Inspirado en un relato que su padre le contaba sobre la pesca en el Mar Mediterráneo, el artista trabajó entre 1966 y 1967 en una obra fascinante que recopila su filosofía sobre la época, su perspectiva del universo y las técnicas aprendidas durante su carrera
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ESE verano del 67, Dalí parado frente a lo que era su última obra pictórica, explicó que su gran creación era la transcripción de una narración que su progenitor, que era notario, le había hecho cuando era muy niño. “...me explicó que el mar Mediterráneo se volvía al final rojo de las sangres de las víctimas, de esos monstruos marinos que son los atunes…”
Es vital el anterior relato para entender la razón de la mezcolanza de colores rojizos y verdosos en contraste de un azul cobalto intenso. Además de la ubicación exacta de cada elemento con su respectiva técnica artística, dando así a entender una relación entre la transición histórica de los hechos, con los ocho estilos estéticos del cuadro.
Muchos expertos afirman que en este trabajo se puede admirar muchas de las técnicas que el artista pulió durante toda su carrera.y que el “divino” Dalí hace una perfecta conjunción entre Puntillismo, Tachismo, Action painting, el Pop y Op art, bajo la abstracción de figuras geométricas dentro del género surrealista. Incluyendo, la exactitud y la finura de sus trazos, elementos claves de la grandeza y de la fama de Salvador.
Por lo menos, Ricardo Rivadeneira, experto en Arte de la Universidad Nacional, cuenta que en el Salvador Dalí Museum, ubicado en la ciudad de San Petersburgo, Florida (EU), al momento de ver sus pinturas de cerca se puede constatar la paciencia que tuvo al hacer cada detalle, cada movimiento sublime del pincel.
Además, el académico indica que la genialidad del “divino” Dalí no radica en lo anterior, sino en su capacidad de construir imágenes, algo que cualquiera no puede hacer, de ahí su importancia a la contribución al surrealismo del siglo XX. Puesto que, el poder balancear de forma equilibrada, las disputas entre diferentes fuerzas contrarias como: el bien y el mal, lo religioso y lo pagano, lo figurativo con lo abstracto, lo cotidiano con lo onírico, fueron hechos que marcaron los conceptos de su arte.
Es precisamente eso lo que sucede en “La pesca de los atunes”, el fenómeno de la unificación entre un hecho real: La caza de los peces en el Mediterráneo, con una perspectiva de la convergencia del universo. Tal como lo explicó en la presentación, Dalí dijo: “Tras leer a Teilhard de Chardin, que según él, el universo y el cosmos eran limitados, me di cuenta de que precisamente esa limitación, contracción y límites del cosmos, hacían posible la energía, todas las partículas elementales poseen esta formidable energía hiperestética en virtud de esos mismos límites y contracciones”
A lo largo de su vida, Dalí entabló entrañables relaciones con importantes pensadores, literatos y artistas del siglo pasado que influenciaron su pensamiento y su filosofía de la antropológica y ontológica. Por ejemplo, Sigmund Freud, pensador con el que tuvo la oportunidad de compartir durante su juventud. Así que es claro, que no hubo mejor escenario para plasmar sus perspectivas psicoanalíticas, que el surrealismo.
Adicionalmente, para reforzar el concepto principal del cuadro, utiliza la teoría de Pascal en la que habla de la insignificancia que los seres tienen en comparación a la grandeza del cosmos, para mostrar que es necesario generar una contracultura. Una en la que se hable del renacimiento y la transformación.
Este óleo de 3.04 y 4.04 mts, tiene la capacidad de transmitir la influencia clara que tuvo el movimiento hippie sobre en Marqués de Púbol, pues durante el primer año de bosquejo de la obra, tuvo la oportunidad de trabajar en conjunto con Mao-Tse-Tung, por medio de uno poemas que el artista estaba ilustrando para él.
También durante esa época, Dalí mostró su crítica liberal anti burgués, sacando así, una nueva fase, la Era de Acuario. Pues como se refirió en una oportunidad, con respecto a su pintura: “La Era de Acuario, verá la desaparición de las violencias sanguinarias. Por el momento acabamos de asesinar al Pez“.
Es quizá esa la forma de resumir el concepto de la “Pesca de los atunes”, como la convergencia energética y terrorífica del universo. Una antítesis del sistema social real de la época, que evoca el terrorífico poder del ser mismo dentro de un universo magistral.
En consecuencia a esto, la pintura se convierte en uno de los últimos grandes lienzos que pintó el artista con el Bigote de las diez y diez, antes de su desconcierto interior de los años venideros. Pues después de la Pesca de los Atunes, sólo se confirman cuatro composiciones artísticas posteriores que tuvieron un valor relevante en el mundo artístico.