Esta semana, China respondió fuertemente a las medidas arancelarias adoptadas por Estados Unidos a las importaciones del gigante asiático. El Ministro de Comercio chino anunció un 25% de impuestos a los productos estadounidenses por un valor de US$16 billones, en respuesta a las medidas que el presidente Donald Trump impuso a la segunda economía del mundo, por las supuestas prácticas injustas hacia Estados Unidos y en cumplimiento de su promesa de “Hacer América Grande de Nuevo”.
Este año, especialmente reuniones como las del G-7 en Canadá y de la OTAN evidenciaron que Trump cambió el discurso hacia sus socios comerciales y aún más frente a sus aliados tradicionales. Éstos, por su parte, han comenzado a estrechar lazos con otros actores para mitigar las consecuencias de las medidas impuestas por Washington.
China y el multilateralismo
Estas medidas proteccionistas van en contraposición a los principios de la Organización Mundial del Comercio (OMC), encargada de garantizar la circulación de bienes y servicios mediante acuerdos y negociaciones entre los Estados. Trump ha denunciado que sus aliados se “aprovechan” económicamente de Estados Unidos y, haciendo alusión a China, justifica que la imposición de aranceles es “esencial para prevenir más transferencias injustas de tecnología estadounidense y propiedad intelectual a China, lo que protegerá los empleos estadounidenses”. Además de la retórica, Trump ha hecho efectiva la salida de acuerdos comerciales y multilaterales como el Acuerdo Transpacífico (TPP).
Ante este panorama, China está aprovechando la oportunidad de crear una mayor apertura del comercio y nuevas alianzas con países que mantienen una postura en contra del proteccionismo. En el Foro Económico de Davos, en 2017, el presidente Xi Jinping mencionó en su discurso que “debemos promover el comercio y la inversión, la liberalización y la facilitación mediante la apertura, y decir no al proteccionismo”.
La Unión Europea también ha sido víctima tanto de las acusaciones de Trump que la tildan de ser “tan mala como China”, como de las medidas arancelarias al aluminio y al acero. En la cumbre del pasado julio entre China y la Unión Europea, defendieron la importancia de la OMC y un apoyo al multilateralismo.
“Ahora que las relaciones con Estados Unidos se están volviendo especialmente difíciles, el otro gigante económico, China, inevitablemente se está volviendo más importante para nosotros”, dijo Volker Treier, experto en comercio con la Federación de Cámaras de Comercio de Alemania, escrito por Jeff Spross en The Week.
Si bien se busca reforzar esta alianza en medio de las medidas adoptadas por Estados Unidos, “China y la Unión Europea han estado fortaleciendo su relación desde hace ya varias décadas (…). Podríamos calificar a la relación China-Europa como una relación comprensiva y estratégica que se fortalece día a día y que no responde a contingencias como la que se está dando en materia comercial con EE.UU”, afirma David Castrillón, Profesor de la Universidad Externado de Colombia y experto en temas de China.
Aparte de estrechar lazos con Europa, China busca una mayor inserción y reconocimiento a nivel mundial. Esto lo ha hecho mediante la defensa de la paz, el desarrollo y la cooperación mutua. Una de las iniciativas que ha propuesto es la Ruta y la Franja, también conocida como la Ruta de la Seda del siglo XXI. Esta propuesta busca generar una conectividad entre Asia, África y Europa al establecer y fortalecer acuerdos de cooperación que fomenten el comercio y el desarrollo sostenible de los países que hacen parte de ella.
¿Envidia?
Estados Unidos sigue liderando como la primera economía del mundo, superando por una amplia diferencia a China, que ocupa el segundo lugar. De acuerdo con cifras del Banco Mundial y del Foro Económico Mundial, en 2017 Estados Unidos representó el 24.3% del PIB mundial y China un 14.8%. Aunque esto no supone una amenaza para la primera economía del mundo, Trump considera que el gigante asiático ha tomado ventaja a costa de Estados Unidos.
Frente a la imposición de aranceles a productos chinos, la contramedida impuesta por este país asiático y la oportunidad de hacer nuevas alianzas, han generado críticas. Según dice Bonnie Glaser en el New York Times, “el aislamiento de los Estados Unidos sirve para reforzar la narrativa de China de que Estados Unidos es un socio poco confiable, y ayuda a avanzar los objetivos de Beijing de debilitar los mecanismos de gobernanza como el G-7 que no incluyen a China”.
Esta oportunidad que se abre para China de ampliar su posición a nivel internacional ha generado comentarios de rechazo a quienes consideran que busca debilitar la alianza en Occidente. “Es un hecho que China se ha beneficiado de este sistema internacional. Cualquier quiebre que se vea hoy es menos el resultado de un accionar chino y, más bien, proviene del desencuentro entre aquellos que apoyan el formato abierto del sistema que quieren dar vuelta atrás y acercarse más al proteccionismo. El mejor resultado para China bajo estas condiciones es volver al consenso multilateral que incluya al mayor número de estados, incluyendo a EE.UU y Europa. Actualmente, esto significa para China trabajar con aquellos que quieren apoyar el formato abierto, pero estos modos de cooperación no son anti-EE.UU ni anti-alianza occidental”, afirma Castrillón.
Si bien la competencia por ser la primera economía del mundo no está en el centro de la discusión, si lo está el hecho de que China continúa siendo un gigante en temas de tecnología y fomento a la industria nacional. De acuerdo con el experto citado anteriormente, “el plan Made in China 2025 en particular ha atraído el miedo de muchos porque le apuesta a áreas de innovación y tecnología en los que China rápidamente se está volviendo líder, por ejemplo, en inteligencia artificial, redes 5G, nuevos materiales, etc. Estos críticos ven un reto en la forma en la que el gobierno, el sector privado y la sociedad actúan en conjunto para lograr objetivos comunes y tildan estas prácticas de injustas y agresivas”.
Más que un tema comercial
China ha sabido aprovechar esta oportunidad que tiene actualmente al buscar consolidarse como el defensor del multilateralismo. Este discurso fue proclamado en la reciente cumbre de los BRICS celebrada en Sudáfrica. También, en medio de un sentimiento anti-europeísta presente en el bloque europeo, China creó el espacio 16+1 que reúne a los países de Europa Central y Oriental con el fin de estrechar las relaciones con estos estados. A pesar de las críticas de quienes rechazan las actuaciones del gigante asiático, lo interesante es que este país está cambiando las dinámicas y que un asunto que inicialmente parecía solo comercial, traspasa esta esfera y cuestiona el balance de poder y las alianzas.
*Profesional en Gobierno y Relaciones Internacionales