La reiterada alerta temprana de las firmas calificadoras sobre la economía colombiana, y más concretamente sobre el nivel de deuda y su impacto en el manejo fiscal, tiene muy inquieto al Gobierno y los analistas.
La decisión reciente de Colombia en torno a aceptar la extensión del cupo de deuda contingente con el Fondo Monetario Internacional por US$17.300 millones y utilizar US$5.300 millones para el plan financiero de este año, está bajo la lupa de las calificadoras.
Tanto Standard & Poor’s, (S&P) como Fitch Ratings y Moody’s se preguntan si con ese nivel de deuda, que podría llegar al 60% o 65% del Producto Interno Bruto (PIB), el panorama fiscal es sostenible precisamente cuando por la caída del crecimiento, producto del coletazo de la pandemia, se están perdiendo ingresos tanto por recaudo de impuestos como por divisas.
En atención a ello el equipo económico gubernamental está a la espera de nuevas reuniones con las agencias calificadoras con el fin de estudiar el contexto y respuesta que ha tenido el país bajo el nuevo escenario fiscal y económico tras la crisis por el coronavirus.
Escenarios
El director de Crédito Público y Tesoro Nacional de Colombia, César Augusto Arias, confirmó que en este mes se llevarán a cabo tres reuniones con las calificadoras más importantes para analizar ese nuevo escenario y las perspectivas que se tienen sobre el comportamiento del país.
“Octubre es siempre un mes de temporada de calificaciones, vamos a tener reuniones en las próximas tres semanas con las tres principales calificadoras. Eso indica que tendrán que calibrar o actualizar sus calificaciones en el próximo mes”, dijo Arias.
Arias también se refirió a lo que en escenarios públicos han dicho el presidente Iván Duque y el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, en el sentido de que estas firmas deberían replantear su metodología de evaluación, entendiendo la crisis derivada de la pandemia.
El equipo económico gubernamental está a la espera de nuevas reuniones con las agencias calificadoras con el fin de estudiar el contexto y respuesta que ha tenido el país bajo el nuevo escenario fiscal y económico tras la crisis por el coronavirus
“Las calificadoras han tomado más las perspectivas que las calificaciones. Todos los países estamos con tarjeta amarilla, que es perspectiva negativa. Y es más importante utilizar la perspectiva que la calificación porque permite saber cuáles políticas públicas van a ejecutarse para volver a la normalidad”, complementó Arias.
El mismo Carrasquilla ha sido todavía más crítico, y si bien va en línea de lo dicho por Arias, para el Ministro de Hacienda la coyuntura es el momento perfecto para que esas calificadoras “recuperen la credibilidad que perdieron tras la crisis financiera de 2008”.
Precisamente en el pasado congreso del gremio asegurador, Carrasquilla se refirió a la complejidad que enfrenta la economía nacional por cuenta de la pandemia y cuál tendría que ser el papel de las agencias calificadoras.
El zar de las finanzas criticó fuertemente el papel de estas firmas y pidió que se revisaran con detalle los procesos de calificación y análisis que estaban llevando a cabo.
Coyuntura
De acuerdo con el jefe de la cartera financiera, la coyuntura supone que estas calificadoras tengan en cuenta que el incremento de la deuda es un tema generalizado y se desencadena de las necesidades propias de la crisis.
Para Carrasquilla hay un riesgo global por el aumento del endeudamiento que es apenas normal por la coyuntura, situación que se une a una “situación atípica con tasas de interés muy bajas”.
“Las agencias tienen un desafío enorme. Son dadas a hacer reflexiones sobre indicadores y deberían hacer un análisis más profundo. Esta es una oportunidad para que recuperen la credibilidad que perdieron en 2008 y tengan en cuenta el carácter global sobre el incremento de la deuda”, sostuvo.
De esta manera, el Ministro se sumó a lo que ya había dicho el presidente Duque en el sentido de que es necesario que las calificadoras amplíen esa base de análisis y tengan en cuenta las complejidades propias de la crisis económica más impactante desde 1929.
El mandatario colombiano, en varios escenarios, ha hecho un llamado importante: adecuar las calificaciones crediticias teniendo en cuenta que la coyuntura mantiene en emergencia económica a los países de la región.
Pensar en cómo se dará la recuperación económica de cara a este segundo semestre del año es -según Duque- la tarea que debería ocupar los esfuerzos de los gobiernos nacionales. De ahí que la preocupación por tener una calificación “óptima” para acceder a créditos deba cambiar, o por lo menos, analizarse.
“Se debe partir de la base de que tendremos mayores déficits, mayores niveles de endeudamiento, pero si se hace una calificación basada en estándares precovid en estas circunstancias, también los mismos organismos multilaterales serán afectados, porque se incrementará el costo de su financiamiento a los países emergentes y particularmente a los de América Latina”, explicó el jefe de Estado.
De ahí que una de las propuestas del mandatario sea la de replantear el término de “moratoria” y que más bien la premisa sea el concepto sobre el “buen manejo macroeconómico”, todavía más en coyunturas tan complicadas como las ocasionadas por el covid-19.
Precisamente sobre este punto hay que recordar que Mauricio Cárdenas, exministro de Hacienda, dijo, en un informe publicado por el Foro Económico Mundial (FEM), que lo peor que le puede pasar a los países emergentes -como Colombia- es entrar en periodos de condonación de moratoria, pues sería un riesgo precisamente porque pondría en entredicho la capacidad de endeudamiento, tema sustancial en épocas de emergencia económica.
“La calificación crediticia de nuestros países y de los organismos aquí representados es muy importante, porque depende de eso el costo del endeudamiento y la manera como se pueda navegar en medio de esta coyuntura”, recordó Duque.
“La calificación crediticia de nuestros países y de los organismos aquí representados es muy importante, porque depende de eso el costo del endeudamiento y la manera como se pueda navegar en medio de esta coyuntura”, recordó Duque.
Herramientas
Asimismo, el mandatario propuso que se siga pensando en nuevas herramientas de crédito y se busquen mecanismos como los bonos asociados a la protección del tejido social y de los ciudadanos más vulnerables.
Precisamente a mediados de agosto, la última revisión de las calificadoras fue la de la agencia S&P Global Ratings respecto al crecimiento. Para Colombia empeoró la visión desde -6% para este año hasta -8%, en tanto para 2021 mejoró la expectativa desde 3% hasta 5%.
Si bien la crisis causada por el coronavirus ha impactado el desempeño económico en 2020, las calificadoras de riesgo han destacado la labor de Colombia para sortear la crisis, pero advierten que se requieren reformas estructurales para garantizar la sostenibilidad.
Colombia está en el límite inferior del grado de inversión por parte de dos de las tres calificadoras más importantes del mundo. Con Fitch Ratings la calificación es de BBB- con perspectiva negativa, al igual que con S&P Global Ratings. Por su parte, Moody’s Investors Service tiene al país en Baa2 (un escalón superior al límite inferior del grado de inversión) con perspectiva estable.
La deuda a junio
A mitad de este año el saldo de la deuda externa de Colombia alcanzó US$146.642 millones (49,7% del PIB), con incremento de US$8.515 millones (6,2%) respecto a diciembre de 2019. El 84% de este saldo corresponde a créditos con vencimiento original mayor a un año y el 16% a créditos con vencimiento igual o menor a un año.
Por tipo de instrumento, el saldo de la deuda externa corresponde principalmente a préstamos y a títulos de deuda. El aumento del saldo en lo corrido del año (US$8.515 millones) se explica por el mayor endeudamiento de largo y de corto plazos en US$6.942 millones (6%) y US$1.572 millones (7%), respectivamente.
A junio de 2020, el saldo de la deuda externa del sector público alcanzó un monto de US$80.300 millones, mayor en US$6.465 millones (8,8%) respecto a diciembre de 2019. Dicho saldo equivale al 27,2% del PIB estimado para los últimos cuatro trimestres.
Asimismo, al cierre de junio de 2020, el saldo de la deuda externa del sector privado fue de US$66.341 millones (22,5% del PIB). De este monto, el 75,2% correspondió a obligaciones del sector no bancario y el restante 24,8% a deudas adquiridas por instituciones del sector bancario.
Con relación al saldo de la deuda del sector no bancario, los préstamos con entidades del exterior representaron el 78,1%, los créditos de leasing financiero el 9,8%, las obligaciones por concepto de crédito de proveedor el 6,9%, y el 5,2% restante corresponde a bonos y pasivos de seguros.