Bolivia avanza hacia un polarizado duelo electoral entre el candidato izquierdista Luis Arce, delfín de Evo Morales, y el expresidente Carlos Mesa, luego de que la mandataria de centroderecha, Jeanine Áñez, abandonara la contienda a un mes de los comicios.
Una encuesta difundida esta semana, precipitó que Áñez abandonará la carrera presidencial para impedir la victoria de Arce.
La Mandataria explicó que tomó esa decisión "ante el riesgo de que se divida el voto democrático entre varios candidatos y que a consecuencia de esa división el MAS (Movimiento Al Socialismo, liderado por Morales) acabe ganando la elección" del 18 de octubre.
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Áñez asumió el mando en noviembre de 2019, tras la renuncia de Morales por una fuerte convulsión social, luego de unos cuestionados comicios.
Al asumir prometió encabezar un gobierno de transición con el único fin de garantizar nuevas elecciones en 2020, pero en enero anunció su postulación.
La Presidenta tuvo que asumir el manejo de la pandemia del coronavirus y fue blanco de acusaciones por dicha gestión en medio de fuertes bloqueos.
Luis Arce, ministro de Economía durante los 14 años del gobierno de Morales, encabeza la intención de voto con el 29,2%. Le sigue Mesa con 19% y más atrás el líder cívico regional Luis Fernando Camacho, con 10,4%. Áñez tenía apenas 7%.
Las elecciones presidenciales y legislativas de este año, que fueron postergadas tres veces por la pandemia, reemplazan a los comicios de octubre de 2019, que derivaron en protestas que condujeron a la renuncia de Morales y que luego fueron anulados.
En esa votación, el Tribunal Supremo Electoral (TSE), acusado de estar al servicio de Morales, lo declaró vencedor en primera vuelta para un cuarto mandato consecutivo.
Pero su triunfo generó denuncias de fraude y una ola de protestas que condujo a su dimisión 20 días después. Morales se asiló en México y luego en Argentina, y fue reemplazado por Áñez, quien era senadora.
Todos los sondeos marcan la tendencia de que la Presidencia de Bolivia se definirá entre Arce y Mesa pero que tendrán que ir a una segunda vuelta, en unos comicios en que están habilitados para sufragar 7,3 millones de bolivianos.
La Constitución estipula que un candidato gana en primera vuelta si obtiene el 50% más un voto o alcanza al menos el 40% con diez puntos de distancia sobre su escolta.
Si no se da alguno de estos casos, el 29 de noviembre habrá una segunda vuelta entre los dos postulantes con más votos.
Sin embargo, el expresidente Mesa, descartó eventuales alianzas con otros partidos y sostuvo que "la unidad del pueblo boliviano se da a través del voto, la unidad la da el votante más que la posibilidad de acuerdos o alianzas entre las fuerzas políticas"
Mesa reconoció que su "único objetivo fundamental es derrotar al “masismo” y evitar que vuelva al Gobierno, porque el daño que el MAS le ha hecho a Bolivia es irreparable".
Añez ha considerado que "se trata de una decisión que deja en libertad a quienes iban a votar por ella, para elegir a la mejor opción".
Respecto a la decisión de Áñez de abandonar su candidatura, ha considerado que "se trata de una decisión que deja en libertad a quienes iban a votar por ella, para elegir a la mejor opción". Además, aseguró que "no hubo ninguna negociación, directa o indirecta, ni contacto de ninguna naturaleza con ella o sus colaboradores".
Mesa también quiso salir al paso de las especulaciones de que pudiera cambiar a su candidato a vicepresidente en virtud de un acuerdo con la alianza Juntos de Áñez, confirmando a Pedraza. "No hay ninguna intención de nuestra parte de negociación por la naturaleza misma de la renuncia, la Presidenta no ha dicho 'queremos abrir un espacio de diálogo para conversar con las diferentes fuerzas políticas"", indicó.
Por su parte, Pedraza sostuvo que corresponde a cada partido decidir si se mantiene en la pugna electoral al tiempo que subrayó que "Comunidad Ciudadana es la única opción capaz de derrotar al MAS".