La canciller alemana, Angela Merkel, anunció ayer que la cumbre informal de jefes de Estado y de Gobierno de la UE, prevista para el 16 de noviembre en Berlín con el objetivo de analizar las relaciones del bloque con China, fue cancelada por la evolución creciente de la pandemia y la necesidad de reducir los contactos.
"Desafortunadamente no podremos organizar la reunión informal del Consejo europeo de noviembre en Berlín, tendremos que abandonar esa idea. Estamos hablando de reducir las infecciones y los contactos y creo que es un mensaje necesario", afirmó.
Según la canciller alemana, los Veintisiete han compartido la necesidad de "bajar las cifras" y "reducir los contactos" a la luz del "incremento drástico" de los casos que está teniendo lugar en el bloque en las últimas fechas.
En esta línea, puso el ejemplo de su propio país y defendió la necesidad de que los Veintisiete se coordinen con regularidad como hace el Gobierno que ella dirige con los responsables políticos de los estados federados de Alemania.
Así, ha llamado a reflexionar de forma conjunta sobre "enfoques nacionales", a intercambiar "experiencias" propias entre todos los Estados miembros. "Ningún país ha tenido una experiencia similar antes", expresó.
En este contexto, Merkel subrayó que "no hay un sólo país" europeo que "no se haya comprometido con el rastreo de contactos", que a su juicio es "el instrumento decisivo" para controlar la pandemia. De la misma forma, la canciller alemana aseguró que la recuperación económica será más "fácil" si es posible controlar el número de contagios.
Por otra parte la primera ministra de Finlandia, Sanna Marin, abandonó la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE como medida de precaución tras conocer que ha estado en contacto en los últimos días con una persona que ha dado positivo en una prueba de covid-19.
La propia Marin anunció su decisión y aclaró que Finlandia estará representada en el resto del Consejo europeo por el primer ministro de Suecia, Stefan Lofven.
Así, Marin se convierte en la segunda persona que deja vacía su silla en la sala de la cumbre después de que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, también abandonara la reunión el jueves, apenas una hora después de que comenzara, también por haber mantenido contacto con un positivo en coronavirus.
Por su parte, el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, ni siquiera se desplazó a la capital comunitaria y guarda cuarentena en Polonia por una situación similar.
Otra ausencia en la mesa de los líderes es la del jefe de la diplomacia europea, Josep Borrel, a pesar de que los Veintisiete discutieron cuestiones de política exterior. El español avisó a principios de semana que se autoconfinaba también por haber tenido contacto con un positivo, aunque él no tenía ningún síntoma.
El avance de la segunda ola del coronavirus tiene en alerta a la mayoría de Estados miembros que empiezan a tomar nuevas medidas restrictivas ante el nuevo aumento de contagios, lo que llevó al debate de la primera jornada de cumbre si era oportuno seguir viajando a Bruselas para verse en persona en estas circunstancias.
Dinamarca y Finlandia fueron los primeros países en apuntar sus dudas pero no los únicos, por ello, según adelantó el primer ministro belga, Alexander de Croo, al término de la primera jornada de reunión es que a partir de ahora el presidente del Consejo, Charles Michel, evaluará antes de cada cita si los puntos en la agenda exigen un encuentro presencial y si la situación epidemiológica lo permitiría.
Ello deja en el aire la cumbre de mediados de noviembre en Berlín que los líderes anunciaron hace apenas dos semanas y también el tradicional Consejo europeo de diciembre. Además, aunque no está convocada, los Veintisiete barajaban celebrar otra cumbre extraordinaria a finales de octubre o primeros de noviembre en caso de un acuerdo con Reino Unido.