Con el paso de los días han vuelto a darse los llamados para que se aplacen los comicios en Venezuela, previstos para el 6 de diciembre. El más reciente de ellos fue el de la Unión Europea (UE) y parte de la oposición venezolana porque consideran que es la única forma de crear mejores condiciones políticas que lleven a unos comicios con plenas garantías democráticas y con la presencia de los principales exponentes de la oposición interna.
El alto representante de la UE para las Relaciones Exteriores, Josep Borrell, envió a dos diplomáticos a Caracas para mantener conversaciones con todos los actores del espectro político venezolano y sondear la posibilidad de un aplazamiento de entre cinco y seis meses.
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La posición de la UE es que el envío de una misión de observación electoral, como había sido solicitada por el gobierno del presidente Nicolás Maduro, sólo sería posible con más tiempo de preparación, y ello requiere que las elecciones sean postergadas al próximo año.
Según la UE, los delegados europeos se reunieron con representantes de Maduro y dirigentes opositores, entre ellos Juan Guaidó, líder parlamentario reconocido como presidente encargado de Venezuela por medio centenar de países, después de que la mayoría legislativa opositora declarara "usurpador" al mandatario socialista al acusarle de haber sido reelegido en votaciones fraudulentas en 2018. Asimismo sostuvieron encuentros con representantes de la Conferencia Episcopal, la sociedad civil y el sector privado.
Esos contactos con figuras de la oposición venezolana incluyeron a Henrique Capriles, quien a diferencia de Guaidó considera que es necesario participar de las elecciones.
La misión enviada por Borrell retornó a Bruselas sin un compromiso explícito del gobierno de Venezuela sobre la posibilidad de postergar las elecciones por un plazo de seis meses. Sin embargo, un funcionario diplomático de la UE dijo que aunque no se estableció ningún ultimátum, se aguardará un plazo de dos semanas por una respuesta del gobierno de Caracas y si no se recibe una respuesta, se entenderá que la solicitud no fue aceptada considerando que sería complicado por cuestiones técnicas posponer los comicios después de mediados de octubre.
La UE insistió en que aún no están presentes las condiciones para el envío de una misión de observación electoral.
"Sin la postergación de las elecciones y una mejora de las condiciones democráticas y electorales, la Unión Europea no puede considerar el envío de una misión de observación electoral" a Venezuela, indicó el servicio diplomático de la UE.
"Sin la postergación de las elecciones y una mejora de las condiciones democráticas y electorales, la Unión Europea no puede considerar el envío de una misión de observación electoral" a Venezuela, indicó el servicio diplomático de la UE.
Otro escenario
Esta posición encontró un inesperado aliado en Capriles, quien se distanció de los sectores de la oposición venezolana que defienden el boicot a las elecciones, y sostiene que no se debe dejar ahora a los ciudadanos "sin opciones".
El gobierno de Maduro había extendido sendas invitaciones a la UE y a la ONU para que supervisasen las elecciones, un gesto que aplaudió Capriles por no tener precedentes en 14 años.
El excandidato presidencial ha intentado tender puentes y ha dicho que "el dilema no es votar o no votar… (es) luchar o no luchar". En este sentido Capriles se sumó al pedido de que la elección sea aplazada, en contraposición a una treintena de partidos opositores, entre ellos el de Guaidó, que anunciaron su negativa a acudir a unas elecciones que tildan de "farsa".
"Exigimos que sea postergada, por la pandemia, por la situación del país y para que la elección le sirva a Venezuela", expresó Capriles, para agregar que "no hay las condiciones en este momento, como bien lo dice la Unión Europea".
Como se recordará la UE no reconoce el resultado de las elecciones que marcaron la reelección de Maduro, y solamente reconocen la autoridad de la Asamblea Nacional, conducida por Guaidó.
Pero en un escenario en que la conducción de la Asamblea cambie de manos por fuerza de estas elecciones, el liderazgo de Guaidó quedaría completamente diluido.
Si el gobierno venezolano organiza las elecciones el 6 de diciembre, la UE "no reconocerá ninguna institución, ni la Asamblea Nacional, ni la Suprema Corte".
Según la visión de la UE, el aplazamiento y el proceso de diálogo con la oposición deben ser el primer paso para que Venezuela salga de la prolongada crisis en la que está instalada, pero a esta iniciativa le debe seguir otro proceso de negociación más amplio en el que se discuta el futuro del país, en la línea con las conversaciones de Noruega y Barbados.
Respuesta de Maduro
El gobierno de Maduro se apresuró a emitir una respuesta y tachó de "inadmisible" la petición de la UE de aplazar las elecciones.
"Ante la invitación" de "incorporarse al proceso de observación, es lamentable que la Unión Europea responda con un pliego de condicionamientos... es un acto inadmisible que no se corresponde con el espíritu de la invitación realizada, ni con el buen ambiente que en los últimos meses se ha logrado desarrollar en la relación con el gobierno de Venezuela", señala un comunicado que ratifica la fecha de las votaciones y en el que se afirma que se seguirá adelante con el proceso para renovar la unicameral Asamblea Nacional "de manera libre y soberana".
"El Estado venezolano no admitirá injerencias" o "tutelajes externos", agrega el documento divulgado por el canciller Jorge Arreaza, que pide a la UE que se "limite a cumplir un positivo y respetuoso rol de facilitación" y la acusa de tener una "posición sesgada" y "desconocer los esfuerzos" realizados por parte de las autoridades venezolanas.
Ante la negativa del régimen es de esperar que Capriles reconsidere su postura y se abstenga de participar en los comicios que, cómo van las cosas no contaran con veedores internacionales.
A finales de junio, entre tensiones por sanciones de la Unión Europea, Maduro ordenó la expulsión de la embajadora del bloque en Venezuela, Isabel Brilhante Pedrosa, pero terminó reconsiderando su decisión con la promesa de mantener un "diálogo".
Ante la negativa del régimen es de esperar que Capriles reconsidere su postura y se abstenga de participar en los comicios que, cómo van las cosas no contaran con veedores internacionales.
¿Se acerca el fin?
Estos nuevos acontecimientos restan margen de maniobra al régimen y se suman a la revelación hecha en días pasados por EL NUEVO SIGLO según la cual “con Estados Unidos a la cabeza, se activará un plan que busca bloquear de manera total y absoluta a la dictadura bajo el compromiso de que todas las naciones aplicarán de la forma más estricta las sanciones y restricciones desde el campo político y diplomático, y, sobre todo, económico”.
Se considera que una efectiva presión internacional podría ser el golpe final a Maduro, incluso a pesar de las contradicciones entre Capriles, María Corina Machado y Guaidó, y no cabe duda de que “en medio de la recta final de la campaña por la Casa Blanca, una movida de alto impacto frente al caso de Venezuela”, que podría darse a mediados de octubre sería definitiva.
Se cree que, en el caso de que el gobierno chavista realice las elecciones parlamentarias a finales de este de año, la mayoría de los países que reconocen a Guaidó llamarían a consultas a su cuerpo diplomático acreditado en Caracas, considerando que Maduro se adueñaría de la Asamblea Nacional, único fortín opositor y sería muy difícil restablecer el orden democrático en años.
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Estas movidas, así como la posibilidad de que Maduro sea llevado ante la Corte Penal Internacional con base en el informe del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en el que acusa al dictador de cometer crímenes de lesa humanidad serían la puntada final de su mandato.