Prólogo | El Nuevo Siglo
Sábado, 12 de Agosto de 2017

Se cumple con la lectura de Juicio Universal, tomos I y II (Editorial Planeta, Barcelona, 1971), de Giovanni Papini (1881-1956), una meta pospuesta por muchos años. Los antecedentes de la obra son expuestos por el prologuista al final del primer tomo y se le sigue textualmente: “Giovanni Papini tuvo el anhelo de escribir una obra fuera de lo común, excepcional, grandiosa de concepción y de dimensiones: una de las que perduran en los siglos. La primera idea de un Juicio Universal es de 1904: una enciclopedia de la vida humana representada en todos sus aspectos por una multitud de resucitados”.

Se convoca, al fin de los tiempos, un tribunal presidido por Dios, ante el cual se presentan diversos personajes históricos. El esquema preponderante es el siguiente: un ángel les resume su vida con énfasis en lo negativo y el acusado procede a su defensa. Está ausente, en algunos casos, la introducción angelical, el reo actúa de inmediato y, de vez en cuando, declaran testigos. Papini trabajó en el texto durante 1904-1908 y hasta 1940, 1944-1945, 1951 y suspende el proyecto definitivamente en 1952.

El prologuista sostiene que se trata de una obra completa- en desacuerdo con el autor- “en el sentido de que los centenares de personajes retratados en el Juicio son más que suficientes, en su variedad y multiformidad, para dar aquella idea de  la vida humana, en todas sus formas, en todos sus problemas, etc, a lo que miraba Papini”. Se coincide con esta opinión, pese a la reducida representación latinoamericana -limitada al dictador Rosas de Argentina- y la ausencia del literato preferido por quien escribe: Franz Kafka (1883-1924). “Papini consideró imperfecta su obra, aunque en realidad más en el orden estético y espiritual que en el orden material”.

“No dejó instrucciones…acerca de una posible publicación póstuma” que, de todas maneras, tuvo lugar. Había pensado “quemar todo el manuscrito” pero no se le hizo caso, a Dios gracias, al igual que con Kafka. El orden de los capítulos fue materia de reflexión. Papini consideraba los pecados y las épocas. Algunos pecadores parecen imaginarios pero la obra contiene una sección biográfica. Papini fue católico convencido, lo cual explica su trato al caso de Mahoma que tal vez no agrade a los musulmanes.