Son muchos los ‘signos vitales’ con los que se establece cómo anda la salud del planeta. Lamentablemente hoy la mayoría de estos se encuentran al límite e inclusive en niveles críticos. Por lo menos así se desprende de varios informes que sobre el medio ambiente se divulgaron esta semana.
Pese a la ‘tregua’ en degradación ambiental que tuvo el mundo a raíz del forzado confinamiento poblacional por la pandemia del coronavirus, lo que permitió una leve reducción en la emisión de gases efecto invernadero y en la depredación del entorno natural, la radiografía global revela situaciones muy preocupantes, que van desde el imparable calentamiento global hasta la pérdida de la biodiversidad.
Esto es lo que revelan cuatro informes de diferentes agencias de Naciones Unidas:
A. El planeta, cada vez más caliente
“Aunque muchos aspectos de nuestras vidas se han visto alterados en 2020, el cambio climático avanza de manera implacable”. Con esta contundente frase Petteri Taalas, secretario general de la Organización Meteorológica Mundial, presentó el más reciente y también alarmante informe sobre el tema.
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En este se indica que la temperatura del planeta sigue aumentando, el agua y los ecosistemas están cada vez más amenazados y las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera permanecen en niveles récord, a pesar de los cierres por el coronavirus.
En cuanto a las emisiones de carbono, se indicó que si bien se redujeron hasta 17% hace unos meses, ya se acercan de nuevo a los niveles previos a la pandemia y con tendencia a crecer. Y sobre el termómetro global, se confirma que el periodo 2016-2020 es el más cálido de que se tenga constancia, aproximadamente 1,1 grados centígrados más que lo registrado entre 1850 y 1900, en plena era preindustrial.
B. Menos hielo y océanos más ‘ácidos’.
Aunque este no es un fenómeno nuevo se ha acelerado. En los últimos cinco años la pérdida registrada de la masa de los glaciares superó los valores de cualquier otro quinquenio previo desde 1950. De allí que la velocidad de subida del nivel medio del mar a escala mundial se incrementó en la última década.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático destacó que desde 1993 la tasa de calentamiento de los océanos se ha más que duplicado y que éstos absorbieron entre 20 y 30% del total de emisiones de CO2 causadas por el hombre (desde la década de 1980) incrementando su acidificación. En respuesta al calentamiento de las aguas y la pérdida de oxígeno, muchas especies marinas se han desplazado en busca de hábitats adecuados.
C. Sin aire limpio
En el planeta, nueve de cada diez personas respiran aire impuro. Esa fue la alerta que se emitió en el primer Día Internacional del Aire Limpio por un Día Azul, celebrado esta semana.
El secretario general de la ONU, António Guterres, dijo que el aire contaminado contribuye a la aparición de diversas enfermedades como las cardíacas, los accidentes cerebrovasculares, el cáncer de pulmón y otros padecimientos respiratorios.
Y fue más allá al asegurar que este lesivo fenómeno causa alrededor de 7 millones de muertes prematuras al año, fundamentalmente en países de ingresos bajos y medios. También recalcó que la alta contaminación amenaza la economía, la seguridad alimentaria y el medio ambiente.
Por su parte, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente destacó que la contaminación aire no solo representa una seria amenaza para las personas, sino también para las plantas y los ecosistemas. “La sola contaminación por ozono es responsable de la pérdida de 52 millones de toneladas de cultivos cada año en todo el mundo”, alertó.
D. Pérdida de biodiversidad
El mundo perdió más de dos tercios de los vertebrados en menos de 50 años y las zonas tropicales de América Central y del Sur son las más afectadas con un desplome del 94%, según un informe del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), que dibuja un panorama negro de consecuencias potencialmente nefastas para el hombre.
La actividad humana que genera la sociedad de consumo degradó, además, tres cuartas partes de las tierras y el 40% de los océanos. En concreto, la deforestación y la expansión agrícola son claves para explicar la desaparición del 68% de los vertebrados entre 1970 y 2016, señala el Índice Planeta Vivo.
En el planeta, nueve de cada diez personas respiran aire impuro.
La principal causa de esta pérdida de biodiversidad es la modificación de las tierras, especialmente cuando la industria convierte los bosques en granjas o explotaciones agrícolas, destruyendo el hábitat de los animales salvajes. Los cambios comunes son causados por la agricultura insostenible, la infraestructura, el crecimiento urbano, la producción de energía y la minería. A ello, se suman las especies invasivas y la contaminación
En total, un tercio de la superficie terrestre y tres cuartas partes de los recursos de agua dulce se dedican ahora a producir alimentos. En los océanos, el 75% de las reservas de peces también está sobreexplotada.
E. Deforestación y quemas en Amazonas brasileño
El 5 de septiembre se conmemoró el Día del Amazonas en este gigante sudamericano, lo que se aprovechó para presentar una radiografía en este pulmón del mundo. Este año se volvió a develar un “periodo de degradación debido a la deforestación ilegal y el desmantelamiento de estructura para fiscalización y represión de delitos ambientales”, según la revista especializada Exame
Según datos del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales, que monitorea la región vía satélite, el volumen de incendios registrado en esa zona brasileña en agosto fue el más alto del año y el segundo más grande de la década, con 29.307 puntos calientes. Y, en lo corrido de este mes, se han detectado al menos 1.000 incendios.
Además, la deforestación aumentó un 34,5% entre agosto de 2019 y julio de este año, en comparación con el mismo periodo entre 2018 y 2019. Se ha destruido una superficie total de 9.205 km². Según el Fondo Mundial para la Naturaleza, a lo largo de sus 6,7 millones de km2 (dos veces el tamaño de India), el Bioma Amazónico es hogar de al menos el 10% de la biodiversidad conocida del planeta. Además, sus ríos representan entre el 15% y 16% de la descarga fluvial total a los océanos del mundo.
Particularmente, el río Amazonas (el de mayor caudal en el mundo) fluye a lo largo de más de 6.600 kms. y, junto con sus cientos de afluentes, contiene el número más grande de especies de peces de agua dulce del mundo.
Como se ve, es un panorama muy crítico y preocupante. Una señal positiva es que hay conciencia sobre la magnitud del problema, máxime ahora cuando el mundo enfrenta la pandemia global del covid. Y es que precisamente los riesgos de propagación de enfermedades infecciosas como esta y el cambio climático son considerados como las mayores amenazas globales.
La alta contaminación amenaza la economía, la seguridad alimentaria y el medio ambiente.
Así lo reveló un reciente estudio del Pew Research Center, en el que la mayor diferencia frente a los pasados (2013, 2016, 2017 y 2018), es que el terrorismo era percibido como el segundo riesgo global junto al cambio climático.
Ante este preocupante panorama global se multiplican las voces que instan a los gobiernos a adoptar las políticas que permitan cumplir con los acuerdos climáticos, a transitar hacia energías limpias, a reducir el derroche alimentario y favorecer dietas más favorables para el medioambiente, porque sólo así se podrá doblegar la curva de esta degradación planetaria. Y aunque el planeta está en cuidados intensivos con alto riesgo de letalidad, lo que peligra es el futuro de la humanidad.