Siguen manifestaciones contra Lukashenko, Putin promete ayuda | El Nuevo Siglo
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Lunes, 17 de Agosto de 2020
Redacción internacional con AFP

El mandatario de Bielorrusia, Alexandre Lukashenko, enfrentado a un importante movimiento de protesta en las calles tras su reelección, aseguró que el presidente ruso Vladimir Putin, le había ofrecido "ayuda" para preservar la seguridad bielorrusa.

Al menos 3.000 personas se concentraron el sábado por la noche delante de la sede de la televisión pública en la capital Minsk para pedir "verdad" y protestar contra la reelección de Lukashenko, que dirige el país con mano de hierro desde hace más de dos décadas.

Durante la tarde, miles de personas ya se habían concentrado cerca de la estación de metro de Pushkinskaya, al oeste de la capital, para rendir homenaje a un hombre que murió cerca de esta zona durante una protesta el lunes pasado.

"¡No a la violencia!", "Viva Bielorrusia", coreaban los manifestantes, con flores.

Estos dejaron ramos de flores, decorados con lazos rojiblancos (colores de la oposición), en un memorial improvisado y también mostraron fotos de los manifestantes torturados durante sus arrestos.

Paralelamente, entre 500 y 700 personas se reunieron en silencio con la familia del fallecido, alrededor de su ataúd, expuesto en otro barrio de Minsk.

La principal candidata de la oposición a las presidenciales, Svetlana Tijanóvskaya, refugiada desde hace cuatro días en Lituania, había llamado a realizar marchas pacíficas el fin de semana en todo el país.

Llamada a Putin

Por su parte, el presidente Lukashenko mantuvo una conversación telefónica sobre los acontecimientos con el presidente ruso Vladimir Putin. "Nos hemos entendido. En cuanto lo pidamos, una ayuda completa será suministrada (por Rusia) para garantizar la seguridad de Bielorrusia", afirmó el dirigente bielorruso.

Lukashenko, confrontado a la mayor ola de protestas en su país tras su llegada al poder en 1994, hizo referencia a un acuerdo militar que asocia Minsk a Moscú a través de la Unión de Rusia y Bielorrusia, una alianza intergubernamental, y la Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva (OTCS).

El Kremlin se dijo "confiado" en una solución rápida de los "problemas" en Bielorrusia, según un comunicado de la presidencia rusa tras la entrevista entre los dos líderes.

El presidente bielorruso también se opuso a una posible mediación extranjera, una propuesta hecha el miércoles por Polonia y dos países bálticos.

Según Lukashenko, su país se enfrenta a una "revolución de color", nombre dado a varios levantamientos en la ex Unión Soviética en los últimos 20 años, con "elementos de interferencia exterior".

Muchos Estados occidentales condenaron la violencia y denunciaron fraude.

Estados Unidos y Polonia pidieron a Minsk que dialogue con la sociedad civil.

La víspera, la Unión Europea acordó sancionar a los responsables bielorrusos vinculados con la represión y al fraude electoral.

Estas sanciones se producen en un contexto en el que la movilización se ha extendido en Bielorrusia: se multiplican las cadenas humanas de protesta contra la violencia y los fraudes, a la vez que los trabajadores de las fábricas realizan acciones de solidaridad y huelgas.

A diferencia de las manifestaciones al inicio de la semana, violentamente reprimidas, las acciones del jueves y el viernes se desarrollaron sin enfrentamientos ni detenciones masivas.

Las autoridades, que parecen dar señales de retroceder, anunciaron la liberación de más de 2.000 de las 6.700 personas detenidas durante las manifestaciones.

Relatos de tortura

Desde la noche del 9 de agosto, Bielorrusia es escenario de una ola de protestas de un alcance inédito contra la reelección de Lukashenko.

Su victoria, oficialmente, con más del 80 por ciento de los votos, fue vista como fraudulenta y una inmensa movilización en apoyo a su rival Tijanóvskaya prendió fuego en Bielorrusia antes de las elecciones.

Tijanóvskaya, que oficialmente obtuvo el 10 por ciento de los sufragios, denunció fraudes masivos.

Las cuatro primeras manifestaciones fueron sofocadas por la policía antidisturbios, dejando al menos dos muertos y 150 heridos, que se encuentran en el hospital desde el viernes.

Algunos manifestantes que fueron liberados relataron la atrocidad de las condiciones de detención. Sin acceso a agua y comida, golpeados y quemados con cigarrillos, fueron encerrados por decenas en celdas previstas para cuatro o seis personas.