Humano, muy humano | El Nuevo Siglo
Viernes, 14 de Septiembre de 2018

“El espíritu libre vuelve a la vida, lentamente, casi a su pesar, desconfiando. Sus sentimientos y simpatías adquieren profundidad, brisas tibias pasan delante de él” Federico Nietzche.

Desafortunadamente la humanidad, en este siglo XXI, se enfrenta a dos realidades. Unos van por el camino de la incredulidad, solo aceptan lo que pueden ver, tal como el apóstol Tomás que se mostró incrédulo ante la resurrección de Jesucristo, tuvo que palpar con su mano las llagas del Señor para aceptar la verdad. Frente a estos incrédulos están los que trascienden con el pensamiento, los que van más allá de lo tangible, sienten, se preguntan constantemente ¿por qué?

Deepak Chopra en su obra Sincro Destino advierte: “los milagros existen todos los días. Aunque las estrellas fugaces de la vida cotidiana nos parecen mágicas, la verdad es que surcan el cielo constantemente. Sólo que no las notamos durante el día porque estamos deslumbrados por la luz del sol, en la noche únicamente son visibles si miramos hacia el lugar correcto, en un cielo oscuro y despejado”

De igual forma, los incrédulos tardan mucho en compenetrarse con el espíritu, íntima y plenamente con él, porque sin pensar en ello van todavía bajo las formas visibles.

Hay seres humanos que luchan abiertamente por establecer el aborto ilimitadamente escudándose en el derecho a la libertad. Con el sofisma de que la mujer es dueña de su cuerpo, le dan la facultad para dejar nacer o interrumpir la formación de una criatura indefensa.

Ellos quieren que cuando se de la unión del espermatozoide con el óvulo surja instantáneamente una criatura completamente formada, con brazos, piernas, cerebro, ojos, para que sea visible.

Al existir un proceso en la formación de la criatura, que dura 9 meses, los abortistas no aceptan que en un primer momento pueda surgir vida humana, para ellos solamente son células muertas. Mientras que los que son espirituales saben muy bien que esa unión se da con células vivas, por lo tanto ya comienza a formarse una vida.

Chopra plantea que esas células están en el universo: “un ser humano ya es infinito desde un punto de vista específico y localizado. Por lo tanto el alma es una parte del ser humano que es universal e individual al mismo tiempo, y es un reflejo de todas las demás almas”

Los incrédulos algún día entenderán que en el momento de la unión del espermatozoide con el óvulo ya se origina vida humana a nivel potencial.

La espiritualidad existe. No será comprobable para los abortistas ni para la ciencia.  Igual que la telepatía, aunque no se pueda tocar ni ver se mueve a través de ondas-partículas, todo pensamiento es posible de comunicar a través de grandes distancias, a una velocidad mayor que la luz.

Así, los abortistas sigan luchando por una libertad ilimitada para interrumpir voluntariamente un embarazo, la espiritualidad de esos seres engendrados desde el primer día jamás podrán ignorar.