La deflación en el país se fortaleció en agosto de este año al registrar una variación negativa del Índice de Precios al Consumidor (IPC) de -0,01%. Con ello, la inflación anual en Colombia llegó a 1,88% y la acumulada en los ocho meses del año es de 1,12%.
Este hecho de una deflación prolongada podría resultar peor que el impacto de la pandemia para la economía, de acuerdo con analistas.
Para los mercados y usuarios, el hecho de que el país esté pasando por una inflación tiene aspectos positivos pero también negativos. De acuerdo con el concepto del Banco de la República, cuando la deflación obedece a factores temporales, como un aumento en la producción agregada, por lo general no tiene costos significativos.
Sin embargo, un hecho sostenido, como este último, implica consecuencias para la economía, en particular cuando es causada por factores de demanda, como está sucediendo ahora que por culpa de la pandemia, que el consumo de productos, servicios y demás elementos de la economía han bajado sustancialmente.
De acuerdo con el analista y consultor Rodrigo García, uno de los hechos que se pueden presentar en contra de la economía, es que “ante la presencia de deflación, las deudas aumentan de valor y los activos que respaldan los créditos en la economía lo pierden, motivo por el cual se da una transferencia de ingresos de los deudores a los prestatarios que deprime aún más el crédito y por ende, la demanda. Además, si los salarios nominales permanecen fijos, los reales aumentan, encareciendo los costos laborales y afectando negativamente el empleo y las utilidades de las empresas”. Para el experto, la deflación podría resultar perjudicial para la economía “y peor que el impacto de la pandemia”.
Costo de vida
A favor podría mencionarse que aparentemente si el costo de vida está bajando, pues el ingreso de los hogares y las familias deberían mejorar para poder aumentar su capacidad de ahorro. Pero esto es relativo, ya que si los productos bajan en demasía para los fabricantes o agricultores no es conveniente sacarlos al mercado ya que no van a ganar lo suficiente o por lo menos cubrir los costos de producción.
Señala el analista García que “además, la deflación hace que la política monetaria pierda su efectividad. A medida que las tasas de interés se acercan a cero en términos nominales, la demanda por dinero se vuelve muy elástica, por lo cual la economía puede caer en una trampa de liquidez. Es decir, la cantidad de dinero suministrada por el Gobierno puede crecer mucho, sin ningún efecto sobre la producción o el consumo”.
Asegura que “el riesgo más grave de una deflación aparece cuando las expectativas y la confianza de los agentes en la economía se deterioran, provocando nuevas caídas en los precios que se retroalimentan a sí mismas”.
De otro lado, si se compara la cifra anual del costo de vida registrado por el DANE, prácticamente, en un año ha caído casi el 50%, desde 3,75% en agosto de 2019 a 1,88% de este mismo mes de 2020.
Descenso
Asimismo, la variación mensual del IPC en agosto tuvo un descenso de 10 puntos básicos frente al mismo periodo de 2019, la cual fue de 0,09%. Según Juan Daniel Oviedo, director del DANE, el grupo que mostró una mayor variación negativa en agosto de 2020 fue el de educación, con el -3,48 %, debido a las medidas tomadas en las instituciones de educación superior para retener a sus estudiantes.
Contrario a este comportamiento negativo, la división Información y comunicación registró una variación mensual de 3,60%, siendo esta la mayor evidenciada. En agosto de 2020 el único incremento de precio se registró en la subclase servicios de comunicación fija y móvil, así como provisión a Internet (4%).
Por ciudades, las mayores variaciones mensuales en agosto se presentaron en Armenia, con 0,44%; Medellín, con el 0,38%, Pereira, con 27%, mientras que las negativas se evidenciaron en Sincelejo (-0,86 %), Montería (-0,5%) y Riohacha (-0,42%).