Doce años después de ser rescatada en la mundialmente famosa Operación Jaque, la excandidata presidencial Ingrid Betancur admite clara y directamente que la tragedia individual, familiar y social de un secuestrado no termina con su regreso a la libertad.
En un profundo y sentido análisis que hizo ante la Comisión de la Verdad sobre lo que significó su plagio a manos de las Farc, Betancur develó por qué este delito es de las afrentas más graves que puede sufrir la humanidad en su conjunto.
EL NUEVO SIGLO presenta sus principales juicios de valor, que se constituyen en un fuerte llamado de atención de las víctimas a la indolencia del partido Farc y sus líderes para reconocer, en toda su dimensión, la gravedad imborrable e imperdonable de su criminal accionar.
- La mentira es el arma de la guerra. La mentira es con lo que se escudan los poderosos y los violentos para reescribir la historia de nuestro país.
- El secuestro no tiene fecha de vencimiento. Es decir, el secuestro no se acaba el día de la liberación. El secuestro es una realidad que se vuelve una realidad genética, si se quiere, del secuestrado y que va a cambiar totalmente su manera de ser, su manera de ver la realidad, de comunicarse con el otro.
El secuestro no tiene fecha de vencimiento. Es decir, el secuestro no se acaba el día de la liberación.
- El secuestro es un asesinato. Y lo digo pensando las palabras, porque el asesinato es radical. Es decir, una vez que la persona se muere ya no hay nada más que hacer. El secuestro tiene eso. Es decir, la persona que es secuestrada muere. Y muere de una muerte lenta durante el periodo de ese secuestro. Cuando se da la suerte infinita de salir vivo, el ser, la persona que sale es otra persona.
- Ese proceso, donde hay una expropiación de la identidad, donde hay una violación del ‘soy quien soy’, donde hay un descuartizamiento de la dignidad, una usurpación del nombre, de la voz, es decir una anulación del ser humano, todo eso es una tortura, que dura en el caso mío seis años y medio, en el caso de muchos otros compañeros hasta 15 años, compañeros que estuvieron conmigo en el cautiverio.
Irreparable
- El peso específico del secuestro en la vida de cada uno de los secuestrados es imponderable, porque lo único que sabemos es que entra uno en una especie como de exilio de lo más íntimo, donde está uno alejado, a la deriva, en una soledad donde uno no puede tocar fondo.
- La lucha para recomponer el ser humano que ha sido descuartizado es una lucha que no termina con el momento de la liberación. El daño es irreparable.
- El peso que se lleva por dentro se vive en lo cotidiano, en lo diario, en la confrontación con todas las incapacidades que le quedan a uno para relacionarse adecuadamente con los seres queridos, con la realidad, con el mundo.
- Si yo pudiera decir algo del secuestro, yo diría que es el peor de los crímenes, porque los incluye todos y para siempre.
Yo creo que hay un momento en el cual un grupo de personas bajo el mando de un líder cruel son capaces de llegar a una crueldad que ni ellos mismos se imaginan
- Yo creo que hay una legalidad del mal. Yo creo que hay un momento en el cual un grupo de personas bajo el mando de un líder cruel son capaces de llegar a una crueldad que ni ellos mismos se imaginan que son capaces de tener. Y eso se vuelve como como una carrera a los extremos, una manera de hacerse admirar por los otros a través de la violencia.
- Son comportamientos obviamente patológicos, pero el sadismo y la capacidad de torturar a un ser humano va ‘in crescendo’. Una vez que se pasa cierto límite, de ahí para adelante como que se rompen las barreras y a partir de ahí es muy difícil contener unos comportamientos que son visceralmente sádicos.
- Cada cual tiene la posibilidad de definir qué quiere ser. Y en ese momento definición, ellos tienen que definir si quieren seguir mintiendo o si quieren reconocer lo que sucedió.
- La gran lección que nos deja es esta violencia en Colombia de hace 200 años es que cualquier colombiano puede transformarse en un ser violento y hacer las peores de las actuaciones. Esa es la realidad y por eso tenemos que estar alertas.
Sufrimiento
- Hay un sufrimiento que está por encima de todos los sufrimientos, que es el de la mentira, es decir el ser víctima de la mentira, de la deformación, eso ha sido devastador para mí y para mi familia.
- La guerra es un extraordinario instrumento de impunidad para los corruptos, porque es lo que les permite pasar por debajo, pretender que si son acusados es porque es una vendetta política, desvirtuar la verdad y la realidad, y esconderse detrás de esa cortina de humo de una narrativa polarizada.
- Colombia no les ha reconocido a las Fuerzas Militares y a los integrantes de la Operación Jaque en su justa proporción lo que lograron.
Colombia no les ha reconocido a las Fuerzas Militares y a los integrantes de la Operación Jaque en su justa proporción lo que lograron.
- Si no valoramos los héroes de nuestra tierra entonces qué es lo que estamos valorando: ¿los bandidos, los corruptos, los que se salen con la suya, los que ponen conejo a las leyes, los que se salen de la cárcel? ¿Ese es el ejemplo que le estamos dando a las futuras generaciones, palo, bolillo?
- Los que tenían una visión política están en el Congreso y están militando están haciendo política hoy en día, y los que tenían una visión de las Farc como cartel de la droga se volvieron para la selva y están haciendo lo que están haciendo, es decir tráfico de drogas.
- La sociedad colombiana está secuestrada por la corrupción. Las personas no se atreven a hablar. Saben que si hablan y si tienen el valor de hablar pueden amanecer envenenados una mañana, pueden amanecer con una bala en la sien.
- Las Farc fueron muy hábiles en instrumentalizar el secuestro, el dolor nuestro, nuestras vidas a favor de ellos, primero como escudo para que no los atacaran, después para decir cosas que ponían en boca nuestra, sin que lo hubiéramos dicho, para tener protagonismo mediático a nivel internacional.
- Hasta que yo no vea por parte de los integrantes del Secretariado de las Farc una reflexión íntima –no de grupo, sino primero individuales y después si se quiere de grupo, sobre lo que pasó y que haya la voluntad de hablar pero desde el fondo del alma y no desde lo que me conviene a mí mostrarle al país mediáticamente para ganar puntos políticamente hablando, que no haya esa certeza de que no va a ser una instrumentalización casi que electorera del sufrimiento nuestro– yo no voy a aceptar reunirme con ellos.