Uribismo delineó plataforma y perfil de su candidato para 2022 | El Nuevo Siglo
Los puntos planteados por el expresidente Álvaro Uribe proponen un programa de cara a los comicios presidenciales de mayo de 2022 que implica la confluencia de varias fuerzas de la centroderecha. /Archivo ENS
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Miércoles, 14 de Octubre de 2020
Redacción Política

El manifiesto político expuesto el lunes por el expresidente Álvaro Uribe, en su primera declaración tras serle levantada el sábado la medida de aseguramiento domiciliaria que le había sido impuesta dos meses atrás, mostró a un dirigente que sale fortalecido y afirmado en su papel de baluarte de la derecha local e incluso continental.



Claramente los puntos planteados por Uribe son una línea trazada para su partido, el Centro Democrático, pero van más allá, proponiendo un programa de cara a los comicios presidenciales de mayo de 2022 que implica la confluencia de varias fuerzas de la centroderecha.

Ello, empezando por las que ya hacen parte de la coalición que acompaña al presidente Iván Duque, pero que en el marcado proceso de polarización –que irá profundizándose con el pasar de los días que faltan para esa cita en las urnas– obligará a otros sectores más de centro a decidirse por la derecha.

Ese sin duda es el sentido del eslogan “Ojo con el 2022” que, como lo anticipó el mismo lunes EL NUEVO SIGLO, está levantando el Centro Democrático de cara a sus procesos internos, pero que es el abrebocas de lo que será la campaña electoral.

Ya se sabe que Uribe es un referente de la centro derecha nacional, pero que también lo es de la continental, que observa como en los países donde ha triunfado la izquierda esta ha buscado perpetuarse en el poder.

Allí es icónico el caso de Venezuela, aunque no menos alarmante en latitudes que pudieron sacudirse después de mucho tiempo –como Ecuador o Bolivia– o en las que tuvieron un breves receso para verse de nuevo inmersos en la misma incertidumbre, que es lo que está ocurriendo en Argentina.

De ahí que ese “ojo con el 2022”, que ya venía perfilándose desde antes de la pandemia, se haya enconado con la medida de aseguramiento, que fue vista por el uribismo como una demostración de los avances de la izquierda para tomarse el poder y no volverlo a soltar, con lo que la opinión pública ha visto como se radicalizó la posición de los seguidores del expresidente Uribe.

La estrategia involucra varios frentes y tendrá variaciones con el transcurso del tiempo, pero tiene un hilo común que se resume en el “ojo con el 2020”: deslindar el espectro político de la centroderecha, claramente liderado por el Centro Democrático, de todo lo que esté directa o indirectamente vinculado con el castro-chavismo, tal como lo está haciendo el Partido Republicano en Estados Unidos o VOX en España.

Manifiesto

El manifiesto, entonces, no representa ninguna novedad en los cimientos doctrinales del uribismo, pero sí revela una fuerte radicalización de los propósitos, con lo que podría empezar a considerarse que la candidatura y posterior gestión presidencial de un moderado representante del centro-centro como Duque.



Es el plan A podría verse complementada con un aspirante mucho más radical que pueda ofrecerle al electorado un paso más allá al camino que empezó no en agosto ni en mayo de 2018, sino en octubre de 2016, cuando ganó el no al plebiscito refrendatorio de lo pactado con las Farc en La Habana.

Como semejante proceso necesita un escenario adecuado, es menester reseñar que ya existe.

En la orilla opuesta, el senador Gustavo Petro, candidato vencido en junio de 2018, escogió el camino de la radicalización que en los próximos dos años arrojará al manos dos efectos: convencer a los votantes de Duque que acertaron y dividir a la izquierda entre los que seguirán con Petro contra viento y marea de los que allá llaman ‘tibios’, que tendrán la opción de sumarse a la derecha o quedarse en una muy disminuida centro izquierda.

En cuanto a quienes ya abordaron el tren que conduce el uribismo, desde hace meses se oyen voces que reclaman cumplimiento a lo planteado en la campaña sobre revisar lo pactado en La Habana.

La respuesta a este asunto la dio el expresidente Uribe al proclamar la necesidad de derogar la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) a través de un referendo. La verdad sea dicha se trata de una propuesta más política que realmente concretable en el plano jurídico.

Por otro lado, aunque Colombia será testigo de unas posiciones más radicales frente al proceso de paz, lo que dejó entrever el expresidente Uribe no fue aquello de “hacer trizas los acuerdos”, porque dijo que “debemos insistir en la derogatoria de la JEP y en la reforma de los acuerdos de La Habana, salvando el respeto y apoyo a los reinsertados de buena fe. Sin estas reformas será más difícil lograr acuerdos con otras agrupaciones criminales como el Eln”.

Y entrando en temas difíciles de concretar, pero que serán puntos clave del ya referido programa “ojo con el 2022”, está que el referendo planteado originalmente sobre tres temas ahora tiene seis propuestas.

Ellas son “un referendo que disminuya el Congreso y la burocracia, adopte una norma vértice para la cúpula de la justicia, garantice ingreso solidario a los más pobres, y confirme el decomiso de la droga sin criminalizar al consumidor. Que derogue la JEP y confiera garantías a los integrantes de las Fuerzas Armadas, también a los desmovilizados de buena fe”.

Programa

Cabría preguntarse ¿por qué proponer todo esto para 2022, si ya el uribismo está gobernando? La respuesta tiene varios puntos, pero lo principal quizás sea que se trata del plan A y el plan B, que no deben revolverse ni confundirse; por otra parte, la verdad es el programa expuesto por Uribe comenzó ya, porque una clave para volver a ganar las próximas elecciones es el éxito de la gestión de Duque, en particular en la reactivación tras la cuarentena.

El lunes en su declaración, Uribe hizo una defensa de la gestión de su partido en la dirección del Estado, anotando que “con ejemplar dedicación presidencial, durante la pandemia, nuestro sistema de salud se ha dotado mejor y los actores han respondido con mayor presteza en la prevención y atención a los ciudadanos”.

Puntualizó también que “el cumplimiento de los apoyos económicos y sociales deberá generar alivios en el afectado tejido social. El Gobierno mantiene la apuesta educativa con becas, ayudas sociales y los progresos en conectividad”.

“Si sumamos los proyectos de reforma al Contrato de Aprendizaje y de cobertura de la alimentación escolar durante todo el año lectivo, podremos enfrentar la deserción escolar y universitaria, agravada por la crisis”, insistió.

Además, sostuvo que “la reducción razonable de los impuestos y la confianza mostraron una gran recuperación económica hasta marzo. Esperamos que con el mismo tino conductor se pueda recuperar la caída por la pandemia”.


“La reducción razonable de los impuestos y la confianza mostraron una gran recuperación económica hasta marzo. Esperamos que con el mismo tino conductor se pueda recuperar la caída por la pandemia”


“El progreso en infraestructura nos permite pensar en un país cada vez más conectado. La expansión de energías alternativas es formidable. Confiamos que se pueda cumplir la meta de arborización y se ponga en marcha el programa de guardianes ambientales”, agregó.

“Insistiremos”, dijo, “a través de los compañeros del Centro Democrático y de otros partidos, en puntos de agenda legislativa que incluyen la reducción de la jornada de trabajo y el bono solidario para los niños de hogares de menores ingresos”.

Esta gestión del Gobierno la contrapuso el expresidente Uribe a las amenazas que, desde su punto de vista, afronta Colombia y que se deben conjurar en las elecciones presidenciales de 2022.

Así, por ejemplo manifestó que “la derrota de la impunidad y del narcoterrorismo, que son parteras de violencias que nos afectan, también constituye premisa para una mayor eficacia del principio de Seguridad con Legalidad, que guía al presidente Duque”.

“No podemos permitir que el narco terrorismo y el proyecto socialista anulen las capacidades colombianas”, expresó.

Propuso avanzar “en iniciativas de progreso social y económico que sean la alternativa al riesgo socialista, que pretende replicar el fracaso de Venezuela y Nicaragua y que tiende mantos de incertidumbre sobre otros países de la región”.



A las confiscaciones del socialismo, a sus impuestos y restricciones asfixiantes, que inhiben la creatividad, opongámonos con más seguridad, más empresas que ofrezcan más oportunidades, más cohesión social, más educación, más emprendimiento y más remuneración”, expuso

“Al odio de clases del socialismo opongamos nuestra convicción de economía fraterna”, puntualizó.