La nueva normalidad nos acompañará muchos meses, incluso, dejando hábitos permanentes para algunos de nosotros en nuestra cotidianidad y en la que llevamos con nuestros peludos. Por eso es fundamental que aprendamos a reconocer lo que mejor se adapta a nuestros perros, pues así podremos evitar cambios en su estado de ánimo, problemas en su comportamiento y enfermedades que afecten su bienestar.
Para no caer en algunos errores, conozca este manual para así, así evitar los excesos y sobrellevar las cosas que menos les agradan a los perros en su nueva realidad.
- Limpieza de patas
Obligatorio pero no del gusto de todos los perros. Algunos expresan su molestia con reactividad o presentan lamidos compulsivos. Por supuesto no debemos dejar de hacerlo, pero podemos convertirlo en algo positivo, que nos ayude a mejorar nuestra relación con ellos y mitigue su sensibilidad.
Para ello se recomienda usar productos que no lo lastimen y que ser gentil en la limpieza. Puede probar ofreciendo un premio cada vez que tome una de sus patitas o al final de la rutina, esto le permitirá darle expectativa, generar control y hacer que todo sea más divertido.
Hay que volverlo habitual. A veces generar costumbres toma tiempo pero se puede avanzar sin desensibilizar los acercamientos o manipulaciones al cuerpo y patas de su peludo. Acaricie sus patas en diferentes momentos del día, así podrá acostumbrarlo a que esto es algo natural en su nueva rutina y que no aparece solo cuando llega de la calle.
También hay que hacerlo de manera moderada, pues hay perros a los que no les gusta el acercamiento a algunas partes de su cuerpo. Si su perro no reacciona correctamente, exíjale respeto, pero no entre en guerra con él ni castigue sus emociones.
- Le puede interesar: Vea cómo reaccionar ante una emergencia con sus peludos
- Uso de zapatos
En muchos hogares ha irrumpido la idea de poner zapatos en los peludos para mitigar el contagio de virus como el causante de Covid-19; sin embargo, esta práctica resulta molesta para la mayoría de nuestros perros, quienes a menudo manifiestan su frustración evitando las salidas e incluso mostrándose reactivos o agresivos durante estas.
El uso de zapatos puede ser útil en algunas situaciones, cuando hay cortes o lastimaduras en los pulpejos de nuestros peludos. Sin embargo, no se recomienda que estos accesorios sean usados como parte de la cotidianidad y las caminatas.
Por eso no se recomienda ponerle zapatos a su peludo si no los requiere. Lo mejor para proteger la entrada de virus en las patas del perro, será la limpieza con agua jabonosa, así como sanitizantes naturales como el compuesto hipocloroso, después de cada salida.
- Comunicación con tapabocas
Este paso es obligatorio pero no siempre fácil de comprender para nuestros amigos de cuatro patas. La mayoría de los peludos se han habituado a vernos con tapabocas y otros accesorios que protegen nuestra vida; sin embargo, esto no significa que estén del todo a gusto con esto y no precisamente porque los llevamos puestos, sino por la forma en que cambia nuestra comunicación con ellos cuando los utilizamos.
- Recomendamos: Perros detectarán contagiados por Covid en Chile
Cuando llevamos el rostro cubierto, los perros no pueden leer nuestras expresiones faciales, viéndose privados de signos fundamentales que les permiten identificar con claridad nuestras solicitudes, necesidades e intenciones.
Es fundamental mantener una postura corporal erguida para los momentos donde requerimos obediencia, mejorará la confianza e indicará al perro que vamos a darle una orden; utilizar señales explícitas. Por ejemplo, si necesita llamar su atención o redirigirlo hacia alguna situación, procure indicar con la mano o señalar con la mirada exagerando el movimiento de la cabeza, las cejas o el ceño.
Así mismo, se puede utilizar un tono agudo para las felicitaciones y premiarlo con juego o comida; no se debe acariciar o proteger cuando muestre temor por personas que usen tapabocas, mejor redirija su conducta y permita que se habitúe al cambio
- Distanciamiento social
Mantener una distancia prudente con otras personas definitivamente puede salvar nuestra vida, sin embargo, debemos tener en cuenta que los perros no entienden las razones por las que hemos asumido este comportamiento y mucho menos por qué también deben hacerlo ellos.
Debemos buscar que el distanciamiento no se vuelva traumático para nuestros perros, cuidando que no interpreten el alejamiento como un signo de que los otros humanos implican peligro o tienen intención de hacernos daño.
Para esto hay que convertir el distanciamiento en una práctica habitual, generando rutinas y comandos que se puedan aplicar en varias situaciones, de esa manera su perro no vincula los cambios con el acercamiento de otros individuos.
Durante las caminatas, haga los cambios habituales de calle y de posición de su mascota en referencia a su cuerpo (izquierda-derecha), de esta manera estará acostumbrado para cuando deba hacerlo.
En las visitas al parque, genere comandos y límites para mantener a su peludo dentro de un perímetro controlable, donde pueda acudir con tranquilidad a su llamado cuando sienta que lo requiere.
- Cambios de rutina
El cambio inesperado de rutinas se considera uno de los factores de mayor riesgo para el desarrollo de trastornos emocionales en los perros, pues en sus formas de adaptación ellos anticipan cada detalle de su vida cotidiana. El no poder hacerlo conlleva a generar ansiedad en su diario vivir, pues pierden seguridad en lo que viene, entrando en un estado de alerta continuo sobre cuándo podrán acceder de nuevo a los recursos modificados.
La permanencia 24 horas con nuestras mascotas puede generar apegos y problemas ante la separación. La estadía en casa, en conjunto con la disminución de las salidas al aire libre puede causar ansiedad, estados depresivos y aumento de peso en nuestros perros, debido a cambios en el nivel de actividad física, reducción de estímulos medio ambientales satisfactorios y limitaciones para la socialización con sus congéneres.