EDITORIAL. La paradoja ecuatoriana | El Nuevo Siglo
Foto tomada de Elciudadano.com
Lunes, 7 de Agosto de 2017

 

  • Alianza País se divide
  • Herencia política funesta

 

Desde cuando ganó las recientes  elecciones presidenciales  en Ecuador, Lenin Moreno, vicepresidente durante el gobierno de Rafael Correa, del que se decía sería el continuador de su obra, también se afirmaba por los círculos mejor informados de la política local que estaba convencido de la urgencia de combatir la corrupción en ese país. Lo que significaba que no sería un cómplice del escándalo de Odebrecht, que salpicó la gestión de su antecesor, pero que los jueces afines al régimen se abstenían de investigar.

Los expertos en política ecuatoriana se preguntaban: ¿hasta dónde el nuevo Presidente podría tapar semejante acto de corrupción? Un escándalo que al intentar sofocar le podría estallar al nuevo gobierno como  una bomba de tiempo.  

Esas vacilaciones de unos y otros se resolvieron de improviso, cuando se conoció la noticia, el 4 de agosto, de que otro colaborador estrella de Correa,  Jorge Glas, en materia de obras públicas, y fórmula de Lenin para la Vicepresidencia, resultó salpicado. José Conceição Filho, exdirector de Odebrecht en Ecuador,  confesó haber pagado por lo menos 14.1 millones de dólares de coimas entre 2012 y 2016 en la vecina nación.

Glas, entonces ministro coordinador de sectores estratégicos, era la mano derecha de Rafael Correa, y desde ese cargo tuvo la responsabilidad de manejar la  liquidación del Fondo de Solidaridad, dueño de las empresas eléctricas y telefónicas del país. Habría orquestado, según denuncias de la oposición, la fusión de las telefónicas Andinatel y Pacifictel en la Corporación Nacional de Telecomunicaciones. Concretó  la unión de las empresas generadoras y la de transmisión para crear una nueva ya mencionada. Impulsó así el cambio de matriz energética y la mayor inversión en el sector eléctrico de la historia ecuatoriana con la ejecución simultánea de 12 proyectos de generación eléctrica, entre ellos ocho hidroeléctricas. Renegoció los contratos de hidrocarburos y se ocupó de manejar y ser el signatario del primer contrato de minería a gran escala. También impulsó el desarrollo de la explotación de recursos hídricos con los proyectos multipropósito que generarían un sistema de riego y controlarían posibles inundaciones en 620.000 hectáreas. Correa, en varias ocasiones, exaltó y aplaudió el manejo de los multimillonarios fondos a cargo del flamante ministro Glas, que  negoció con grandes empresas extranjeras. Pero a contrapelo de los reconocimientos oficiales a favor de las decisiones del ministro estrella, se empezó a hablar de millonarias comisiones  que se repartieron en el curubito del poder. Pese a ello, Correa consiguió aplazar la investigación del escándalo y promovió a Glas como fórmula vicepresidencial de Moreno, aunque los rumores de las anomalías seguían creciendo.

Los ecuatorianos saben  que eligieron un vicepresidente correísta pero con ganas de concretar cambios, mucho más cuando se conocieron las acusaciones en Brasil, en el transcurso de la investigación Lava  Jato, de José Conceição Filho, exdirector de Odebrecht en Ecuador, quien confesó, como ya se dijo, haber pagado al menos 14,1 millones de dólares a Glas a cambio de que le otorgaran a la empresa distintos contratos públicos. Como Moreno prefirió respaldar a las autoridades y que siguieran avante las pesquisas, Glas se reveló contra el Presidente, incluso con el apoyo de otros sectores correístas. Ante ello, el Presidente anunció públicamente que derogaba las funciones que le había otorgado a su segundo a bordo, quien sigue en su cargo como una sombra sin poder.

La confesión de Conceição  resulta determinante en la investigación por cuanto no se limita a señalar los montos de dinero que repartieron entre los funcionarios corruptos,  sino, además, habría grabado al hoy  Vicepresidente y también al contralor Carlos Pólit.

El escándalo creció al conocerse, en el curso de la investigación en Brasil,  la grabación de Glas  en la que pide un aumento de la comisión, en uno de los tantos contratos que pactó con Odebrecht. Aun así, Correa, desde su retiro en Europa, ha contestado atacando a los que llama traidores del Gobierno y salió en defensa de su cuestionado exministro.

Lo cierto es que hoy la ruptura entre Correa y Moreno se torna inevitable. Los 14,1 millones de dólares repartidos por  Odebrecht abrieron un abismo entre ambos.

En medio de esa tormenta, el Presidente, pese a la división de su partido, Alianza País, está buscando el apoyo popular en torno a su proclama de la lucha frontal  contra la corrupción.

Sabe que tiene el respaldo de muchos sectores en esta causa, así el régimen correísta ahora quiera bloquearlo.