Contraste de dos potencias en medio de la pandemia de covid | El Nuevo Siglo
CON LA pandemia del coronavirus, los contrastes entre Estados Unidos y China se han hecho más evidentes.
Foto archivo AFP
Domingo, 11 de Octubre de 2020
Giovanni Reyes

Exacerbadas las condiciones internacionales a raíz de los graves y persistentes impactos de la pandemia del covid-19, el panorama general va dando cuenta de lo que serían dos imperios. Uno se va consolidando: China. El otro, Estados Unidos, aunque todavía muy poderoso, muestra su derrotero cuesta abajo, hacia la decadencia. 

En este último caso, los rasgos del declive se intensifican al enfrentar una triple crisis simultánea en las condiciones actuales: económica, sanitaria y racial.  Un punto clave en el seguimiento de este crepúsculo de la potencia del norte, fueron los aciagos acontecimientos que desembocaron el 9 de noviembre de 2016 con la elección de Trump. 



Con la pandemia, los contrastes de ambas potencias se han hecho evidentes con mayor dramatismo.  En medio de todo esto es de subrayar que el expediente histórico chino no es tan conocido en Occidente. Sin embargo, el poder económico y de influencia internacional originado en China fue algo evidente hasta inicios del Siglo XIX. Registros históricos establecerían que entre un 22 y un 30% de la producción del mundo se originaba en ese gran territorio, que en la actualidad ocupa un área de 9.5 millones de kilómetros cuadrados.

De conformidad con datos analizados por el investigador Boaventura De Sousa, desde Brasil, se tiene que el declive chino fue tal, que para 1960 su contribución al total de producción mundial se había reducido hasta ser un 4%. 

Sin embargo, ya desde los últimos años de gobierno de Mao Tse-Tung (1893-1976) la capacidad competitiva se fue incrementando. En los pasados 30 años, el promedio de crecimiento anual del país ha sido de casi 10%.  Es decir, que cada 7 años aproximadamente, el producto interno bruto se duplicaba en China.  Hoy en día es una potencia que disputa la hegemonía mundial junto a la Unión Europea y Estados Unidos.

Los contrastes con lo que ocurre en Washington son por demás calamitosos.  Por una parte, Trump vocifera con mensajes exclusivos para su mercado político cautivo: que la culpa es de China, que China debe pagar, que todas las desgracias se deben al “virus chino”. Por otro lado, la sociedad china invierte esfuerzos en superar los daños de la pandemia.  Los datos y la perspectiva de recuperación están a la vista.


Trump -con el aplauso siempre leal de sus incondicionales- sigue empeñado en conducir a Estados Unidos por inciertos y erráticos rumbos.


De conformidad con estudios dados a conocer recientemente en Europa, por parte del Deutsche Bank y del Commerzbank, desde Alemania, para diciembre de 2020 la economía china se habría recuperado de los dos grandes golpes simultáneos que ha traído aparejados la actual pandemia: choque de la demanda y freno de la oferta. 

En contraste, Trump -con el aplauso siempre leal de sus incondicionales- sigue empeñado en conducir a Estados Unidos por inciertos y erráticos rumbos. Esto ciertamente no presagia ni mucho menos, una recuperación tan perdurable ni inmediata en la esfera económica y social, estando la dinámica estadounidense actual fuertemente aderezada con ingredientes explosivos: violencia, armamentismo e ignorancia.

No obstante, en el caso estadounidense, puede irse asomando desde ya, la esperanza para el tres de noviembre próximo, día de las elecciones presidenciales  Una corrección mínima de rumbo se impondría a partir de la victoria demócrata en los comicios.  Pero no es de engañarse ni de creer en las tesituras del “hello Kitty planet”. 

 

A pesar de un posible golpe de timón en Washington, la recuperación tendería a ser lenta, más bien forzada a seguir los senderos sinuosos que impone la realidad política en Washington, en lugar de que fuera fruto de coherentes medidas de política económica, convivencia pacífica, además del pleno e inmediato respeto a los derechos humanos.



Recuperación económica

Volviendo al caso contrastante y la consolidación dominante china, es de resaltar que hasta hace poco el crecimiento del país estuvo alentado por los vientos de popa de las exportaciones.  En la actualidad, la dinámica del crecimiento se va sustentando más en el amplio mercado interno del país más poblado del mundo.  Nótese cómo el consumo interno de China fue hace doce años, en 2008, de un 36% del producto interno bruto.  En la actualidad, ese indicador llega a un 58%. 

Es indiscutible que el manejo de esos factores más concentrados en lo sub-sistémico, en lo interno, del sistema chino, permite mayor flexibilidad y dominio en la aplicación, y regulación de la política macroeconómica -ya sea esta cambiaria, fiscal, monetaria, crediticia, comercial o laboral-. De hecho, China estaría substituyendo los factores críticos para su crecimiento, pasando de la dependencia de mercados globales, a la ampliación de demanda interna. Con ello se pueden mejorar condiciones de vida de vastos sectores de la población.

Otra faceta de esta substitución de factores generadores de crecimiento en el gigante asiático se caracteriza por el hecho de que esta nación va escapando de la influencia de los medios internacionales. El punto por destacar aquí es que China sería capaz de continuar con sus exportaciones disminuyendo o anulando su dependencia de importaciones vitales.


De hecho, China estaría substituyendo los factores críticos para su crecimiento, pasando de la dependencia de mercados globales, a la ampliación de demanda interna.


Nuestro mundo está siendo fustigado por lacerantes problemas. En lo inmediato es la pandemia, pero se mantiene intacto el desafío del calentamiento global. En todo ello, la potencia asiática da muestras de consolidarse. Mientras tanto, Estados Unidos, trágicamente, es el país con el peor manejo de la epidemia.  Luego de siete meses, el covid-19 se ha cobrado ya la vida, como si nada pasara, de más de 1.050.000 personas en el mundo, de ellas 213.052 en el coloso del Norte y se tiene la amenaza de un nuevo rebrote. Es conmovedora la situación. Al parecer no han aprendido nada, mientras sigue imponiéndose la conmoción de los violentos.

*Ph.D. University of Pittsburgh/Harvard Profesor Facultad de Administración de la Universidad del Rosario

(El contenido de este artículo es de entera responsabilidad del autor por lo que no compromete a entidad o institución alguna)