A 45 días de la elección, cada vez se aprieta más la carrera por la presidencia de los de los Estados Unidos y según el promedio ofrecido por el portal Real Clear Politics, de las encuestas del voto nacional, los candidatos están cerca de encontrase en un empate técnico.
En este contexto las propuestas en torno a temas sensibles como la recuperación económica, el desempleo, el manejo de pandemia y el desarrollo comercial, se vuelven centrales en la campaña pues los votantes sabes que más allá de sus preferencias en materia de estilo, la decisión será fundamental para el desarrollo del país y posiblemente, por el contexto en el que se realiza será la más importante de la historia reciente de los Estados Unidos.
La elección tendrá lugar en medio de una pandemia como la que no se había visto en más de cien años, y que ha producido la recesión económica mundial más grave desde la Gran Depresión.
Así las cosas la economía será el factor decisivo en las urnas, tal y como lo evidenció un estudio del Centro de Investigaciones Pew publicado en donde el 79% de los votantes registrados lo considera un factor "muy importante" para decidir por quién votar, seguido por la atención médica, con el 68%, los nombramientos de la Corte Suprema con el 64% y el manejo de la pandemia en el cuarto lugar con el 62% de los votantes.
Economía
Bajo la administración de Donald Trump, el ingreso familiar promedio alcanzó poco más de los 65.000 dólares al año, el nivel más alto de la historia, con una ganancia del 6,8%, desde que el mandatario asumió el cargo. Por el contrario, durante la administración de su predecesor, el ingreso familiar promedio aumentó solo una cuarta parte del incremento actual.
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Por esta razón el candidato demócrata Joe Biden, quien fue el vicepresidente de Barack Obama durante sus dos periodos presidenciales, trata de enfocar su campaña en la clase media, pues busca el apoyo de minorías y grupos inconformes.
No es claro cuánto apoyo encontrará Biden con una visión económica inclusiva pero vaga. Lo que sí es claro deberá imprimir fuerza en su campaña considerando que la experticia económica de Trump y los evidentes resultados de su primer periodo, con el nivel de desempleo más bajo de la historia, hablan de su gestión en este aspecto que se considera central.
Salud
Evidentemente los problemas de salud se han vuelto más importantes en medio de la pandemia del covid-19, ya que millones de estadounidenses, especialmente los ancianos, deben lidiar con medicamentos de alto costo y servicios saturados.
Biden, quien como se recordará desestimó programas de asistencia social universalistas como el “Medicare para todos”, de gran acogida entre miembros de su partido, aunque ahora intente ocultarlo, no ha realizado una propuesta concreta más allá de criticar todo lo que hace el mandatario y ha mencionado que quiere reducir la edad de elegibilidad para el único programa nacional de seguro de salud del país, el Medicare, y pasar de 65 a 60 años, ampliar su cobertura y negociar los precios de los medicamentos recetados con los fabricantes para reducir su costo.
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También apunta a expandir el Obamacare (Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible) para que el 97% de los estadounidenses estén asegurados, pero esto le costaría al país 750 mil millones durante los próximos 10 años cifra poco realista en la coyuntura actual.
Por su parte, Trump firmó una orden ejecutiva para reducir los precios de los medicamentos recetados, así mismo pidió un plan temporal de aplazamiento de impuestos sobre la nómina.
Asimismo aseguró que su Administración podrá empezar a distribuir una vacuna contra el covid-19 "en octubre".
El mandatario explicó que Estados Unidos ha fabricado todos los suministros necesarios para comenzar la distribución y que, en consecuencia, las autoridades sanitarias estadounidenses podrán distribuir al menos cien millones de dosis de la vacuna para finales de año.
79% de los votantes considera que la economía será el factor decisivo en las urnas
Recesión
Benjamin Franklin, uno de los padres fundadores de Estados Unidos, dijo una vez que solo hay dos cosas seguras en la vida: la muerte y los impuestos. Esta última determinará qué tan rápido saldrá la economía estadounidense del abismo de la recesión.
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Como es sabido desde su llegada al poder el presidente Trump ha realizado recortes de impuestos masivos para acelerar el crecimiento y con ello ha incrementado el poder adquisitivo de la clase trabajadora e incrementado el consumo con lo que logró mayores ganancias para las empresas y una tasa de crecimiento anual del 3%.
Trump ya avanzó que se extenderá la reforma fiscal sobre rentas individuales que expirará en 2025. Lo que implica una rebaja del impuesto que pagan las empresas del 35 % al 21 %, así como también sobre los que pagan los trabajadores.
El recorte de impuestos de esta magnitud supondrá adicionar, en la próxima década, unos 1,5 billones de dólares a la deuda pública, costo que el mandatario considera que se equilibrará y superará con creces, con el impulso generado en la economía.
Biden por su parte apunta a un código tributario progresivo el cual cree promoverá un mayor crecimiento económico con impuestos más altos para las empresas.
Al aumentar los impuestos, proyecta un aumento de unos 4 billones en ingresos gubernamentales adicionales durante la próxima década, que luego podrían usarse para brindar una mejor salud y otros servicios para el público estadounidense. Sin embargo desconoce que pueden desestimular la inversión e incluso producir una fuga de capitales.
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Considerando que aumentar los impuestos durante una recesión económica dañaría el gasto y las inversiones, Trump afirma que las políticas económicas de Biden terminarían con el crecimiento económico y resultarían en una "contracción total".
Comercio
De continuar en la Casa Blanca, es muy probable que Trump continúe con su política de protección al empleo e industria nacionales y por consiguiente se mantengan las diferencias con China en materia de derechos de propiedad intelectual y tecnología 5G. Es de esperar que este tema sea central en lo que resta de campaña.
Por parte de Biden se espera una política que, aunque no ponga fin a las diferencias con China en materia de comercio, tampoco aumente las tensiones entre ambas potencias económicas.
El enfoque de Biden, creen muchos expertos, implicaría más cooperación con Pekín, ya que las dos economías más grandes del mundo intentarían abordar problemas como la recesión global lo que si bien pude generar beneficios, acarreará enormes costos que Trump había evitado.
Energía
La energía es una de las áreas clave en las que Biden y Trump difieren más. Mientras Trump favoreció principalmente a las industrias extractoras de carbón, petróleo y gas natural para "desencadenar una revolución energética", y también ofreció contratos de arrendamiento en las aguas del Ártico y las costas para realizar perforaciones en alta mar.
Desde que Trump asumió el cargo, la producción de petróleo de los Estados Unidos se disparó a más del 40%, pasando de 9,1 millones de barriles por día, en febrero de 2017, a un récord de casi 12,9 millones, en noviembre de 2019.
De esta forma, a finales de 2018 Estados Unidos superó a Arabia Saudita y Rusia en producción de crudo, reduciendo sustancialmente su dependencia de recursos energéticos extranjeros.
Biden por su parte propone lograr cero emisiones netas para 2050 sin mencionar de qué manera se financiará la recuperación económica.
Así las cosas habrá que esperar al primer debate entre los candidatos el próximo 29 de septiembre para ver cuál de los dos es más convincente con su protesta y manejo de estos temas clave y quien logra recibir el voto de los electores en un momento crucial de la historia no sólo estadounidense sino mundial.