La mitad de la población de Nagorno Karabaj fue desplazada por los combates que estallaron hace casi dos semanas entre separatistas y Azerbaiyán, indicaron las autoridades esta semana antes de una primera reunión de mediación internacional en Ginebra.
"Es una enorme tragedia", dijo el presidente ruso, Vladimir Putin. "Pedimos, e insisto en esto, un cese del fuego. Y hay que hacerlo lo más rápido", señaló Putin.
Mnatsakanian es esperado sin embargo en Moscú el 12 de octubre para un encuentro con su homólogo ruso Serguei Lavrov.
En los días de combates el balance de más de 300 muertos, entre ellos unos cincuenta civiles sigue siendo muy parcial, pues Azarbaiyán no anuncia sus pérdidas militares y ambos bandos afirman haber eliminado cada uno miles de soldados enemigos.
El 90% de mujeres y niños
De la población de Nagorno Karabaj que fue desplazada, el 90% mujeres y niños, dijo Artak Belgarian, encargado de la defensa de los derechos de los civiles en tiempos de guerra de la autoproclamada República de Nagorno Karabaj.
"Según nuestros cálculos preliminares, entre 70 y 75.000 personas se han visto desplazadas", de un total de 140.000 habitantes, señaló. De su población, Nagorno Karabaj tiene un 99% de armenios.
Las autoridades locales y de Armenia acusan a Azerbaiyán de tomar como blanco a los civiles desde el inicio de los combates el 27 de septiembre, sobre todo en Stepanakert, la ciudad más importante del enclave, donde viven unas 50.000 personas.
La localidad es blanco de cohetes y proyectiles que fuerzan a la población a refugiarse en los subsuelos o directamente a huir de sus casas.
Las autoridades de Azerbaiyán también afirman que su población civil es blanco de ataques armenios, pero no ha suministrado datos sobre desplazados.
Esta realidad hace temer una crisis migratoria como la producida hace 5 años y que vale la pena revisar para conocer lecciones y buenas prácticas que puedan servir en este momento.
Lo primero que habría que mencionar es que tras la caótica llegada de más de un millón de migrantes en 2015, los países europeos no aprovecharon el periodo de calma que le siguió. La caída de las llegadas no puso fin a las muertes en el Mediterráneo, ni a las disputas sobre la acogida de esos hombres, mujeres y niños que la Unión Europea intenta calmar con el pacto de migración suscrito hace un par de semanas.
La crisis de 2015
Las llegadas a Europa fueron aumentado progresivamente desde 2011, al comienzo de la guerra en Siria. Pero fue en 2015 cuando la situación alcanzó unas proporciones vertiginosas.
En abril, una tragedia golpeó las conciencias: unos 800 migrantes que partieron de Libia murieron en un naufragio. Fue la peor catástrofe en el Mediterráneo en décadas. A finales de verano, las llegadas se multiplicaban. En total, se contabilizaron más de un millón en todo el año, más de 850.000 de las cuales, a través de Grecia.
Temiendo una catástrofe humanitaria, la canciller alemana Angela Merkel abrió las puertas de su país, lo que generó un fuerte rechazo entre sus vecinos, que tacharon la decisión de "factor de atracción". Pero Alemania, al borde de la saturación, no tardó en reimplantar controles en las fronteras, seguida de otros países como Austria y de Eslovaquia.
Para aliviar la situación de Italia y Grecia, los europeos acordaron en septiembre un sistema de cuotas para repartirse a los solicitantes de asilo, pese a la oposición de varios países de la UE. El plan, temporal, fue muy criticado y provocó importantes divisiones.
En su camino, los migrantes empezaron a toparse con vallas y alambradas en las fronteras, como en Hungría y en Eslovenia.
2016: acuerdo Turquía-UE
El 18 de marzo de 2016, un controvertido pacto entre la UE y Turquía hizo que bajara la presión. El acuerdo preveía, a cambio de una ayuda financiera, el envío a Turquía de todos los migrantes que llegaran a Grecia.
Al mismo tiempo, se cerraron las fronteras de la ruta de los Balcanes, de Macedonia a Austria.
Resultado: las llegada a Europa cayeron de manera drástica, a menos de 390.000 en 2016. Pero decenas de miles de migrantes acabaron bloqueados en Grecia.
2017: Italia, en primera línea
Otra consecuencia del pacto fue que Libia se convirtió en la principal vía de la migración e Italia en la primera puerta de entrada a Europa.
Unos acuerdos entre Roma y las milicias libias cambiaron la situación a mediados de 2017. La UE, que apoya a los guardacostas libios, está acusada de mirar hacia otro lado mientras los migrantes son detenidos y tratados con violencia en Libia.
En 2018, España se convirtió en la principal puerta de entrada a Europa.
2018-2019: crisis política
A finales de mayo, una coalición alcanza el poder en Italia. Una de sus primeras decisiones fue la de negarse a aceptar a un barco con 630 migrantes.
El "Aquarius" terminó su travesía en España, tras una odisea de una semana que exacerbó las tensiones dentro de la UE, sobre todo entre Roma y París.
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Después de una cumbre europea muy tensa, a finales de junio, los países europeos se plantearon la creación de "plataformas de desembarque" fuera de la UE y de "centros controlados" en Europa, donde distinguir rápidamente a los migrantes irregulares para expulsarlos y a los solicitantes de asilo, para acogerlos. Pero acordar el modo de poner este plan en marcha no fue tan fácil.
Durante un año, con los puertos italianos cerrados, la misma escena se repitió: los barcos de rescate quedaron bloqueados en el Mediterráneo durante semanas, hasta que se cerraron varios acuerdos entre algunos países que se comprometieron a recibir a migrantes rescatados.
En junio de 2019, un navío de la oenegé Sea-Watch atracó a la fuerza en la isla italiana de Lampedusa, causando un gran revuelo.
Acuerdo temporal
El cambio de gobierno en Roma a finales del verano de 2019 y la reapertura de los puertos italianos permitieron la firma de un acuerdo entre Alemania, Francia, Italia y Malta, apoyado por algunos países.
Se estableció un mecanismo temporal para facilitar los desembarques, al hacer que la acogida de los migrantes rescatados fuera automática en varios países. Sin embargo, el mecanismo quedó suspendido de facto a causa de la crisis sanitaria.
En 2019, llegaron a Europa menos de 129.000 migrantes.
2020: "chantaje" de Erdogan
A finales de febrero de 2020, Turquía anunció la apertura de la frontera con Grecia, lo que provocó la afluencia de miles de migrantes. Los europeos criticaron una estrategia de "chantaje".
El cierre de las fronteras a causa del coronavirus limitó no obstante las tentativas de paso. La pandemia también comportó el cierre de los puertos italianos y malteses a principios de abril, y una menor actividad de los barcos humanitarios.
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En paralelo, la crisis aceleró las travesías por el Mediterráneo central. Las oenegés temen una "tragedia a puertas cerradas", mientras que Italia reclama el apoyo de la UE.
"Pacto sobre migración y asilo"
La Comisión Europea develó el mes pasado un nuevo "pacto sobre migración y asilo", muy esperado y retrasado en varias ocasiones. Esta complicada reforma quiere instaurar un "mecanismo de solidaridad obligatoria" entre países europeos en caso de presión migratoria y prevé más retornos de los migrantes irregulares a sus países de origen cuando sus solicitudes de asilo no son aceptadas.