Con la reactivación de diferentes sectores de la economía, Colombia entró definitivamente en un rumbo de recuperación de su crecimiento. De acuerdo con analistas privados, por cuenta de las recientes decisiones del Gobierno nacional, el país empieza a tomar un nuevo rumbo económico que se concentrará directamente en la generación de empleo y en distintas alternativas para volver a la senda del crecimiento en el mediano plazo.
Tanto es así que esta reactivación ya empieza a verse con el aumento en el consumo de energía, así como la reapertura de otras industrias y centros comerciales.
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Sergio Olarte, economista principal de Scotiabank Colpatria, señala que “la recuperación de la economía en Colombia está estrechamente ligada a la reapertura que se haga de varios sectores. Por ejemplo, en términos de movilidad, medido por los indicadores de Google, se observó que cuando comenzó la reapertura en junio y parte de julio, la reactivación aumentó su velocidad; sin embargo, cuando se volvieron a hacer las cuarentenas zonales en Bogotá y el 4X3 para jornadas laborales en ciudades como Medellín, se mostró nuevamente una reducción en la movilidad, situación que también se notó en la baja demanda de energía, evidenciando el estancamiento de la reactivación económica”.
Cambios
Sostiene el experto que “lo que vemos ahora, con el cambio de 180 grados en la estrategia que están aplicando el Gobierno nacional y las administraciones locales a partir de septiembre con la reapertura más amplia de sectores económicos, han provocado que la demanda de energía en los primeros días del mes mejore sustancialmente al igual que la movilidad, sobre todo a parques, farmacias y centros comerciales. Esta movilidad no se evidencia aún hacia las oficinas de trabajo, seguramente porque parte de la ciudadanía aún trabaja desde sus casas”.
Señala que “definitivamente esta apertura más amplia en varios sectores va a ser determinante en la recuperación total de la economía, apoyada además con la entrada en operación del transporte intermunicipal de manera aérea o terrestre que se ha registrado en los últimos días”.
Por otra parte, uno de los segmentos que más podría aportar a esta recuperación, es lo que se denomina el consumo colaborativo, en que generalmente se hacen transacciones con bienes de capital –recibir dinero por la venta de un objeto– antes que los de consumo; sin embargo, la oportunidad se potencia al alquilar o prestar este bien.
Libardo Steven Acosta Benítez, administrador de empresas de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, señala en esta situación que por ejemplo, un taladro tiene un alto costo a la hora de adquirirlo, pero solo se llega a usar entre 15 y 30 minutos durante toda su vida útil; sin embargo, a través de redes o consumo colaborativo, este puede retornar a su dueño parte del valor de la transacción inicial.
El consumo
El consumo colaborativo aprovecha la tecnología pues da la posibilidad de reducir el desconocimiento a la hora de realizar una transacción; de esta manera, al intercambiar un servicio primero se analiza quién es la otra persona por medio de un perfil de ventas, calificaciones, opiniones o experiencias.
“La tecnología genera tanta información que a la vez produce confianza, así que las personas deben comportarse de mejor manera en esta transacción”, agrega el administrador Acosta.
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El consumo colaborativo, una forma de transacción económica que siempre ha existido, empezó a desarrollarse en mayor medida después de la crisis económica de 2008.
Antes, la compra de un carro beneficiaba al fabricante y al concesionario, o si son carros de transporte, taxi o bus, al conductor, sin identificar que tiene un costo de oportunidad. Pero, para impulsar el flujo de caja, se empezaron a buscar estrategias para tener recursos y a usar estas plataformas al obtener beneficio de un bien en desuso.
Esto produce mayor circulación monetaria en un tiempo de recesión económica y al haber más flujo de capital financiero hay mayor beneficio económico.
“Nos encontramos en deflación y por eso incluso ahora se está planteando emitir más dinero, ya que cuando hay más dinero y no hay circulación monetaria, hay menos inflación”, explica el administrador Acosta.