Con el triunfo del No, el presidente Juan Manuel Santos debe citar inmediatamente a un acuerdo político con los voceros de este sector, a fin de que se pueda sacar avante la paz renegociada. El acuerdo de La Habana, firmado en Cartagena , fue denegado por la mayoría del pueblo colombiano, sobre la base de que podría ajustarse en algunos temas, tal y como lo dejó entrever la Corte Constitucional en su histórico fallo.
Por lo demás, no siendo vinculante el resultado sino para el propio Presidente, quedan las otras ramas del poder público facultadas para trabajar en la materia, con la asistencia gubernamental. Ello debe hacerse al inmediato plazo, a fin de calmar los ánimos nacionales.
Con la victoria del No igualmente se ha negado el acto legislativo que, por medio del fast track, otorgaba facultades extraordinarias al Presidente e irrumpía con una serie de disposiciones para darle celeridad a los acuerdos. Ello no implica, sin embargo, que el Congreso de la República no pueda actuar por vía ordinaria, lo mismo que el Jefe del Estado conserva intactas sus facultades sobre el orden público y el proceso de pazo. Lo que no se puede es desarrollar el acuerdo en los términos establecidos en La Habana, aunque si ser lo suficientemente creativo para, con serenidad y consenso, sacar adelante la recomposición del escenario político.
No basta, simplemente, con que los acuerdos de La Habana se hubieran llevado al escenario internacional, tanto ante el Consejo de Seguridad de la ONU como la Cruz Roja Internacional. En efecto, al perder el Sí, ellos no entran dentro del bloque de constitucionalidad y por lo tanto son letra muerta en los términos precisos en que se habían contemplado.
Desde luego, es importante lo que digan las Farc al respecto, pero es indispensable que el Presidente de la República se ponga en contacto con el expresidente Álvaro Uribe. Es trascendental, en estos momentos históricos, que a ambos se les pueda ver conjuntamente.
Es lo hora de la grandeza y no de las reyertas, ni de la política menor. En estos momentos, más que nunca, se requiere tino y sindéresis. Habrá que buscar mecanismos diferentes de justicia transicional y darle atribuciones a la justicia ordinaria para que en su máximo nivel también aporte ideas de cómo adelantar el tema.
Igualmente es de la mayor relevancia conservar las condiciones del cese al fuego pactado y poner en alerta a la Fuerza Pública colombiana sin dejar de lado lo ya establecido al respecto.