos capacitados y somos lo suficientemente expertos en esos temas de conciliación demográfica y vamos a darle al país esos resultados con prontitud. Pero lo importante es que a la hora de planear y utilizar la información lo que se publicó es lo definitivo.

ENS: ¿Cuándo se entregarían esas cifras?

JDO: Nosotros presentamos un cronograma de lo que viene. Estamos comprometidos en los meses de julio, agosto y septiembre a hacer una conciliación censal, las estimaciones y las proyecciones de población por sexo, edad y las retroproyecciones de población en la edad de trabajar.

Yo creo que entre finales de septiembre y las dos primeras semanas de octubre le vamos a entregar al país el último resultado que es útil para hacer proyecciones, pero no necesariamente para analizar estructuras poblacionales porque la información que ya tenemos es la que las determina.

ENS: ¿Qué datos se tienen de pobreza multidimensional?

JDO: El indicador de pobreza multidimensional, que presentamos en abril, estaba a nivel nacional en 19,6%. Ahora gracias a que el conjunto de preguntas que desarrolló el cuestionario del censo permite calcular un índice de pobreza multidimensional censal muy rápidamente, en el transcurso de este segundo semestre le vamos a poder presentar al país esta cifra. Es decir que antes de que acabe el 2019 Colombia va a saber, a partir de la información del censo, cuál es la realidad de la situación de vulnerabilidad en materia de acceso de bienes y servicios públicos.

ENS: Hace unos meses, durante un debate de control político, usted manifestó que había un potencial de sobreestimación de cifras en el Censo Agropecuario de 2014 y, por ello, se estaba analizando la información, ¿ya hay conclusiones sobre esto?

JDO: En lo que tiene que ver con el censo nacional agropecuario las cifras hablan por sí solas. Aquí no hay críticas ni un juicio político personal. Nosotros estamos comprometidos a desarrollar una encuesta nacional agropecuaria con los mejores estándares de calidad gracias al trabajo mancomunado con el Ministerio de Agricultura y Colciencias. Vamos a hacer una encuesta que use herramientas tecnológicas innovadoras. Vamos a poder dar al país información de una muestra para que esos datos que se obtuvieron entre 2013 y 2014 puedan surtir unos procesos de actualización continua para garantizar una información precisa.

 
“La credibilidad del DANE no está basada en esconder los errores”

 

ENS: ¿Qué responde a las críticas sobre la realización del censo?

JDO: Las críticas que realicé, que decían que eran por interés político, son críticas técnicas que quedaron plasmadas en un informe de evaluación por una comisión independiente.

El país debe entender que la credibilidad del DANE no está basada en esconder los errores. Creo que lo peor que hubiera podido pasar al país es que yo me hubiese puesto en la actitud de no tener autocrítica, de decir que todo estaba perfecto y que me llegara, dos días antes de la publicación, un informe diciendo que había habido problemas presupuestales, operativos y tecnológicos y que la gente dijera que por qué ese señor no fue capaz de identificar esos problemas.

Los problemas los identificamos. Lo importante es que se entienda que frente a esos problemas que hemos trabajado incansablemente desde el momento de cierre de recolección de información, que fue el 30 de octubre, casi que dormimos aquí en el DANE para garantizar que la consistencia y la calidad de la información no se dañara por esas dificultades operativas que tuvo el censo.

Para el país puede ser demasiado controversial que la oficina de estadística reconozca sus errores. Es mejor reconocerlos para aprender de ellos y que no vuelvan a suceder. Por eso, el Gobierno está convencido que vamos a hacer un censo económico en 2021, que no va a ser un año en que vayamos a tener situaciones económicas o políticas de cualquier orden. Lo vamos a hacer con un presupuesto adecuado que estamos asignando, incluso desde este año, y con los mejores estándares técnicos y de capacitación.