Una banda que fabricaba artesanalmente drogas sintéticas, fue desarticulada por las autoridades durante las últimas horas en Bogotá y en el vecino municipio de Soacha.
Las investigaciones, que duraron más de ocho meses, dejaron al descubierto esta organización criminal conocida como 'Los Sintéticos' y que tenía conformada una sofisticada estructura para la producción y comercialización de estos peligrosos alucinógenos en Bogotá.
El director de la SIJIN, coronel Douglas Restrepo, señaló que un hombre a quien le decían ‘El Mono’, junto con su pareja sentimental, conocida como ‘Mery Jane’, eran quienes lideraban toda la operación.
“Este es un resultado que nos has pedido el alcalde Peñalosa. Una de las desarticulaciones más importante sobre la venta, tráfico y fabricación de estupefacientes sintéticos en Bogotá. Esta era una banda que se conformaba por ocho personas, siete de las cuales ya tienen medida de aseguramiento por venta, tráfico, fabricación y concierto para delinquir”, informó.
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“Los Sintéticos”
La banda, denominada 'Los Sintéticos', utilizaba una vivienda de Soacha donde los investigadores encontraron un laboratorio artesanal compuesto por una máquina tableadora y varios insumos para la fabricación empírica de estupefacientes como anfetaminas, éxtasis, 2CB o cocaína rosada, una peligrosa mezcla de medicamentos veterinarios y sustancias químicas.
“Era una banda que tenía una ganancia de entre 30 y 50 millones de pesos cada fin de semana y que comercializaba los estupefacientes en establecimientos de rumba”, señaló Restrepo.
En las investigaciones fueron recopilados algunos audios de interceptaciones adelantadas por la Policía, donde se evidenció la manera de como ‘El Mono’ y otro hombre quien se hace llamar ‘Lobo’, conversan sobre la intoxicación que dichas sustancias le habrían ocasionado a dos personas, entre ellas una menor de edad, durante una de las rumbas electrónicas que solían frecuentar en un municipio del departamento del Tolima.
Durante la investigación se pudo establecer que otro hombre, alias ‘Gabriel’, con conocimientos empíricos en química farmacéutica, era el encargado de orientar el proceso para las mezclas que posteriormente distribuían en zonas de rumba, en el norte y sur de Bogotá, así como también, en municipios aledaños a la capital.