La Comisión Europea presentará hoy su propuesta para desbloquear la reforma de asilo y migración que los países de la Unión Europea (UE) tienen aparcada desde hace años por las diferencias sobre cómo gestionar las llegadas irregulares y que Bruselas espera solucionar con la promesa de un mecanismo de solidaridad entre Estados miembros y un refuerzo de las expulsiones.
La presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, la semana pasada adelantó que el objetivo de Bruselas es "abolir" el reglamento de Dublín que deja toda la responsabilidad de la acogida en los países de entrada, para crear un mecanismo de solidaridad que reequilibre el peso de la acogida entre los Veintisiete, pero sin aclarar cómo espera superar la negativa a toda solidaridad por parte de Hungría y Polonia.
También dijo que para sustentar el fin de Dublín y cimentar el nuevo mecanismo se contaría con una estructura combinada de asilo y expulsiones, porque Bruselas quiere establecer una "distinción clara" entre las personas que tienen derecho a la protección internacional, así como de quienes no logran este estatus y deben abandonar la UE.
La comisaria del Interior, Ylva Johansson, sin embargo, matizó más tarde que las reglas de Dublín no desaparecerán sino que serán modificadas para atender a la realidad migratoria.
La comisaria afirmó en una comparecencia ante eurodiputados que no habrá más campamentos como el de Moria, el cual quedó arrasado por el fuego en la isla griega de Lesbos, porque las condiciones de los migrantes eran inaceptables. Sin embargo, Bruselas trabaja con Atenas en un proyecto piloto para levantar un nuevo centro "más moderno" que dé refugio a las aproximadamente 12.000 personas que perdieron todo en el incendio de Moria.
Bruselas defiende que la cuestión migratoria es "un desafío europeo" y por tanto, toda la UE tiene que poner de su parte para atender las necesidades de los migrantes. "Salvar vidas en alta mar no es optativo", dijo Von der Leyen hace una semana, para después reclamar apoyo para los países que cumplen con sus "obligaciones legales y morales" o están más expuestos a las rutas irregulares.
Sin embargo, los países en la primera línea de la presión migratoria, como es el caso de Italia, Grecia o España por los flujos en el Mediterráneo, esperan con recelo la propuesta de Von der Leyen por temor a que la fórmula diseñada plantee una "solidaridad a la carta", según fuentes diplomáticas.
Bruselas asegura desde hace semanas que su propuesta contará con un mecanismo de solidaridad "fuerte" para asegurar que se reparta la carga de la acogida entre los Estados miembros, en caso de que uno o varios países se enfrenten a una presión migratoria que no puedan gestionar solos.